Cuando aparece un director que debuta en el mundo del largometraje, lo único que puede exigirle el espectador es que esa condición de opera prima no quede en evidencia. Que no parezca que su obra es el trabajo de un primerizo que todavía tiene mucho que aprender. Pero, al mismo tiempo, saber que se trata del primer largometraje de un realizador añade mérito al resultado final cuando éste es convincente. Juan Carlos Medina consigue que Insensibles no parezca una opera prima gracias a una cuidada factura, y logra el elogio también por el hecho de estar presentando con ella su primera película. Insensibles es una valiente y más que solvente mezcla de géneros, más controlada en su primera mitad que en su segunda pero casi siempre estimulante, una historia sobre la insensibilidad física y emocional, sobre la búsqueda del propio pasado y de la verdad, bordeando en apariencia los límites del cine fantástico y creando un sólido drama de personajes, con un cásting muy acertado.
La misma trama de Insensibles obliga a no contar demasiado, porque el resultado final parece mejor si espectador y personajes caminan de forma paralela en el descubrimiento de los acontecimientos que narra el filme. Basta con adelantar que es una película contada con una narración dual, en el presente y en el pasado, que logra un equilibrio bastante sensato y coherente entre ambas líneas temporales en un final tan poético como desasosegante. En el momento actual, un neurocirujano llamado David (Àlex Brendemühl) se ve obligado a bucear en su pasado en busca de la verdad. Y en ese pasado, la historia arranca con un grupo de niños que presentan una característica excepcional, la carencia de dolor físico, que la sociedad española de los años 30 no estaba preparada para entender. A pesar de la época escogida e incluso tocando con acierto ese periodo de la historia española, no estamos ante otra película más sobre la Guerra Civil. No es el motor ni el alma de la película, aunque el tratamiento de la historia en esas escenas es más que interesante. Pero Insensibles va por otro lado, exactamente por lo que anuncia su título.
Lo que importa es, por ello, la insensibilidad, y hay muchas formas de apreciarla en el guión del filme. Los protagonistas iniciales de la película son niños que no pueden sentir dolor físico, un mal real aunque parezca sacado de un universo de fantasía. Controlar un reparto infantil también forma parte de las habilidades de Medina. Y también, como director y como coguionista junto a Luiso Berdejo, dar al reparto adulto las herramientas para que sus personajes sean convincentes. Brendemühl lleva el peso de la película con carácter. El suyo es un personaje goloso pero difícil, porque afronta fases muy diferentes a lo largo de la película. Arranca con insensibilidades que el espectador tiene que dar por sentadas y que, en algún caso, van encontrando respuesta en la película, sobre todo en la relación con su padre, un intenso Juan Diego, y culmina en un viaje que tiene mucho de catarsis personal y emocional.
Es en la segunda mitad de Insensibles, rodada prácticamente en su totalidad en catalán, donde quizá se note cierto desequilibrio, donde la elogiable extravagancia del punto de partida encuentra su punto más fantasioso menos controlado en la trama narrada a modo de flashback. Pero aún así el interés por desentrañar los misterios que esconde el filme basta para mantener la atención hasta el final. Como thriller está francamente bien planteado ya desde el guión, y consigue que la aparición de cada personaje, por pequeño que sea su papel, sume algo al conjunto psicológico de la película. Es imposible no destacar en ese sentido las presencias de Derek de Lint o Bea Segura. Y eso, unido al desasoiego que produce Tomas Lemarquis como eje real de la historia y la formidable puesta en escena de Medina, hace que Insensibles sea una película francamente interesante de ver y que el nombre de su director quede apuntado en la lista de realizadores prometedores que han hecho ya de su segunda película, todavía por concretar, un título esperado.
Aquí, imágenes de la presentación de Insensibles en Madrid del pasado 6 de junio.
2 comentarios:
A mí fue una película que me gustó bastante, aunque sí es verdad que en la segunda mitad se "pierde" un poco, pero en general me pareció un producto bastante bueno y me entretuvo, algo que no me esperaba del todo. Pero sí, espero ver más cosas porque es un comienzo muy prometedor. :)
Sonix, es verdad, es bastante entretenida y eso siempre hay que agradecerlo. Siempre habrá peros, pero el esfuerzo es sincero. A mí me dejó muy buen sabor de boca.
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