Otro cómic llega a la gran pantalla. Y aunque tenía bastantes expectativas puestas en Lobezno, lo cierto es que me ha defraudado. No es una mala película, no. No es un subproducto como Elektra. Es mejor que Daredevil o el primer Hulk, sin duda. Pero se queda lejos de las dos películas de los X-Men que dirigió Bryan Singer, desde mi punto de vista incluso por detrás de la tercera entrega, que con sus múltiples fallos a mí sí me pareció bastante interesante (aunque a la mayoría de los aficionados al mundo de los mutantes fue un fiasco). Pero es que esta primera (o lo que pretende ser la primera) entrega de X-Men Orígenes tiene muchas lagunas, sobre todo a nivel de guión, como para que pase a la historia más que por contar con el actor perfecto para interpretar a Lobezno: Hugh Jackman. Claro que eso tampoco es una novedad, porque le habíamos visto ya hacerlo en tres ocasiones.
Para no revelar ninguno de los secretos tan bien guardados (los que no haya desvelado el trailer, claro), evitaré mencionar muchas cosas concretas, pero sí se puede decir mucho sobre Lobezno. Hablaba de lagunas en el guión. Personajes que aparecen y desaparecen a conveniencia. Situaciones abiertamente inverosímiles (y no estoy hablando de momentos demasiado fantásticos, sino de lo contrario, de cosas cotidianas que son inverosímiles; motos que no se rompen a pesar de sufrir accidentes, cadáveres que se abandonan en las cunetas, borrados de memoria que se posponen casualmente...). Mutantes que aparecen sólo por complacer al fan sin que haya necesidad dramática en la historia(Gámbito sería el ejemplo más claro, pero no el único) Poderes que son útiles en unas escenas y en otras no (¿Lobezno no captaba olores...?). Hasta fallos de continuidad (la rata en el brazo de Victor Creed-Dientes de Sable lo mismo tiene el poder de teletransportarse...). Demasiadas. Parece una película hecha con prisas y cierta improvisación, y eso se nota en el guión y en algunos efectos especiales.
Y a todo esto, Lobezno se va paseando por la pantalla entre demasiados personajes que en algunos casos no tienen trascendencia alguna (sólo destaca el Dientes de Sable de Liev Schreiber, frío e intenso, más realista de lo esperado). A veces se ve al Lobezno que uno espera (mucho más por la labor de un gran Hugh Jackman, nacido para este papel, que por la de un Gavin Hood bastante impersonal en la dirección), y sobre todo en los pequeños detalles (impagable ver a Logan en la invasión a las playas de Normandia colocándose el puro en la boca). Algunas respuestas, algunos gestos. Pero al final la esencia de Lobezno queda mermada por un detalle de marketing. Como la película no puede recibir una calificación demasiado estricta que impida que los más jóvenes puedan verla, no hay una sola gota de sangre en la película. Vemos durante dos horas a dos tipos peleando con garras animales o indestructibles y no hay sangre. Sorprendente. Aunque parezca una tonería, provoca que la credibilidad de la película se resienta mucho.
En el lado positivo, las escenas de acción. Muy buenas, muy Lobezno, sobre todo la persecución del helicóptero, sin desmerecer la pelea entre Lobezno y Gámbito o el climax final (me ahorro los protagonistas para no reventarla...), o la aparición de dos mutantes ya conocidos de la trilogía de X-Men, uno en un cameo de dudosa explicación y extraño aspecto visual pero que en el fondo entrañable, y otro de joven para demostrar en pocos minutos que se le desperdició en las tres películas anteriores. En el lado negativo, las escenas más personales (el prológo, por mucho que se base en el cómic -que no todo el mundo ha leído-, es confuso y prescindible; la huída hasta la cabaña escamotea la posibilidad de abrir una nueva franquicia cinematográfica para Marvel -la de Alpha Flight- y supone un homenaje a la competencia -Superman- más que a sus propios personajes; incluso algunos aspectos de la historia de amor, demasiado vista y tópica -por fiel que sea al cómic, insisto-).
Lobezno merece dos comentarios más. En primer lugar, que nadie se levante de la butaca antes de llegar al final de los títulos de crédito. Además de un primer final (irrelevante, por cierto) que aparece tras los nombres de los productores, al final del todo hay otro. De hecho, en Estados Unidos hay dos diferentes por lo que he podido leer en Internet (uno nada tiene que ver con Lobezno, por cierto, sino con otro de los personajes de la película, que actualiza su desenlace para contentar a los fans; otro rasgo de improvisación, sin duda...). ¿Por qué demonios no avisan de estas cosas? Es insoportable tratar de ver estos finales con media sala levantada y saliendo ya del cine. Y un segundo comentario. Hace más o menos un mes se filtró en Internet una copia ilegal pirateada, un borrador no acabado (un workprint, que se denomina en el argot técnico en inglés). Yo no la he visto antes de ir al cine, sino después. Merece la pena como curiosidad a conservar, nunca como sustitutivo antes del estreno de una película. Ni siquiera de una que no me ha enamorado.
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