Después de unos años de frenética actividad, parece que ha llegado el momento de considerar a Nicolas Cage como un género en sí mismo. Las suyas ya no son películas de acción, o de serie B, o de fantasía, o de ciencia ficción. Son películas de Nicolas Cage. Sin más. Siempre hace el mismo tipo de personaje que casi siempre va de negro, siempre corre mucho, no hay película de Nicolas Cage en la que no tenga que huir de alguien o perseguir a alguien, y casi siempre lo hace porque hay algún familiar amenazado por algo. Cambia el envoltorio, el escenario y el motivo que le impulsa, pero nunca la cara de Nicolas Cage, centro neurálgico e irremediable de todas las películas que ha rodado en estos últimos años. Contrarreloj, sin ser nada del otro jueves, no tenía pinta de ser una de las peores (es muy difícil igualar todo lo negativo que tenía En tiempo de brujas), pero entonces llega su terrible final, risible, bastante esperpéntico, y se carga todo el liviano entretenimiento que podría haber conseguido esta película e su hora y media anterior.
En Contrarreloj, Nicolas Cage es un ladrón que trabaja con otras tres personas, pero después de uno de sus atracos brillantemente planificados (su montaje paralelo, lo más acertado y llamativo de toda la película) las cosas se tuercen y entonces dejamos de ver una película de ladrones para ver otra de padre preocupado. Mejor no saber más sobre el argumento. La primera parte de esa película funciona razonablemente bien. La segunda no comienza mal. Nada nuevo en el horizonte, eso está más que claro desde el principio, pero tampoco es terrible. Sí, la chica (Malin Akerman, la de Watchmen) es poco más que un florero. Precioso, pero florero. Y la película hasta lo dice (lo del "masaje visual" es su mejor hallazgo). Sí, la hija adolescente rebelde (Sami Gayle) es muy rebelde pero en el fondo no lo es. Sí, el oponente inicial es un actor de cierto prestigio (Danny Huston) que tampoco le pone demasiado picante a su personaje porque con su presencia tendría que bastar. Y sí, el malo real (Josh Lucas) es un personaje pasado de vueltas que tiene que ser malo malísimo y que es el causante del delirante, incomprensible e insalvable clímax de la película.
Como Contrarreloj podría ser perfectamente intercambiable con alguna otra película reciente de Nicolas Cage, hay que buscar la diferencia con las demás en el envoltorio. La ciudad escogida es Nueva Orleans, y el momento en el que transcurre la segunda mitad del filme es su carnaval. En realidad valía cualquier otra fiesta que reuniera multitudes en la calle para cubrir algunos de los más flagrantes excesos del guión. Simon West, como ya ha demostrado en la más que reciente Los mercernarios 2, es un director impersonal que no saca partido del material que tiene entre manos. Sus escenas de acción son aquí bastante más confusas que en el vehículo para el lucimiento de Stallone y otras viejas glorias, y la forma en la que rueda y monta el final (hay un momento que casi parece una mala parodia del primer Terminator en el que es imposible no reírse) es torpe y tramposa a partes iguales. Ni siquiera un epílogo agradable (made in Hollywood) pero totalmente fuera del tono de la película y de los personajes consigue despertar simpatía. El final se ha comido cualquier juicio positivo.
Es difícil no ver Contrarreloj como otro producto perecedero más con Nicolas Cage como protagonista. El guión de David Guggenheim (El invitado) está más pendiente de las carreras que de los retratos de los personajes, y por eso la inconsistencia es otro de los defectos de la película. Pero si Contrarreloj no consigue salvarse de la quema, no hay que preocuparse. Nicolas Cage como género sigue adelante. Tiene ya en postproducción dos películas, está rondando otra, tiene cuatro en preproducción y una más anunciada. Todo es cuestión de esperar hasta la siguiente y volver a pensar otra vez en la incontenible presencia del actor en el cine de los últimos años. Pero sólo en su presencia, porque su permanencia en la memoria es nula. Y eso que alguna que otra película interesante
sí que ha hecho en estos años
(Señales del futuro, Next o la delirante Furia Ciega). Pero Contrarreloj se hunde al final irremediablemente.
3 comentarios:
No sé si la veré, en el cine desde luego no, desconfío del actual Nicolas Cage, y veo que no hago mal en hacerlo :-)
Yo es que después de todos estos años sigo sin entender cómo han convertido a este tío en un héroe de acción.
En papeles como el de "La Roca" o hasta policiacos, como en "Snakes eyes" vale, pero no puedo verle en plan Chuck Norris, como en "Con Air" o de tipo duro en general...
Meg, es que como para no desconfiar... Yo creo que ni él mismo confío y por eso algunas películas de las que ha hecho en estos años, que son pasables, no han llamado la atención...
Doctora, ya, es una evolución curiosa en su carrera... No lo fue de joven y en la cresta de la ola y le han convertido ahora... En fin...
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