En los últimos años hay toda una avalancha de películas que trata el tema de la posesión. Y todas, irremediablemente, tienen que lidiar con el fantasma de El exorcista. Es difícil acercarse a un género, a un tema o a un enfoque cuando la película definitiva sobre el mismo se ha rodado hace ya unas cuantas décadas. Pero como el terror tiene tirón en la taquilla, siguen llegando propuestas. The Possesión, con la innecesaria coletilla en español de El origen del mal (que además ya se usó con la última película sobre Hannibal Lecter), es la última. O quizá la penúltima. Correcta, bien hecha, con pocos sustos para lo que anticipa la temática y con escasa originalidad, que aquí se busca en el origen de la posesión con las referencias al judaísmo. Lo mejor del filme está en las convincentes interpretaciones, lo peor seguramente en el tópico final. Muy tópico. Muy visto. Quizá es que una película así no puede acabar de otra forma, pero... En todo caso, es el mismo esquema de siempre.
Hay un detalle que inspira desconfianza ya desde el principio, la consabida frase de "basada en hechos reales". Es una película sobre una posesión demoníaca que está basada en hechos reales. Como casi todas. Se supone que eso tendría que impresionar, pero no lo consigue como pretende. Es más, empieza a parecer imprescindible que una película sobre posesiones tenga que proceder de un hecho real, y eso aburre. Dudo también del efecto generado por esa mezcla de fantasía oscura y ciencia en la que desemboca el tratamiento de la niña poseída. Y tampoco convence la atmósfera sonora. Tópica en cuanto a los susurros, demasiado obvia en cuanto a la música, y algo extraña en cuanto al cortante montaje. Es difícil generar una atmósfera de terror con esos mimbres y, sin embargo y a pesar de ser previsible y anticipar mucho los momentos más tensos, se logra en algún que otro momento, porque The Possession, salvando el ya visto clímax (se cambia el cura por un rabino y ya tenemos la novedad), es una película de atmósfera más que otra cosa.
Lo malo de The Possession es que todo parece demasiado obvio como para ser creíble. Es decir, la historia es la de siempre: familia normal (aunque los padres de las dos niñas están divorciados, por aquello de darle un toque socialmente actual supongo), niña encantadora que acaba poseída y padre coraje que hará lo imposible por librar a su pequeña de la maldición que le ha caído encima ante la incomprensión del mundo entero. La pequeña Natasha Calis, la protagonista real de la función si nos atenemos al título, está más que convincente en su papel de poseída. Tanto, incluso en el obvio maquillaje que hace rápidamente de su personaje el centro de atención, que resulta inverosímil que el único que se da cuenta desde el principio de que algo va mal es su padre. El realismo de la película salta en pedazos por ese pequeño detalle, más importante de lo que pueda parecer sobre el papel, pero la historia fluye con cierta naturalidad gracias al buen hacer de los actores.
Siempre es agradable ver que los intérpretes no se encasillan. Y ver a Jeffrey Dean Morgan tan alejado del Comediante que interpretó en Watchmen, allí un tipo duro y aquí un hombre desesperado, es un gran aliciente para meterse en la película. Todo el reparto está correcto en función de lo que le permite el guión, en el que hay muchas incongruencias (sin revelar nada, ojo a la explicación relativa a la inocencia aplicada al clímax final) y personajes que entran y salen a conveniencia y sin explicaciones convincentes (desde la hermana mayor de la poseída o el tipo con el que comienza a salir su madre tras el divorcio). El danés Ole Bornedal dirige el invento con cierta corrección, sin abusar de la casquería en ningún momento, aunque hace demasiado obvio lo que tendría que ser misterioso. Aún así, y dado que se trata de un producto solvente y conocedor de sus propias carencias, seguro que entretiene a los amantes de este peculiar subgénero del terror.
2 comentarios:
Este de las posesiones es un subgénero curioso, la gente a la que le mola va a ver sucesos paranormales, pero si son demasiado fantásticos no les gustan.
Lo preocupante será cuando empiecen a poner eso de "basado en hechos reales" en las pelis de vampiros...
Uuuuuff leo posesiones demoníacas y ya me cambio de sala, pero ¿basadas en hechos reales? Convencerme a mí de esas cosas está complicado. Pero vamos, que el terror no está hecho para mí, así que supongo que no soy objetiva.
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