El deporte cinematográfico por excelencia es el boxeo. El deporte rey en buena parte del mundo, el fútbol, no ha tenido nunca una buena relación con el séptimo arte. Salvo contadas excepciones de cierta calidad (como Evasión o victoria, de John Huston) o ciertamente simpáticas (Quiero ser como Beckham), no hay películas que traten sobre fútbol y que hayan permanecido en la memoria de los espectadores, ya sean cinéfilos o futboleros. Hasta ahora. Casi al mismo tiempo hemos podido ver dos títulos que, por fin, han entendido cómo llevar a la gran pantalla las peculiaridades de este deporte. Y lo han hecho con un mérito aún más destacable. Son una delicia para los amantes del fútbol, sí, pero también pueden serlo para quienes no sepan absolutamente nada de lo que significan veintidos tipos en pantalón corto pegándole patadas a un balón. Y, qué extraño, ambas películas son inglesas. Como el fútbol.
No es descabellado decir que The damned United es ya, y al menos para muchos años, la película definitiva sobre fútbol. Su protagonista es una figura real, Brian Clough, un entrenador que se hizo famoso por elevar al olimpo balompédico a dos equipos que se arrastraban por las profundidades del fútbol británico, el Derby County y el Nottingham Forest. Al primero lo hizo campeón de Liga, después de subirlo a la máxima categoría del fútbol inglés, y al segundo nada menos que campeón de Europa. Clough también se hizo famoso por su relación antagónica con Don Revie, el entrenador que llevó a la gloria durante muchos años al Leeds United. El maldito United del título. El que Clough accedió a entrenar, aún traicionando así a su ayudante y mejor amigo, sólo por el deseo de superar a Revie en todo lo que pudiera. Y todo porque Revie, en un partido de Copa cuando el Derby County andaba por la segunda división inglesa, no le dio la mano a Clough. Ahí nació la obsesión.
The damned United tiene un guión prodigioso, basado en la novela del mismo título escrita por David Peace. Y uno se da cuenta de que el guión es prodigioso porque es la película definitiva sobre fútbol, sí, pero fútbol se ve poco en realidad (jugada maestra para no aburrir al no amante de este deporte), y eso hace crecer aún todavía más las palabras escritas que luego fueron rodadas. Hay algunas imágenes reales de archivo que componen unas magníficas y breves secuencias que enseñan a la perfección la progresión de los equipos de Clough en la clasificación. Éstas suponen un maravilloso ejemplo de síntesis narrativa (la película dura apenas 97 minutos; los justos, ni le sobra ni le falta nada). Sólo se ven partidos simulados en breves ocasiones y siempre centrando la atención en el protagonista. Un protagonista de lujo. Michael Sheen no deja de sorprender, y lo hace además dando vida a personajes reales (como en La Reina o El desafío. Frost contra Nixon), lo que aumenta aún más el nivel del reto al que se enfrenta en cada película.
Sheen se está convirtiendo en uno de los actores británicos más interesantes del momento, pero es que en The damned United (¿su mejor papel hasta la fecha? Difícil de decir después de El desafío, pero...) no podría estar mejor rodeado. Junto a él, destacan Timothy Spall (Sweeney Todd) y Jim Bradobent (Moulin Rouge). Pero en realidad todos están formidables. También el director, Tom Hooper, que tras la interesante Tierra de sangre (sobre el Sudáfrica posterior al apartheid) se ha convertido en un nombre a tener en cuenta. The damned United es la mejor película que se ha hecho nunca sobre fútbol, pero es mucho más que eso. Es una historia de amistades y obsesiones, de amores y de odios. Es una de esas películas de personajes que te llegan al alma. Aunque no sepas qué demonios es el Leeds United o el Derby County ni entiendas de qué va ese deporte que vuelve loco a tanto aficionado suelto por todo el mundo, porque de sentimientos entiende todo el mundo. Una delicia.
