martes, agosto 31, 2010

'Los mercenarios', con la mente cerrada

Siempre que algún aficionado al cine recomienda una película que, por los motivos que sea, sabe que puede no gustarle, dice aquello de que hay que verla con la mente abierta. Definitvamente, a Los mercenarios no se le puede aplicar esa máxima. Lo que se tiene que recomendar para verla es justo lo contrario: tener la mente cerrada. Cerrada para que no entre nada de aquello que no vamos a ver, nada de lo que pudiéramos esperar, nada de lo que podría hacer de ella una mejor película. Porque Los merecenarios es sólo una cosa, muy concreta, muy definida. Cualquier pensamiento alejado de lo que es llevará al desastre en la experiencia de ver este filme. ¿Y qué es Los mercenarios? Pues nada más y nada menos que una reunión de viejos amigos y algún nuevo invitado con el único propósito de disfrutar, hacer explotar cosas y crear un vehículo de acción anclado para casi todo en los años 80. La película sólo es disfrutable si se ve así, con la mente cerrada a cualquier concepto que no sea éste.

Veamos. En la película aparecen, entre otros, Jason Statham, Jet Lee, Dolph Lundgren, Eric Roberts y Mickey Rourke. A Jean-Claude Van Damme y Wesley Snipes les ofrecieron un papel. Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis protagonizan sendos cameos, y un tercero para Steven Seagal estaba planeado. El papel principal, el de director y el de guionista se lo reserva Sylvester Stallone, que hace 27 años que no dirige una película que no tenga al frente a Rocky o a Rambo. Estos nombres lo dicen todo, lo bueno y lo malo. Y hablando con franqueza es obligado decir que Los mercenarios es una mala película que tiene multitud de puntos en común con las malas películas de acción de los años 80. Pero, claro, si echamos la mirada a esos años nos daremos cuenta de que eran películas malas... que nos hicieron disfrutar. Así sucedió con títulos como Commando, Cobra o El último boy scout, por citar algunas de las principales nombres citados al comienzo de este párrafo. Y al final de Los merecenarios uno se da cuenta de que mal del todo no lo ha pasado, pero no queda más remedio que reconocer que es mala.

Y es mala porque el guión es horrible. No es posible, y sin embargo lo es, meter en apenas 90 minutos de película tantos y tantos tópicos. Es inverosímil, y pese a todo lo consigue, que todos los diálogos suenen huecos y conocidos. No puede haber dos personajes femeninos escritos de una forma tan plana. No hay actuaciones, porque en realidad no son necesarias. El único objetivo de la película es hacer explotar cuantas más cosas mejor y matar hasta al apuntador (un entretenimiento mientras se ve el filme puede ser contar los muertos en pantalla, la tarea promete ser ardua...). La única forma de entender Los mercernarios es como un canto nostálgico de los viejos rockeros a su cine de acción. Y como han pasado treinta años desde muchas de aquellas películas que convirtieron a los protagonistas de este revival en los reyes del género, eso le da un toque autoparódico probablemente no buscado (a diferencia de lo que sucedía en la mucho más entretenida El equipo A).

Ese toque paródico sólo se ve con claridad en una escena, la más divertida e interesante de la película, pero que tiene más valor personal que cinematográfico: la del cameo de Schwarzenegger y Willis. Son apenas un par de minutos, pero hay tantos mensajes anclados en la realidad que leer entre las frases del guión, que parece durar más de lo que se puede disfrutar. Stallone y Schwarzenegger son dos amigos que siempre se han picado en la pantalla con bromas ocultas (desde la burla de Arnie a los músculos de Stallone en Los gemelos golpean dos veces al poster ficticio de Terminator 2 con Stallone de protagonista en El último gran héroe, pasando por la broma sobre la presidencia de Schwarzenegger que sufre Stallone en Demolition Man), y esa labor de años encuentra aquí su cenit. Es, sin lugar a dudas, el mejor momento de la película, a pesar de que los poco avispados responsables de la promoción del filme decidieron incluír varios planos de esta escena en el trailer.

