Si hay una película que encarne el auténtico espíritu de la Navidad, esa es ¡Qué bello es vivir!, el título seguramente más conocido y reconocido de ese soñador que fue y sigue siendo en nuestros corazones cinematográficos Frank Capra. Quizá por eso no deja de ser curioso que llegase a España un 27 de marzo, muy lejos de las fechas navideñas... No tengo adjetivos para calificar esta película, la historia de un hombre, George Bailey, que se ha pasado la vida tratando de hacer todo el bien que podía por los demás y que, cuando él está en apuros, cree que nadie le va a ayudar.
Piensa en el suicidio, en plenas fechas navideñas, porque cree que si él falta nadie le va a echar de menos. Y entonces aparece un ángel, un ángel muy particular, para enseñarle lo que habría sido la vida de su pequeño pueblo, Bedford Falls, de su familia, de sus amigos, incluso de aquellos que parecen no demostrarle aprecio, si él nunca hubiera estado allí para ayudar a tantas personas. La moraleja de la película es que hacemos más bien del que creemos a la gente que nos rodea y que siempre estaremos dispuestos a ayudar a alguien que de verdad nos importa. Ese hermosísimo e inigualado final de George Bailey gritando sus deseos de que todo el mundo pase una feliz Navidad, una escena preciosa e inolvidable, es el colofón a una película maravillosa.
No creo que le haya destripado a nadie el final, porque casi todos hemos visto ¡Qué bello es vivir!. Casi todos sabemos lo mucho que a Frank Capra le gustaba que sus sueños tuvieran un final feliz. Pero si lo he hecho, para quien no la haya visto todavía, que no se preocupe, que lo mejor de esta película no es saber cómo acaba. No, no es de esas películas que sólo tiene interés el final. Lo importante es ver todas y cada de sus imágenes, es recrearse en la felicidad que desprenden los personajes que se ven en la pantalla, es sonreír con sus personajes, incluso soltar una lágrima con ellos, es disfrutar con unos buenos sentimientos y un optimismo que ya se ve muy poco, no sólo en el cine, sino también en la vida real.
James Stewart, el gran Jimmy Stewart, siempre dijo que George Bailey era su personaje favorito de entre todos los que había interpretado. Y eso que el personaje nació para Cary Grant, más famoso que Stewart seguramente en aquella época. Capra tuvo que reescribir la película para acomodarla a la genialidad de Stewart. El propio Capra también solía considerar ¡Qué bello es vivir! como su mejor película. ¡Y aunque sea una película navideña, se rodó durante una ola de calor! Fijáos en la escena del puente, porque Jimmy Stewart no para de sudar... Esta película fue el primer papel protagonista de la bellísima Donna Reed, una mujer y una actriz de las que ya no quedan.
Con la fama que tiene esta película, lo que sorprende es que fuera en su día un sonoro fracaso comercial. Capra se gastó 3,7 millones de dólares y la taquilla apenas devolvió 3,3 millones, ni siquiera para cubrir gastos. Los analistas le echaron la culpa a que con una semana de diferencia se estrenó Los mejores años de nuestra vida, la película de William Wyler que arrasó en los cines y triunfaría después en los Oscar. La inmortal obra de Capra recibió cinco nominaciones a los Oscar y no ganó ninguno. En 2004, en una encuesta de la BBC, quedó en segundo lugar. La pregunta era sencilla, había que elegir la mejor película de todos los tiempos que no había logrado la preciada estatuilla. Sólo Cadena Perpétua quedó por delante.
Viendo toda esta admiración y respeto por la película, este envoltorio tan inocente y bonito, es difícil creerse que alguien viera en ¡Qué bello es vivir! otras intenciones. Pero los hubo. La película se estrenó en 1946. Era otra época para casi todo. Apenas unos meses después del estreno de la película, el FBI recogió en un informe la opinión de un anónimo miembro de la industria cinematográfica que decía que la película era un "obvio" intento de desacreditar a los banqueros, "un truco típico de los comunistas". En fin...
3 comentarios:
Una de mis películas favoritas, de uno de mis directores preferidos (aunque la moda sea criticar a Capra por su pretendida ingenuidad y candidez). Uno de los síntomas de la muerte del cine en televisión es que, en los últimos años, ya ni siquiera se programa esta película; antes yo llegué a verla en una cadena nacional el día de nochebuena y en una catalana el día de navidad...
Te voy a contar una anécdota cuando menos sospechosa (espero no caer en la paranoi del FBI). Tengo grabada esta película en video, tomada de Antena 3, y falta una escena de la película. ¿Sabes cuál es? Aquella en la que Stewart consigue construir una serie de pisos baratos para la gente del pueblo... Sólo me dí cuenta al final, cuando ve cómo sería la vida de los demás sin él, y entonces hablan de la gente que no pudo comprarse una casa y vive en la calle. ¿Omisión inocente o intereses ocultos? Quién sabe, pero sabiendo cómo están las cosas en España con la construcción, da que pensar...
Me doy cuenta de que tenemos gustos cinéfilos bastante afines. No puedo estar más de acuerdo contigo! es la ´mejor película navideña que jamas se hizo (y que se hará) Yo no hay una nochebuena que pase sin verla! precisamente esta tarde le estaba diciendo a mi madre que mañana a ver si veíamos que bello es vivir que ya tocaba!
La habré visto tropecientasmil veces y nunca me deja de emocionar!
Matrícula de Honor para "Qué bello es vivir", sí señor!
Y pensar que fue un fracaso comercial y que los canales de tv ni siquiera tenía que pagar los derechos por emitirla..!
Felices Fiestas y que, un año más, disfrutes de esta hermosa película, como yo haré también!!
Un beso, Angie.
Jo,suspendeme en cine, pq esta tampoco la he visto!!!!! pero es una de las imperdonables! a ver si me pongo un dia de estos, de verdad de verdad de la buena...
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