Buscando a Eric es la última película de Ken Loach. ¿Y desde cuando Ken Loach hace películas sobre deportes? Pues muy sencillo, desde que tienen un trasfondo social, que de eso sí sabe. El filme se centra en un hombre que padece una seria crisis vital. Vive con los dos hijos de su segunda ex mujer, y ninguno de los dos le hace demasiado caso. Uno de ellos, además, se ve involucrado con la mafia local de Manchester. No mantiene contacto con su primera ex mujer, el amor de su vida, a la que abandonó por cobardía y ya embarazada. Su trabajo es aburrido y sólo tiene amigos allí. ¿Y no era ésta una película de deportes? ¿Dónde está el fútbol? Pues en que es la única afición real que tiene este hombre. Es seguidor del Manchester United. Su ídolo es Eric Cantona. Y de repente se ve hablando con él de los problemas que tiene en la vida. Y mantiene al espectador preguntándose si el ex jugador está realmente allí o es producto de la locura en la que ha caído un hombre deprimido.
Otro guión memorable que, mientras va relatando la vida de este hombre, también llamado Eric, va dejando perlas para el aficionado al fútbol (incluyendo detalles sobre los orígenes y la realidad social del United, un tema ahora más de moda que nunca). Es la primera vez que se plasma en la gran pantalla con tanta emoción lo que significa el fútbol para un aficionado. Y la relación que tiene con la vida, porque, al final, el deporte es eso: una metáfora de nuestra propia existencia. Ves a Cantona en todo su esplendor, pero también ves un elenco de personajes maravillosos, un reparto como siempre alejado de los grandes nombres pero con una efectividad impresionante. Hasta el propio Eric Cantona adopta poses de un actor profesional. Quizá el fútbol tenga también algo de arte escénica. Quizá es que era inevitable ver algún día en una película ese gesto de subirse el cuello de la camiseta que tan característico le era al mejor 7 que el Manchester United ha tenido en las últimas décadas.
Loach no necesita ni un sólo plano ficticio de fútbol para expresar lo que significa este deporte. Y apenas necesita de algunos planos de archivo. Pero esas imágenes son un refuerzo al auténtico prodigio de la película: los diálogos. Sinceros, valientes, hermosos y realistas diálogos. Diálogos que refuerzan el verdadero mensaje de la película, que poco a poco se va convirtiendo en un hermoso canto a la vida, una defensa de las segundas oportunidades en la vida. Con el fútbol de por medio, sí. Pero no es Eric Cantona el protagonista de esta hermosa historia. Es Eric Bishop, interpretado inmejorablemente por Steve Evest. Toda la película es una delicia. Le gustará a mucho gente que no entienda de fútbol. Le encantará a quien le guste este deporte. Y le entusiasmará a quien idolatre, como yo, a Cantano. Y el final es sencillamente antológico.
3 comentarios:
Vaya, me alegro que te haya gustado, ya te dije que tenía muy buenas referencias de ella. Pues nada, a ver si la consigo pronto y puedo verla. Respecto a la de Cantona, también había oído hablar de ella, aunque Loach me suele dar un poco de repelús... Habrá que darle una oportunidad.
Por cierto, cuando te escribimos un comentario, ¿te dan un aviso? Es que a veces veo películas mucho tiempo después de que tú las hayas comentado, pero como no sé si te enteras o no...
Pues no he visto The dammed United pero he de decirte que siendo una ignorante absoluta en el mundo del fútbol y sumando el que no me interesa nada, afirmo que Buscando a Eric es una gran película, con un guión tierno y divertido y con unas interpretaciones magníficas. Me enteré al final quién era Cantona porque me lo sopló mi novio pero te aseguro que mis risas durante la proyección eran tan grandes como las suyas.
besos
C.C.Baxter, pues sí, eres el 'culpable' de que la haya buscado y no sabes cuánto te lo agradezco... Loach no está tampoco entre mis favoritos, pero aquí está muy bien. Y sí, lo tengo configurado para que siempre me llegue un e-mail con los comentarios, así que puedo responder sin problemas a lo que me digas en entradas antiguas.
Jo, pues no dejes que la temática futbolera te engañe con The damned United, es una joya de personajes. Va de obsesiones y pasiones, no de fútbol. El fútbol es la excusa. Y me alegro de que coincidamos en Buscando a Eric, es una auténtica delicia. Y yo, además, tengo a Cantona como ídolo, así que imagínate...
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