domingo, febrero 05, 2012

'Moneyball', conmovedora y emocionante metáfora de la vida

Que nadie se engañe. Moneyball. Rompiendo las reglas no es una película sobre béisbol. No es tampoco una película de Brad Pitt. No es una historia real. No es una americanada. O quizá sí lo es. Quizá si es todas esas cosas. Y si se quedara ahí, se habría convertido en un titulito más que pasa por la cartelera convenciendo sólo a los aficionados a este singular deporte y a los que admiren al actor protagonista. Pero no se queda ahí, afortunadamente eso es sólo el punto de partida para construir algo mucho más grande. Moneyball es un retrato conmovedor emocionante. ¿Retrato del béisbol? No, retrato de un hombre y, sobre todo, retrato de la vida. Es una hermosa metáfora convertida en película que incita a sentir, a emocionarse, a empaparse de todos los detalles de un mundo muy concreto que no es necesario conocer para sentir empatía por sus protagonistas. Si encima se conoce, Moneyball es sencillamente una película imprescindible, porque entiende perfectamente de lo que está hablando. Entiende las sensaciones que deja el deporte, entiende la vida.

Lo que ofrece Moneyball es un apasionado relato de lo que aconteció en 2002 en un modesto club americano de béisbol, el Oakland Athletics, desde el punto de vista de su manager, Billy Beane, una antigua promesa de este deporte que no llegó jamás a triunfar, y el atípico ayudante que contrata, Peter Brand, un joven licenciado en económicas que tiene un sistema basado en cifras y estadísticas y no en los clásicos ojeadores de jugadores para revolucionar la gestión de un equipo de béisbol. Da igual saber o no qué pasó en aquella temporada para conectar enseguida con la historia, gracias a un prodigioso arranque de película. Bennett Miller, que hasta ahora sólo había dirigido la irregular Truman Capote y hace ya de eso siete años, se revela como un extraordinario pintor de las emociones humanas que genera el deporte. Es irresistible el retrato que hace de Beane sólo con esa escena inicial, y que encuentra un desarrollo maravillosa en las poco más de dos horas siguientes. Así, Moneyball llega a ser un hermoso retrato de un equipo pequeño con el que se puede identificar el seguidor de cualquier deporte.

Con esa descripción de la película, habrá quien piense que esto es sólo cine para aficionados al deporte. Y no. Esto es cine y del grande. Billy Beane es un personaje de carne y hueso. Los Oakland Athletics son un equipo real. Y la película es una metáfora de la vida. "Just enjoy the show" ("Sólo disfruta del espectáculo") son las últimas palabras que se pronuncian en Moneyball, en un cierre hermosísimo, con dos escenas que describen a la perfección lo que quiere contar esta cinta, tan fresca y emocionante como sincera. Metáfora de la vida, decía, y es que el deporte en el cine suele tener esa cualidad. Suele dar algo más, y suele funcionar además con deportes de los que uno no es necesariamente seguidor, caso del béisbol aquí pero también en casi todos los títulos que usan el boxeo como temática. Ojalá me equivocara, pero creo que en España jamás veremos una película tan hermosa como esta sobre fútbol, y no será por bonitas historias que tiene este deporte tan seguido en nuestro país. Mientras tanto, tendremos que seguir disfrutando con esas historias más grandes que la vida que sólo Hollywood parece dominar. Americanada, sí. Y eso es bueno, por peyorativo que quiera ser el término para algunos.

Todo lo descrito anteriormente es producto del gran hacer de Miller en la dirección, y sobre todo de Steven Zaillian y Aaron Sorkin en el guión. Juntos juegan a la perfección con las emociones que hay en el filme, subrayan con un buen gusto admirable los momentos deportivos y también los personales, ofrecidos en su justa medida, sin saturar y sin desviar la atención (la modélica escena con su ex mujer o los preciosos momentos con su hija). Se ve la soledad del perdedor, la grandeza del pequeño, la fuerza de la ilusión. Y tanta genialidad que hay descrita en la pantalla encuentra un reflejo portentoso en Brad Pitt. Nunca ha sido un actor que me gustase. Siempre he visto a Brad Pitt y no a su personaje. Pero aquí no. Aquí llena la pantalla, se transforma en una persona de carne y hueso, construye un personaje memorable, formidablemente bien apoyado en la sorpresa del filme, un Jonah Hill que demuestra a Hollywood que actores de su aspecto orondo y simpático también pueden bordar personajes dramáticos. Juntos dan vida a una historia casi de dos personajes, tres si se quiere contar al entrenador del equipo, escaso papel, algo desaprovechado en la segunda mitad del filme, para un como siempre formidable Philip Seymour Hoffman.

Moneyball es un precioso y preciso relato deportivo, pero sobre todo humano. Billy Beane no es sólo el manager de un equipo de béisbol que tiene la victoria entre ceja y ceja a pesar de no haberla conseguido nunca. Es también, en los magníficos flashbacks que incluye Bennett, un joven que tiene que decidir entre una carrera deportiva y una beca universitaria. Es un hombre que tiene que hacer frente al fracaso, en el deporte y en la vida, que tiene una hija a la que adora, que tiene un trabajo que hace lo mejor que puede y en el que piensa minuto a minuto. Es un hombre que tiene sueños e ilusiones. Como todos nosotros. Por eso es tan fácil empatizar con el personaje que han descrito Pitt, Bennett, Zaillian y Sorkin en una genial confabulación de talentos que crea momentos inolvidables. Luego también hay béisbol, por supuesto, retratado con belleza (narrativa y sensorial) incluso para quienes no entendemos los pormenores de esa disciplina, pero esa es la metáfora. Lo que importa en Moneyball es todo lo demás, lo que emociona y conmueve, lo que hace recordar una vez más lo grande que puede ser el cine.

7 comentarios:

Doctora dijo...

Está bien que lo digas, porque por el trailer yo pensaba que era una americanda de Brad Pitt sobre el beisbol basada en un hecho real ;P

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, me has entendido, je, je, je... Igual que 'El árbol de la vida' era mucho menos de lo que vendieron, ésta es mucho más de lo que se deja ver en el trailer, por ejemplo. A mí me encantó.

VAN dijo...

Me apetece mucho! :)

Key Hunters dijo...

¡Noooo! Yo casi muero en el cine viendo esta peli. De verdad, me aburrí infinitamente, no entendí la mitad de lo que pasaba y me sentí estafada por el trailer. Aunque igual es que veo un bate de béisbol y ya me estoy quedando roque, que también puede ser :)

Juan Rodríguez Millán dijo...

Van, pues ya me dirás si la has visto...

Key, ésta era la reacción que temía, je, je, je... A mí el beisbol no me dice nada, pero no me suele fallar en el cine. Y de verdad que me encantó la película, aunque esta vez no estemos de acuerdo...

Sonix dijo...

Pues a mí también me encantó. No me gusta el béisbol ni las películas deportivas, pero esta no es nada de eso. Como bien dices, se nos está contando otra historia más humana y universal. Yo me lo pasé genial viéndola, y Brad Pitt hace un papelón aquí.
Eso sí, no sé si cosechará mucho éxito por aquí, a la gente le echa muy para atrás el tema que trata. Pero me alegro de coincidir contigo. ;)

Campanilla dijo...

Acabo de llegar del cine de ver la peli.

Gracias Juan por recomendarmela. Sabias que la iba a ver igual igual( por protagonizarla quien lo hace), pero gracias a ti a parte de ver a Pitt he visto una gran pelicula.