jueves, febrero 11, 2010

'En tierra hostil', realismo, decepción y exageración

En tierra hostil es una película realista. Desde hace mucho tiempo, la única forma de tratar la guerra en la pantalla grande es así, con grandes dosis de realidad o de realismo, que a veces se confunden sin que se sepa encontrar diferencia entre una y otra. En tierra hostil es, desde mi punto de vista, una película decepcionante. Hay quien ha querido ver en ella un símbolo y está lejos de serlo, aunque se deje ver. En tierra hostil es una exageración. O, mejor dicho, el objeto de una exageración. Quizá Hollywood necesitaba de una película diametralmente opuesta a Avatar que le hiciera la competencia en los Oscar y por eso se ha magnificado la categoría de una película que no creo que dé para tanto. En esos tres términos están las claves de lo que es la última película de Kathryn Bigelow, una directora que no estrenaba desde 2002 (K-19) y cuya mejor película data de 1995 (Días extraños).

Quizá la clave para entender lo que significa En tierra hostil esté en una frase pronunciada por el director de Avatar y ex marido de Bigelow, James Cameron. "Creo que puede ser el Platoon de la guerra de Irak", dijo. Para asumir como cierta la frase de Cameron, primero habría que aceptar que el magnífico filme de Oliver Stone es la película más emblemática de la guerra de Vietnam, lo cual es difícil de hacer teniendo en cuenta la existencia de otros títulos como El cazador o Apocalypse now. Pero, más importante, habría que sacar de la película de Bigelow mucho más de lo que en realidad ofrece, temática y cinematográficamente. Lo temático se diluye porque lo que ofrece es una historia muy concreta de la realidad en Irak, el trabajo del grupo militar de artificieros. El resto del conflicto no aparece demasiado, perdiendo así esa capacidad icónica.

Cinematográficamente porque, mirando todos los aspectos individualmente, no hay ninguno que destaque especialmente. Ni la dirección, ni las actuaciones (bastan tres minutos de Ralph Fiennes para superar al resto de un reparto que no pasará a la historia pero, eso sí, cumple a la perfección), ni la fotografía, ni la banda sonora (casi inexistente, pero sorprendentemente nominada al Oscar), ni nada. Todo muy correcto, todo muy profesional. Pero todo algo frío. Y además la película peca de una más que curiosa falta de definición en cuanto a su mensaje. El primero que uno ve en la pantalla es que la guerra es una droga. Pero durante las dos horas siguientes el filme expresa lo contrario: la guerra es un escenario del que hay que huir como sea (los rótulos en pantalla van contando los días para que acabe la misión del grupo protagonista). Y, sin embargo, los últimos cinco minutos retoman el mensaje original, de una forma simplista y poco desarrollada.

Es realista. Eso es evidente. Si bien las películas más conocidas sobre la guerra de Vietnam también lo eran, lo cierto es que gustaban de introducir elementos cinematográficos que enriquecieran el producto final. Desde que Steven Spielberg hiciera el prodigioso prólogo de Salvar al soldado Ryan y desde que Ridley Scott rodara la Guerra (con mayúsculas) en Black Hawk derribado, acabaron con esas licencias (aunque el propio Spielberg demostró, con el resto de su película, que conjugar ambas cosas no sólo era factible sino una opción tremendamente válida). A partir de éstas, toda película bélica debía rodarse con crudeza, verosimilitud y cámara en mano. No hay opción posible. En tierra hostil lo demuestra. Una vez más. Si bien es cierto que ofrece algunas secuencias de gran tensión narrativa, también es verdad que el conjunto se resiente. Todo es muy episódico y algo deslabazado, no se vislumbra un conjunto claro y homogéneo.

Y, claro, viendo todo esto uno se pregunta si no estaremos exagerando con cierta facilidad. En tierra hostil se deja ver, pero no es una pica inolvidable en el cine bélico. Hay quien la ha intentado vender como el primer gran éxito cinematográfico basado en la guerra de Irak. Y por muchas nominaciones que tenga, hay dos datos que contradicen esta forma de vender la película. El primera, que a día de hoy, la película apenas ha cubierto costes. Su presupuesto fue de 15 millones de dólares y en Estados Unidos apenas recaudó doce y medio. A los yanquis les sigue pareciendo poco interesante una película sobre este tema. Pero es que en el resto del mundo apenas lleva recaudados cuatro millones más. El segundo dato es que la película se pudo ver por primera vez en el Festival de Venecia... ¡de 2008! Y hasta hoy no ha suscitado interés ni ha encontrado estreno en países como el nuestro. Como poco, peculiar. Y digno de estudio.

