Es raro que una película de vampiros de serie B no consiga entretener, porque es un tipo de filme que no engaña. Daybreakers es una de esas películas, es una clara serie B con nombres conocidos, bien rodada y bien ejecutada. Pero cuando termina, uno se queda con cierto regusto amargo, porque el planteamiento de los hermanos Michael y Peter Spierig es interesante, sí, pero algo convencional. Dibujan un mundo dominado por los vampiros y en el que los humanos tienen que estar escondiéndose permanentemente de los dominadores ávidos de sangre. Y uno no deja de preguntarse si no hubiera sido mucho más estimulante rodar la película sobre cómo los vampiros dominaron poco a poco el mundo. Podría haber sido una gran película de serie B con trasfondo histórico y social, como tenían las grandes cintas de ciencia ficción de los años 50 y 60. Lo que nos queda es una película muy entretenida. Pero qué pena que no sea algo más.
Y es que todo lo que ofrece Daybreakers se puede entender como virtud o como oportunidad perdida. Es una delicia para el aficionado al cine fantástico ver un mundo oscuro y violento poblado por criaturas vampíricas, pero al mismo tiempo es evidente que no está ahí la principal fuerza de este mundo imaginario. Es divertido ver un bar en el que sirven café con sangre, pero uno se pregunta qué habría pasado en una escena en la que habiera clientes para ese producto y clientes para un café solo. Impresiona ver unas granjas tecnológicas de extracción de sangre de cuerpos humanos vivos, pero ¿cómo habría sido contemplar la protesta en la calles ante el incipiente orden vampírico? El vaso medio lleno o medio vacío. En cualquier caso, lo hecho está bien hecho.
Buena parte de la fuerza del relato, y más cuando cae en las convenciones habituales del género, reposa en su dirección artística, en su contraste de colores en la fotografía y en su reparto, plagado de caras conocidas. Ethan Hawke, a pesar de no ser un actor de demasiados registros, siempre ha tenido buen gusto para meterse en el cine fantástico. Quizá busca un nuevo Gattaca. Daybreakers no lo es, pero es un buen título en su filmografía. Sam Neill disfruta, y se nota, haciendo de malo. Ambiguo primero, villano auténtico al final. Su disfrute es a ratos algo previsible, pero funciona. Y Willem Dafoe abandona temporalmente sus habituales papeles de antogonista malévolo para dar vida a un cazador de vampiros que debe muchísimo al de James Wood en Vampiros, de John Carpenter.
De hecho, ésta es su principal referencia. Daybreakers tiene partes que parecen sacadas directamente del filme de Carpenter. Las dos, a falta de platos de mejor gusto desde que Coppola reinventara la leyenda del más famoso vampiro en su Dracula, están entre las mejores películas del subgénero vampírico de los últimos tiempos. Al menos, entre las más entretenidas, ya que ambas derivan hacia aspectos de lo más comercial. El mayor pero que se le puede poner a Daybreakers, además de que no es el momento temporal más interesante de este universo que podrían haber escogido sus autores, está, como suele suceder en el fantástico, en un desenlace que no aprovecha las posibilidades de sus propuestas. El desmadre se apodera de la pantalla, la casquería toma el protagonismo que no había tenido en todo el metraje y la acción se sobrepone a todos los debates morales y sociales que pudiera haber sugerido el planteamiento de la cinta.
A pesar de contar con una atractiva campaña de publicidad, en la que se juega con mensajes dirigidos a los vampiros de la película, no ha sido un gran éxito de taquilla (20 millones de presupuesto, 45 recaudados en todo el mundo). Tampoco es que haya tenido una distribución sencilla, puesto que el filme se rodó en 2007 y no llegó a los cines hasta el pasado mes de enero. Quizá es que no han sabido venderlo, porque productos de menor calidad encuentran mejor acomodo (y recaudación) en las carteleras de todo el mundo. Y es una pena. Porque la ficción televisiva y cinematográfica está viviendo un auge de los vampiros y Daybreakers, seguramente una de las mejores muestras, no ha sido todo lo que podía esperarse de ella.
2 comentarios:
Juan, no he visto esta peli aunque debo decirte que las de vampiros de la serie que sean, de la A a la Z, no me entusiasman, salvo raras excepciones, pero este finde he visto la de Polansky "El escritor" y me ha tenido enganchada a la pantalla sin pensar que le sobraba nada. Me encanta como siembra la información y lo realmente cinematográfico que es este hombre. Siempre aprendo algo viendo su trabajo
Jo, a mí los vampiros sí me atraen, pero no me gustan cuando derivan en espectáculos gore. Algún día tendré que hacer una selección de películas vampíricas... Tengo muchas ganas de ver El escritor. Como dices, Polanski siempre, siempre, siempre es interesante.
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