Aunque no consiga la misma difusión, ni arranque el mismo interés entre espectadores y medios de comunicación, lo cierto es que la animación lleva años explotando lo que el cine comercial sólo consigue de vez en cuando. El cómic de superhéroes tiene en los dibujos animados el vehículo perfecto para hacer realidad no sólo los sueños de los aficionados sino también un buen cine sin complejos. Superman vs. la Élite, la última película de animación protagonizada por el Hombre de Acero, es probablemente la mejor que se haya hecho con el protector de Metropolis como protagonista y con esta técnica. No sólo es un gran vehículo de acción y ciencia ficción, uno que la acción real todavía no es capaz de mostrar con tanta verosimilitud salvo en contadas ocasiones, sino también una más que interesante reflexión sobre el papel del superhéroe en el siglo XXI, en un mundo en el que la violencia se ha abierto camino como medio para solucionar los problemas y el altruismo desinteresado parece estar pasado de moda.
Superman vs. la Élite pone sobre la mesa de debate los métodos de Superman para detener a los criminales. ¿Basta con encarcelarlos? ¿O hay que ir más lejos para evitar que se escapen y vuelvan a delinquir a sus anchas? La Élite es un grupo de cuatro personajes con poderes dispuestos a imponer sus propias vías. Sus caminos no han sido tan luminosos como el de Superman, no han crecido con una educación llena de valores e ilusiones y no tienen la intención de ser tan altruistas y misericordiosos como lo es Superman. Para ellos, el mejor villano es el villano muerto. El desarrollo en imágenes es a veces tan duro como la propia premisa, bordeando los límites que se antojan como tradicionales en una producción de dibujos animados. Ahí sí se nota el paso del tiempo y, manteniendo el buen gusto narrativo, ahora se pueden ver en pantalla cosas que hace no tantos años parecían imposibles.
Es difícil resistirse a comparar esta película de Superman con los filmes de acción real. Es, obviamente, mucho más espectacular ver escenas de acción con un héroe de carne y hueso. La animación siempre estará un peldaño por debajo por el aura de irrealidad que desprende una línea trazada. Pero, al mismo tiempo, esa técnica permite ir mucho más lejos. Las grandes piezas de acción de Superman vs. la Élite son formidables. Se siente el poder de Superman y de sus oponentes. "Creerás que un hombre puede volar", decía el eslógan del primer Superman, el que Richard Donner hizo en 1978. La animación permite mostrar mucho más que eso. Igual Zach Snyder lo desmiente cuando el próximo año estrene The Man of Steel, el reboot que ha cocinado Christopher Nolan, hasta ahora el único capaz de mostrar en la pantalla, con su imprescindible trilogía de Batman, el lado más oscuro del superhéroe.
También es importante Superman vs. la Élite porque muestra algo que aún no hemos visto en pantalla: a Lois Lane y Clark Kent casados. La película, de hecho, potencia la presencia de la reportera del Daily Planet con respecto al cómic de apenas 39 páginas en que está basado el filme. Es un gran acierto por muchas razones. La principal, que da un contrapeso emocional a la parte más espectacular de la película. Los diálogos entre Lois y Superman/Clark son espléndidos, ágiles, ácidos incluso. Hacen de Superman el personaje de carne y hueso que sus poderes muchas veces impiden que se vea. La presencia de esas escenas sirven para entender al clásico boy scout que Superman siempre ha sido, pero también su evolución en el espectacular clímax final de la película.
El cómic en el que se basa la película, publicado en el número 775 de Action Comics en 2001, es uno de esos títulos controvertidos que unos sitúan entre las grandes historias de Superman y otros entre las más sobrevaloradas. El filme consigue explotar lo mejor de aquel cómic, que es la idea subyacente, y le da un envoltorio psicológicamente más completo. Los cuatro personajes que forman la Élite, en especial su líder, Manchester Black, también se hace más humanos. Es más fácil entenderles en la película que en el cómic, donde su papel se limita a ser de refuerzo del debate que plantea el guión y de villano a combatir. Aquí hay incluso otros villanos, un fantasma realista anclado en la política internacional o un extravagante ser atómico. Ambas dimensiones funcionan muy bien en la película. Por ello, Superman vs. la Élite es el mejor filme de dibujos animados que se ha hecho hasta la fecha con el personaje. Y el personaje es una leyenda de la ficción del siglo XX. Igual con eso basta para dar a entender que son 76 minutos que valen la pena.
2 comentarios:
Años q no veo una animada de Super. Me dieron ganas ahora! Gracias por la info. Saludos!
Sr. Tokugawa, pues creo que ésta merece la pena... 'La muerte de Superman' también. Dales una oportunidad, y espero que las disfrutes.
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