El éxtasis provocado por Los Vengadores y el esperado final de la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman, que llegará a los cines en julio (¿superará la maravilla que fue El Caballero Oscuro?) han colocado al cine de superhéroes de cómic, en sus más diversas variedades, porque las tiene, en un estado de gracia que será difícil superar. The Amazing Spider-Man, probablemente contra todo pronóstico, se convierte en el tercer eje ineludible de esta especie de subgénero del cine de acción y fantasía. Porque podemos pensar en lo innecesario que puede ser un reboot sólo cinco años después del cierre de una trilogía sobre el personaje, lo aburrido que hubiera podido ser contemplar de nuevo el origen de Spiderman o las dudas que pudiera despertar el cambio de director y protagonistas. Todas esas dudas eran lícitas. Pero ver The Amazing Spider-Man las despeja casi todos, porque ofrece una película tan vibrante como emotiva y que aprovecha con categoría los cánones de una película de origen que ya estableció allá en los años 70 el Superman de Richard Donner y Christopher Reeve.
Primera advertencia para ver The Amazing Spider-Man: no tiene absolutamente nada que ver con las tres películas de Spiderman que hizo Sam Raimi. Es un reboot total, que es fiel al espíritu del cómic pero no sigue al pie de la letra, ni mucho menos, las historias de las viñetas. Segunda advertencia: más que sobre Spiderman, que también, ésta es una película sobre Peter Parker. Que nadie se asuste al comprobar que el superhéroe no aparece hasta la hora de película, y ésta dura 135 minutos, algo que ya sucedía, y con bastante éxito por cierto, en Batman Begins. Tercera advertencia: si todavía no los has visto, huye de los trailers de la película como de la muerte. La maquinaria hollywoodiense todavía no se ha dado cuenta de que con estos avances está matando la experiencia cinematográfica. Y dos advertencias menores más: que nadie salga del cine antes de la escena que aparece después del primer bloque de créditos finales (aunque es decepcionante, en el fondo es la antesala de la más que segura secuela) y que a nadie se le escape el glorioso cameo de Stan Lee, cocreador de Spiderman junto a Steve Ditko. Una biblioteca y música clásica dan la pista para reconocerle.
Lo más importante de esas advertencias está, obviamente, en las dos primeras. El primer cambio que eso produce es que tenemos un Peter Parker adolescente. Tendría que chocar que, con ese planteamiento, el actor escogido para dar vida al personaje, Andrew Garfield (La red social), tenga 29 años. Pero miradle. Observad detenidamente su impresionante interpretación. Es Peter Parker, es un adolescente tímido y con problemas, solitario pero con ganas de hacer lo correcto. Garfield parece haber cobrado vida directamente desde las viñetas de los primeros cómics en los que apareció, por obra y gracia del mencionado Stan Lee y Steve Ditko. Y a su lado cobra vida una Gwen Stacy casi perfecta, con los rasgos de una Emma Stone que se consolida como una de las actrices del momento compaginando película como Criadas y señoras con este tipo de cine. Tienen tanta química juntos que ésta desborda escenas como el precioso intento de Peter de pedirle una cita a Gwen en los pasillos del instituto o la conversación que tienen en la azotea. Los dos están sencillamente maravillosos.
Marc Webb, director de este reboot, era una de las razones por las que cabía dudar de este proyecto. Su bagaje cinematográfico se limitaba a (500) días juntos. Y, sin embargo, parece entender a la perfección no sólo la naturaleza y la personalidad de Spiderman, sino también lo que necesitaba para que esta reinvención pudiera verse como algo totalmente diferente a las tres películas de Sam Raimi. El movimiento de Spiderman es asombroso y reconocible, el nivel de efectos especiales y la interacción con el villano de la película, el Lagarto (al que da vida con categoría en su mitad humana Rhys Ifans), es sobresaliente en todos sus encuentros, especialmente en el clímax final de la película, el momento en el que de verdad tiene sentido el 3D. Porque, sí, ver a Spiderman balanceándose entre los rascacielos de Nueva York en 3D es algo que merece la pena ver. No tanto el resto de la película, y de hecho algo más de la primera hora podría llevar a pensar en otro nuevo timo con las famosas gafas. Y si a eso se añade el placer de ver a secundarios como Michael Sheen, Sally Field (como los tíos de Peter, Ben y May) y Dennis Leary (como el capitán Stacy, padre de Gwen), pocas pegas se le puede poner a este espectáculo.
The Amazing Spider-Man tiene alguna escena que no termina de funcionar, como la detención del atracador de coches, y algún concepto demasiado cinematográfico que inunda una buena historia de cómics, y es que lo de la identidad secreta es algo para estudiar en el cine de superhéroes en general pero que en las cintas de Spiderman alcanza un grado superlativo. Y le tengo algo de manía al diseño del lagarto, demasiado alejado del cómic; al del traje de Spiderman, seguramente porque el de las películas de Sam Raimi me parecía perfecto; e incluso al 3D, aunque el final de esta película me congracia un poco con las dichosas gafas. Pero este filme es una demostración de cómo se puede hacer una espléndida historia de superhéroes que guste incluso a un público que no sienta especial entusiasmo por este tipo de personajes del ideario cultural norteamericano del siglo XX. Es una hermosa historia de desarrollo personal, la de un joven de 17 años cuya vida cambia de repente por un accidente pero que no deja de ser el clásico chaval de mirada embobada con la chica de sus sueños. Sí, hay un lagarto gigante, un tipo que se viste con spandex para luchar contra él y bastantes efectos especiales. Pero todo eso no deja de esconder una historia fantástica y muy, muy, muy entretenida.
Aquí, otra crítica de la película.
Aquí, fotografías de Andrew Garfield, Emma Stone, Rhys Ifans y Marc Webb en la presentación en Madrid del filme.
Aquí, un repaso a las películas de Spiderman que nunca se llegaron a hacer.
5 comentarios:
Te confieso que no he leído la entrada, y no lo haré hasta que vea la peli y escriba sobre ella en mi nuevo blog, pero la verdad es que tengo muchas ganas de verla, y el título de tu entrada me ha dado ánimos, a ver si estoy de acuerdo contigo (aunque tras tus alabanzas a la peli del Capitán América no las tengo todas conmigo ;P).
Pues habrá que ir a verla, tiene buena pinta. Un saludo Juan!
Yo creo que soy la única persona de todo Internet a la que esta peli le ha parecido una auténtica mierda xD Soy una incomprendida :(
p.d. Lo que sí me gusta es la historia entre Peter y Gwen, eso lo reconozco.
Doctora, ya tengo ganas de leer tu comentario... No sé qué decirte, no sé si te gustará o no, tengo mis dudas y estoy deseando despejarlas el miércoles...
Sertxu, fíjate que yo pensaba al revés: que tenía mala pinta. Pero a mí sí me ha convencido.
Key, no te creas, je, je, je... He leído algunas críticas y comentarios más bien malillos por ahí. Hay de todo. Lo que está claro, es que en esta no estamos de acuerdo, je, je, je... Eso que te gusta es para mí el mejor motor de la película, sí...
Bueno, ya la he visto, y pese a que me ha gustado debo decir que esperaba más.
No estoy de acuerdo contigo en muchas cosas, pero creo que tienes razón respecto a los trailers y opino como tú sobre el diseño del Lagarto.
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