jueves, noviembre 25, 2010

'Imparable', pero que poquito que contar...

Hubo un tiempo, en los años más oscuros de la filmografía de Ridley Scott, que alguien se atrevió a decir que el Scott bueno era en realidad su hermano Tony. Cuando uno ve productos como Imparable, no deja de preguntarse cómo es posible que alguien llegara a pensar eso, por muchos defectos y fallos que haya podido cometer Ridley a lo largo de su carrera. Pero las opiniones son libres y mucho más si hablamos de medios de expresión como el cine. Scott, Tony, se entiende, es un tipo que tiene una única virtud: sabe cómo hacer emocionantes sus películas. Da igual lo que te esté contando, siempre llegará un punto en el que hará sentir emoción al espectador. No una emoción sentimental, sino una emoción derivada del clásico cliffhanger de los seriales de los años 30 y 40, esa duda sobre qué va a pasar a continuación y cómo van a resolver los héroes de la historia el problema que tienen ante sí. Aquí el problema es un tren sin conductor que hay que detener antes de que se estrelle y cause no sé cuántas muertes. Podría ser cualquier otra cosa, tanto da.

Y es que Imparable tiene muy poquito que contar. Por eso apenas alcanza la hora y media de metraje, porque lo que narra es tan insustancial que bien podría haber sido material para el clásico telefilme americano. Pero no lo es, detrás de esta película hay un gran presupuesto (no se ve mucho en la pantalla) y están los nombre de Tony Scott y el de dos actores más que conocidos. Denzel Washington ha trabajado ya con el menor de los Scott en tantas ocasiones que no sé si alguien lleva todavía la cuenta a estas alturas (son cinco, para que nadie emplee tiempo en buscarlo). Y casi siempre haciendo el mismo tipo de papel. Washington es, para su desgracia porque vale mucho más, un actor encasillado, uno de esos que casi siempre que aparece en pantalla da la impresión de interpretarse a sí mismo (curiosamente, una de sus últimas grandes interpretaciones se la sacó Scott, Ridley por supuesto, en American Gangster). Chris Pine es ya un actor célebre, desde que interpretara al nuevo Kirk del notable Star Trek de J. J. Abrams. Y ambos hacen lo que saben y saben lo que hacen. Cumplen. Poco más. No hay más, por mucho que el guión se esfuerce en incluir pinceladas personales con la misión de incrementar los niveles dramáticos del filme.

Drama que es casi inexistente, por cierto, al menos durante la amplia mayoría del metraje (y cuyo paradigma puede ser el personaje de la esposa del personaje de Pine, una presencia casi sin diálogo a lo largo del filme; todo frío, como la propia película). Todo cambia al final, que es cuando entra en escena la virtud de Tony Scott, la de la emoción. El ritmo es veloz en todos los sentidos (desesperante en los continuos cambios de plano y movimientos de cámara repetitivos marca de la casa), pero no alcanza ese punto álgido hasta el final. Eso deja cierto buen sabor de boca al terminar la película, pero es un sabor de boca engañoso. Como engañoso es siempre el guión que incluye a un personaje femenino fuerte e íntegro (Rosario Dawson), simplemente porque hay que hacerlo. O un drama personal (a uno se le ha muerto la mujer de cáncer, al otro le han dictado una orden de alejamiento porque pegó a otro tipo por celos) que se entremezcla con la heróica misión de los protagonistas (el tren se va a chocar contra el pueblo en el que viven las familias de ambos). Todo ya visto. Todo muy manido. Todo muy previsible. Incluso el final, por emocionante que sea.

Bien visto, no es fácil rellenar la historia de un tren desbocado, y eso tendrá cierto mérito. Quizá. Por eso tarda tanto en arrancar la película, con una larguísima introducción que apenas aporta gran cosa a la historia, más allá de presentar personajes sin profundidad y que quedan rápidamente olvidados según pasan los minutos. Se aportan muchos datos para contextualizar la vida de los protagonistas, pero en el fondo nada de eso importa. Lo único que tiene relevancia es que un tren coge altas velocidades y está destinado a descarrilar en medio de un pueblecito americano provocando una gran explosión. Por eso lo único destacable es la emoción de saber qué pasa con eso. Pero esa emoción dura cinco minutos. Ni más ni menos. Y para montar una película alrededor de algo así, es conveniente dedicarle más trabajo. No es que se haya perdido una gran oportunidad para hacer un buen filme. Es que esa oportunidad no tenía nada que ver con los objetivos de este título, que podría haber sido deudor del cine de catástrofes de los años 70, pero que se queda en una pelicula palomitera más del siglo XXI. Y que cada cual interprete si eso es digno de pagar una entrada de cine o de pasar hora y media delante de una pantalla.

6 comentarios:

Doctora dijo...

A mí de Tony Scott me gustan "Superdetective en Hollywood II" y "El último Boy Scout",aunque claro,no son obras maestras del cine.
Decíamos de Robert De Niro,pero anda que Denzel Washington...menudas pelis hace de vez en cuando...

SK dijo...

La verdad es que me gustan este tipo de pelis. Las que no tienen nada que contar, las que son pura acción y derroche de adrenalina. El cine es entretenimiento y la mayoría de las veces voy a la sala para desconectar de la vida. No quiero que me presenten encrucijadas, ni malos rollos ni tristes historias de desgracias ajenas. No creo que gaste mi dinero en ir a verla, pero seguro que en unos meses llena un ratito presueño una noche cualquiera después de cenar.

VAN dijo...

Qué lástima porque a mí Denzel Washington me gusta mucho casi siempre. Dejaremos esta peli para verla en DVD. (Gracias por preocuparte por la desaparición de un post... pienso que tengo que empezar a cambiar el "tono" de lo que escribo. Con tu "flor" escribiste que a veces uso palabras demasiado amargas y creo que tienes razón... hay que empezar a cambiar eso...) Estamos bien ;-) Un besote

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, es otro tipo de cine, está claro, pero tiene su mérito igualmente. Ya, a Denzel también le tengo en esa lista, aunque al menos no hace el ridículo como De Niro...

Sk, a mí también. No te creas que reniego del Tony Scott de, por ejemplo, Marea roja, pero es que ésta no me dijo mucho. Ya me dirás qué te parece si la ves...

Van, a mí es un actor que me encanta, pero creo que lleva años encasilladísimo. Me alegro de lo demás, ¿eh...?

María dijo...

Pues nada, leyendo tu reseña creo que dejaré pasar la peli. No me va mucho esre tipo de cine y hay que escoger con el poco tiempo que tenemos ;)
Muchos besos!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

María, a mí sí me gusta el cine de acción, pero es que hay películas y películas... Tony Scott las ha hecho mucho mejores, de eso no tengo dudas.