Dicho todo eso, lo normal sería llevarse las manos a la cabeza por el rotundo éxito que ha tenido la película, lo que, a pesar de que Stallone dijo que probablemente éste sería su último papel como actor, ya ha provocado el anuncio de que habrá una secuela. Pero el caso es que la película funciona como lo que es. Y es una mala película nostálgica de acción que ofrece justo lo que promete. Y no parece hecha hace veinte años por culpa de un frenético montaje (dicho esto en el peor de los sentidos) en bastantes momentos del clímax final, que la colocan entre el cine de acción más actual, repetitivo y, por qué no decirlo, prescindible. Quizá Los merecenarios es una de esas películas que son tan malas que acaban siendo buenas. Quizá es que hay que cerrar la mente para disfrutarla. Quizá. Y lo peor de todo es seguro que hay espectadores que mal no lo pasan viéndola, aunque uno no sabe si es por sus méritos o por sus deméritos.

9 comentarios:

Jo Grass dijo...

Está claro que esta peli se ve si estás ocioso, jajaja HOLAAAAAAA, ya he vuelto, hoy mismo, después de pasar un mes cocinando y cuidando a una jauría de niños y familia. Regreso exhausta pero contenta de haberlo hecho, y deseando ponerme a leer y escribir para recuperar el tiempo perdido o ganado entre los pinos. Mi portátil se escacharró y me quedé en el campo sin cobertura y sin teléfono: mi hija se cayó a la piscina con él, pero ¿sabes? creo que esa desconexión del mundo me ha sentado la mar de bien.
Un besote inmenso

Utopia dijo...

Tenía 0 intención de verla porque cómo la describes es justo lo que me esperaba. Y para ver un revival de algo que nunca me llamó la atención como que no...

María dijo...

La verdad no creo que la vea. No me atrae ni el argumento ni los actores.
Da la impresión de que se han reunido como para hacerse un homenaje entre todos.
Seguro que hay películas mejores en cartel :)

Un beso!

Unknown dijo...

Puf, pues a mí esta peli no me apetece ni con la mente abierta ni con la mente cerrada...

SK dijo...

¡Chapó! Para ser franca debo decir que no me gustan las críticas ni los críticos de cine por su empeño en buscar tres pies al gato en cada film y de tratar de ver cada peli como un manual de filosofía. ¡Por eso me ha encantado tu visión del largo!
Porque entras en el sentido y el guión sin desvelar los entresijos y sin querer ver más allá de lo que hay...
Me han entrado muchísimas ganas de cerrar mi mente y verla y disfrutar así de los taquilleros protagonistas de los 80 que hicieron mis delicias entre tópicos y explosiones.
¡Muy bueno!

Unknown dijo...

Demasiada testosterona, fibra muscular, armas, tatuajes y vulgaridad para que me atraiga... prefiero a las chicas de Sex and the City 2 (que de chicas ya nada tienen, más prciso sería llamarlas doñas). Un saludo!

CarlosXavi dijo...

Tienes razón. Muy buena no es que sea.. pero tiene ese punto nostálgico ochentero. El guión es de pena y las escenas de acción un poco sosillas.

Un saludo

María dijo...

Juan, en mi blog hay un premio esperándote!

Un beso!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Jo, muy ocioso, sí, je, je, je... Una desconexión a tiempo siempre viene bien, aunque sea por un incidente como ese... Espero que tu portátil ya haya revivido... o tenga recambio.

Utopía, si nunca te gustó el género está más que claro que esta no es tu película...

María, yo creo que más que un homenaje ha sido una reunión de amigos para pasárselo bien y, de paso, rodar una película.

Noelia, ya imagino, ya, je, je...

SK, muchísimas gracias por tus palabras, encajan con lo que pretendo hacer aquí. Ni me las doy de crítico, ni de erudito. Simplemente soy alguien que adora el cine y que le cuenta a la gente lo que ha parecido con tantos detalles como pueda contar sin necesidad de destripar la película. Espero verte más por aquí, yo ahora iré a visitarte.

Antinoo, bueno, un poco de testosterona de vez en cuando no viene mal, pero hasta para eso hay que saber cómo ponerla en pantalla... A mí Sex and the City no me atrae nada de nada...

CarlosXavi, igual por ese punto de nostalgia es por lo que somos benévolos con ella...