viernes, septiembre 04, 2009

'Enemigos públicos': Michael Mann vuelve


Ver a Michael Mann ofreciendo una película vigorosa, intensa, interesante, entretenida y tan bien realizada como casi siempre en su filmografía, es motivo más que suficiente para pagar una entrada de cine. Enemigos públicos le devuelve a ese terreno, el que viene explorando desde que en 1992 hiciera El último de los mohicanos y, sobre todo, en 1995 dirigiera Heat. Un terreno que abandonó con Corrupción en Miami, un videoclip caro y sin alma que no encajaba para nada en su forma de hacer cine. Mucho plano bonito, sí, pero ni historia, ni actores, ni nada de nada de lo que había enseñado previamente en películas apasionantes como El dilema o Collateral. Enemigos públicos es una gran muestra de cine de gánsgters, de época, donde mejor encajan estas historias, en el Chicago de los años 30. No es una obra redonda, pero sí una buena muestra de lo que puede hacer Michael Mann con un buen guión, una formidable puesta en escena, y un puñado de actores apasionantes.

A la hora de ver Enemigos públicos, es inevitable recordar la cumbre de Michael Mann en el género, Heat. Y seguro que él también la recordó mientras rodaba esta su última película. Después de la brillante secuencia de atraco que rodó en aquella, las escaramuzas de John Dillinger (Johnny Depp), rodadas con corrección y un buen sentido dramático, a veces no satisfacen todo lo que debieran. Heat lo que establecía era una fascinante contraposición entre la vida privada del ladrón y el policía. Enemigos públicos no. Y quizá lo necesitaba. La historia de amor entre Dillinger y Billie (Marion Cotillard) quizá necesitaba de algo parecido en el agente Purvis (Christian Bale). Pero de él no conocemos más que su faceta profesional, la de agente de la Ley, y el personaje se queda algo cojo y escondido como un secundario que tendría que haber dado más de sí. Bale le da un toque de fascinación y elegancia (apasionante cómo pone fin al interrogatorio a Billie) pero le falta material y metraje para convertirlo en un clásico.

Le falta el toque de Heat, las tramas secundarias que tenía Al Pacino en contraposición a la de Robert de Niro. Pero es que Enemigos públicos no es la historia del entrentamiento entre Dillinger y Purvis, aunque en algunos momentos lo parezca. Depp sí consigue bordar su personaje y aprovechar todo lo que se le ofrece en el guión, con toda la brillantez que se le supone. Johnny Depp siempre me ha resultado más atractivo cuando aporta su extravagancia a personas y no a caricaturas más o menos elaboradas, me gusta más su Ed Wood que su Willy Wonka en Charlie y la fábrica de chocolate, por citar dos películas de un director, Tim Burton, que le tiene como actor fetiche. Depp encabeza un reparto fascinante, en el que triunfan por igual los actores más conocidos (Stephen Dorff, Giovanni Ribisi o Billy Crudup) como los más desconocidos para el gran público (con cameo incluído para la cantante Diana Krall... interpretando a una cantante). Todos encajan a la perfeción.

Resulta curioso ver el gran resultado que saca casi siempre de sus actores un director como Michael Mann, en apariencia más centrado en la imagen, en el resultado visual de sus encuadres y sus secuencias. Pero hasta eso se pone aquí al servicio del trabajo interpretativo, porque Mann convierte su película en una inmensa y preciosa colección de primeros planos. El Mann más visual tiene, sobre todo, dos escenas no sólo para el lucimiento, sino casi para la antología. Puede que la llegada de Dillinger a Indiana, su descenso del avión, su traslado a la cárcel (bajo los acordes de un precioso tema musical de un Elliot Goldenthal recuperado para el cine después de años de un silencio casi total), sea la escena más hermosa que haya rodado nunca este realizador. Y el climax final, desde el hermoso homenaje cinéfilo al claro referente de Atrapado por su pasado (una película de Brian de Palma que merece ser reivindicada), es soberbio, emocionante y una dignísima resolución de una película más que interesante.

La película es violenta, como debe serlo una historia de ladrones de bancos de los años 30, pero se mueve con buen criterio en la delgada línea que separa lo que necesita la historia del exceso más morboso. El guión, notable pero con algunos puntos débiles (hay personajes que pedían más desarrollo, no sólo el de Christian Bale, sino también el Edgar J. Hoover de Crudup). No es lo mejor de Michael Mann, pero es que Michael Mann tiene algunas películas realmente sobresalientes. No es quizá la obra maestra que podría haber salido de un material como el que tenía a priori, pero no por eso se puede desdeñar un filme notable y altamente recomendable. Michael Mann ha vuelto y me ha hecho olvidar por completo Corrupción en Miami. Y eso es una espléndida noticia.

4 comentarios:

satrian dijo...

Heat la supera esta claro, pero Enemigos Públicos es una gran película, y la escena final del cine es maravillosa, destacaría dos escenas donde Marion Cotillard brilla con luz propia.
Esta claro que en esta película no buscaba la dualidad policía-ladrón, esta película trata sobre Dillinger, y se centra en él, tanto en guión como en escenas, es cierto que falta algo de trama secundaria, pero en conjunto Michael Mann ha dirigido una brillante película.
Me encantó el cameo de Diana Krall, adoro a esta cantante, y las escenas de Thompsons disparando desde los estribos de los coches, a ver si las volvemos a ver en la serie Boardwalk Empire de Scorsese para la HBO.

Jo Grass dijo...

Pues yo soy amante del género y esta vez Mann me ha decepcionado. A pesar de que la historia se centra en el personaje de Deep, y lo borda, me parecen muy desaprovechados los secundarios y, hay secuencias a las que le metería la tijera sin dudarlo. Miami Vice era mi serie favorita de la infancia y, como dice satrian, Heat supera Enemgos públicos con creces. Estoy convencida que funciona por el casting. Si no tuviera ese reparto pasaría totalmente desapercibida.

M@r@ dijo...

Yo la fui a ver,la verdad que estas peliculas no me gustan mucho,pero bueno,lo de los tiroteos ensordecedores no me dejan casi ni entender la pelicula,pero bueno,viendo la cartelera y teniendo a nuestro pirata más atractivo pues muchas féminas fuimos a ver que hacia este chico por una pelicula de época que ha interpretado muy bien....

Por cierto,no me gustó el final,aunque supongo que tendría que acabar asi....

Juan Rodríguez Millán dijo...

Satrian, veo que prácticamente coincidimos en valoración. Cotillard todavía me tiene un poco desconcertado. A veces me atrae, a veces no me llega. Pero habrá que seguirla.

Jo, a mí no me decepcionó, pero, aunque me gustara mucho, sí salí con el regusto amargo de pensar que podía haber sido una obra maestra. Quizá tengas razón en que con otro reparto no fuera tan interesante, quizá...

M@r@, sí, no había otro final posible, por la historia real y por el propio tono de la película. Ya veo cómo tira Johnny Depp, je, je, je...