La exageración que mencionaba parece una tendencia habitual en el mundo del cine. En España hay críticos que quieren ver donde no las hay cuatro o cinco obras maestras absolutas cada año. Y en el cine americano más reciente, me he topado con un buen puñado de películas elevadas a los altares (críticos, de premios y a veces incluso de público) que no me dicen gran cosa. Me paso con los Malditos bastardos de Tarantino, con Si la cosa funciona de Woody Allen y, por supuesto, con el Avatar de Cameron. Pero al menos estos tres son directores que cuentan con un estilo y un grupo de más o menos de seguidores. Bigelow no es una realizadora a la que se pueda identificar con claridad ni que cuente con un puñado de éxitos a sus espaldas. Por eso me sorprende tanto bombo. Por eso, y por lo que he visto en la película, claro. Un correcto filme sobre la guerra de Irak, incluso necesario para conocer los entresijos de un conflicto del que creemos saberlo todo (cuando no es así), pero poco más en realidad.

4 comentarios:

Catalina. dijo...

qué buen blog, me encanta. y completamente de acuerdo con la entrada de invictus, pienso exactamente lo mismo. saludos!

Reverendo Pohr dijo...

El año pasado no coincidimos en la valoración de "Slumdog Millionaire", vencedora del Oscar a la Mejor Película, pero éste me temo que no podemos estar más de acuerdo. Que este año la categoría reina de mejor producción del año se la disputen (como favoritas) "En Tierra Hostil" y "Avatar" me parece algo decepcionante. ¿qué quieres que te diga? "Distrito 9" me pareció mucho más reveladora y fascinante. Avatar es una película palomitera y posiblemente merezca llevarse los premios técnicos; En Tierra Hostil es una película normalita, casi documental, de buena realización pero sin llegar a dejarte clavado a la silla, que me recuerda mucho a "Redacted" de De Palma. No digo que sea mala, pero creo que está sobrevalorada.

A mi parecer hasta las dos favoritas para los Goya (Celda 211 y El Sueño de sus ojos) resultan, guión en mano, más atractivas que estas dos espectaculares (en sentido de espectáculo) producciones hollywoodienses. Este año la gala de los oscars será más emocionante por la incertidumbre de quién será la ganadora... pero lo veo cómo si fuera una final de la Champions League entre dos equipos italianos.

Jo Grass dijo...

me sumo a las palabras de reverendo, y a las tuyas aunque no he visto "En tierra hostil" porque los asuntos bélicos nunca están entre mi lista de prioridades y, como cuando tienes niños se reduce notablemente las veces que te puedes escapar al cine te haces más selectivo.

No sé qué pasará en los Oscar pero, me hace gracia ese simil del compañero con el asunto de la Champion Ligue, jajaja

besotes Juan, que te tengo abandonado. ¿Sabes algo de Simone? Ella me tiene preocupada también.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Catalina, pues bienvenida y muchas gracias. Espero que te sigas pasando por aquí y que me digas cuando estemos de acuerdo... y también cuando no, que eso también enriquece.

Reverendo, estamos de acuerdo. Yo la veo muy, muy sobrevalorada. Y me encanta también el símil futbolístico. Yo añadiría más. Es uno de esos partidos en los que te gustaría que perdieran los dos. Qué pena que no vaya a pasar (y que no vaya a pasar con Up, el peliculón de 2009, o con la magnífica District 9).

Jo, no te sorprenderá, porque ya no sé si eso sorprende a alguien, pero cuando vi la espléndida Salvar al soldado Ryan (no hará falta que recuerde la carnicería de la escena inicial, la del desembarco de Normandía), compartí sala con una pareja que no dudó en meter con ellos a dos niños pequeños, de edades entre los cinco y los diez años. No, me temo que no sé nada de ella, voy a escribirle un mail a ver si tengo suerte...