No es fácil hacer una película con sólo tres personajes y dos escenarios. No es fácil mantener la tensión inicial de una película que busca precisamente eso, atrapar al espectador en una situación constante de tensión durante hora y media. Eso lo consigue The disappearence of Alice Creed, una pequeña sorpresa procedente del Reino Unido, un intensísimo thriller que se mueve con bastante acierto entre la delgada línea que separa la tolerable crudeza de lo insoportable y desagradable, para narrar un secuestro. Que sea el de una mujer a manos de dos hombres (ojo en todo caso a la sutileza del título una vez vista toda la película) no hace más que añadir, al principio, un peligro enorme de caer en el morbo facilón, pero el guión traza con habilidad un desarrollo a veces previsible (sobre todo en su resolución final), a veces inesperado (sobre todo a la hora de aportar información sobre los tres personajes de la función), pero siempre interesante.
La película no tiene fecha de estreno en España a pesar de que se proyectó en el Festival de Toronto en septiembre de 2009, se estrenó en Estados Unidos en abril y en casi toda Europa ya lo ha hecho también. Comienza con una formidable secuencia muda de cinco minutos. Muda de palabras. Los sonidos, la música, la brillante puesta en escena del debutante director J. Blakeson y las intensas interpretaciones del escocés Martin Compston (se le vio en The Damned United) y Eddie Marsan (Lestrade en el Sherlock Holmes de Guy Ritchie) bastan para hacernos una idea de lo que está sucediendo. Son cinco minutos formidables de puro cine, de esos que sientan las bases de una película obligando al espectador a querer más. Funcionan casi por sí solos, pero sobre todo como nexo de unión con la siguiente escena. Con ese ritmo acaban enlazándose todas las secuencias de la película, una especie de huida hacia adelante que, a pesar del riesgo de fractura, convence porque ningún eslabón falla, al menos no hasta el final.
En la segunda escena es donde entra en juego el tercer vértice de la película, Gemma Arterton. Viéndola como efímera chica Bond en Quantum of solace y como heroína de acción en Furia de Titanes o Prince of Persia, cabía preguntarse si había algo más detrás de una firme mirada y de un rostro atractivo. Lo hay. De hecho, es ella quien hace más hace por remontar el tono la película cuando se supera la sorpresa inicial y se empieza a acercar peligrosamente a los pantanosos terrenos de una historia ya vista. En parte puede serlo, pero The disappearence of Alice Creed acaba por lograr una personalidad propia durante buena parte de la hora y media que dura. Su mejor baza, en todo caso, es la más perecedera: los giros argumentales que va presentando. Por este motivo es posible que el segundo visionado de la película sea más anodino, y eso es un defecto seguramente de director novel, pero el primer acercamiento a esta historia conserva todo el interés de principio a fin. O casi hasta el fin, pues la resolución es sin duda lo más convencional que ofrece esta película.
Da gusto ver cómo evoluciona la película sin necesidad de tener toda la información posible. Da gusto que de vez en cuando el cine no lo da todo masticado y permita así al espectador rellenar mentalmente los huecos, ir desentrañando cómo se conocieron los dos secuestradores, por qué eligieron a su víctima, cuáles son sus planes, qué esconden los tres personajes. Ese ejercicio permite al espectador meterse de lleno en la película. Pero de lleno. Porque no sólo se trata de ir averiguando los porqués de lo que vemos, sino también preguntarnos qué haríamos en el lugar de cada uno de ellos. Eso es lo que propone el filme, ahí radica su fuerza y que sea sorprendente. Y en eso sale victorioso porque evita el juicio moral a lo que vamos viendo. La película no sentencia qué está bien o qué está mal, sino que plantea un mundo de tonalidades grises en el que no es fácil moverse.
Quizá su apariencia simple, su escasez de grandes piezas de acción (no las busquéis, no las hay, de hecho el momento del secuestro es una elipsis en la película) o la falta de conocidas estrellas en su reparto son las razones que se esconden detrás del no estreno de esta película en España, al menos por el momento. Y no es que sea la quintaesencia del género ni una película imprescindible. Pero tras esa fachada se esconde una espléndida tarjeta de presentación tanto para su director como para sus actores y un entretenidísimo thriller, rodado con buen gusto a pesar del truculento material que aborda y con un magnífico sentido cinematográfico. Bastante recomendable, más aún por el hecho de ser una película, por ahora, prácticamente desconocida en España.
4 comentarios:
Da gusto leer entradas así! Me alegro que te gustase la película. Lo malo de estas producciones más independientes es que es raro que las películas nos lleguen a tiempo, si es que llegan...
Me voy apuntando lo que recomiendas y las que te gustan menos, porque de todo se aprende.
Un beso fuerte y cantarín :p!!!
María, muchas gracias, me encanta que te guste lo que comento y que te apuntes películas. Y estoy contigo, de todo se aprende. Además, quién sabe. Igual una película mala para mí es muy buena para ti. Siempre lo digo, esa es una de las magias que tiene el cine.
Hola Juan, gracias a tu recomendación, busqué la película y la encontre en una versión subtitulada, y como no, me la bajé y la acabo de ver.
Me ha parecido una película buena de verdad, magnífico como se mantiene una constante tensión con solo tres personajes y un par de escenarios, los continuos giros consiguen que te mantengas en vilo.
Muy entretenida, y buenas interpretaciones, sorprende ver a Gemma Atterton en películas de altísimo presupuesto haciendo una película tan menor y tan dificil para ella como esta, aunque no estoy seguro si ésta película es anterior a Furia de titanes y Prince of Persia, pero de todas formas muy valiente.
Gracias por la recomendación.
Un abrazo
Jose Vte., me alegro muchísimo de haberte interesado y de que te haya gustado la película. Al final, lo mejor de los blogs acaba siendo ésto, ¿no?, encontrar personas, obras, gustos y mundos que de otra forma no conoceríamos...
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