Qué grande es Clint Eastwood. Ayer vi su última película, Cartas desde Iwo Jima. Y qué grande es Clint Eastwood. Qué obra de arte, que maravilla de película, que director tan extraordinario... No tengo elogios suficientes para hablar de este filme. Hace menos de un día, pensaba que el próximo domingo sólo me iba a cabrear si no le daban el Oscar a Martin Scoresese. Hoy Clint Eastwood me ha hecho cambiar de opinión. Cartas desde Iwo Jima es una película única (lo que no deja de ser curioso siendo la segunda parte de un díptico sobre la Segunda Guerra Mundial), imprescindible y de lo más actual.
Ya no me sorprende que me pase en una película de Clint Eastwood, pero este director sigue consiguiendo emocionarme. Esta película tiene un puñado de escenas (que no quiero comentar en detalle para que la podáis disfrutar plenamente) que te ponen el corazón en la garganta, que acercan las lágrimas a tus ojos, que te dejan clavado a la butaca. Y ya puede sonar el móvil del imbécil que se sienta en la fila de atrás (sonó, y el impresentable se puso a hablar, a contarle que estaba en el cine y que luego le llamaba), que da igual. Nada es capaz de romper la poderosa magia de un cine tan inmenso, tan humano, tan cercano por mucho que esté hablado en japonés y narre eventos de hace más de 60 años.
Llevo tanto tiempo reivindicando a Clint Eastwood que no me importa seguir haciéndolo cada vez que hace una película. El reconocimiento real le llegó con Sin perdón en 1992. Para entonces ya había dirigido quince películas y al menos dos de ellas fabulosas, El jinete pálido y Cazador blanco, corazón negro. Desde que ganó el Oscar como director, Eastwood ha realizado como poco otras cuatro obras maestras: Un mundo perfecto (siempre he pensado que era una cinta muy infravalorada), Mystic River, Million Dollar Baby y ahora Cartas desde Iwo Jima. Ojalá quede mucho tiempo para eso, pero el día que Clint Eastwood muera será un día realmente triste para mí, será un duro golpe del que el cine tardará en recuperarse. No hay tantos genios irrepetibles en el cine actual, y yo no tengo ningunda duda de que Clint es un de ellos.
Mi reconocimiento ante Cartas desde Iwo Jima es extensivo para todos (y digo todos) los profesionales que han creado esta joya, pero es obligado destacar a Ken Watanabe. Descubrí a este actor japonés hace no demasiados años y sólo le he visto en cuatro películas: El último samurai, Batman begins, Memorias de una geisha y ahora en Cartas desde Iwo Jima. Tiene una presencia increíble en pantalla. Da vida a un general japonés con un aplomo poco corriente. Y no sólo porque sea capaz de dar la imagen de un gran líder militar (de esos hemos visto muchos en todo tipo de cine), sino porque también es capaz de crear un ser humano. Hace un trabajo fabuloso. De verdad, id a verla.
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