El primer nombre que aparece en los títulos de crédito finales de Terminator Salvation es el de Stan Winston, el mago de los efectos especiales responsable de tantos sueños (y pesadillas) de cine. Él creó la imagen del Terminator que nos impactó tanto allá por 1984 y revolucionó el mundo de los efectos especiales en 1991 con Terminator 2. Esta cuarta entrega de la saga está dedicada a su memoria, pues el genial Stan Winston nos dejó el año pasado, cuando ya había empezado a trabajar en los diseños de esta nueva película. Que el primer recuerdo de Terminator Salvation sea para Stan Winston deja claro que el pasado supera al futuro. Que tenemos un Terminator más, pero que nada podrá superar a los dos primeros títulos de la saga ( ambas películas son tan rompedoras e innovadoras, tan originales como copiadas). Y es que los últiumos avances de la tecnología en efectos visuales no puede ocultar lo que le falta a esta película: imaginación.
En 1984 James Cameron no pudo más que ofrecer una breve secuencia de la guerra futura contra las máquinas. No había dinero ni medios para hacer creíble toda una película desarrollada en este futuro apocalíptico que nos presentaba, un mundo en el que las máquinas han desarrollado una inteligencia artificial que decidió que la humanidad era un peligro para su existencia y desató un holocausto nuclear para destruirla. Y por eso tiró de imaginación. El mismo origen de Terminator es una paradoja temporal imposible, y eso hacía tan atractivo el universo de Cameron, que partía de una premisa inverosímil para transportarnos a una historia apasionante sobre un futuro por escribir pero ya conocido, sobre un presente aterrador por lo que nos esperaba a la vuelta de la esquina. Imaginación. Pero el futuro siempre fue una ambición de esta saga y por eso la segunda entrega empezaba, precisamente, con el Día del Juicio Final y con una visión actualizada de este futuro. Pero seguíamos sin verlo.
Terminator Salvation aporta una visión de ese futuro que encaja, aunque quizá con demasada flexibilidad, en lo que ya conocíamos, pero no aporta imaginación. Aporta espectáculo, aporta grandilocuencia (todo es más grande, todo parece que tiene que ser más grande en el actual cine fantástico y de acción) y aporta la continuidad de una saga que, pese a todo, sigue dando para mucho. Pero no imaginación. Por eso, la consecuencia lógica es que lo que mejor funciona en la película de McG (que sus únicos títulos sean las dos entregas de Los ángeles de Charlie da que pensar...) es lo que está anclado en el pasado: el diseño de las máquinas (peores cuanto más novedosas parecen, más apasionantes cuanto más nos recuerdan a lo que ya conocemos de este universo), los cameos y el clímax, que bebe de los magníficos finales de las dos primeras entregas (parece obvio que para todo el mundo la tercera película ya ha dejado de existir... aunque no era tan mala como algunos piensan).
Es impagable el gran y esperado cameo que no procede revelar cómo ni cuándo se produce, pero sí decir que es uno de los motivos, probablemente el único, por los que esta película pasará a la historia (la actuación digital está a la vuelta de la esquina, y si no al tiempo). También es muy bonito el cameo de Linda Hamilton, la Sarah Connor de las dos primeras películas, a pesar de que el doblaje (una nota más sobre esta labor: ¿a cuento de qué viene traducir de nuevo la mítica frase "ven conmigo si quieres vivir" por un "sígueme si quieres vivir"?; sólo falta que el "volveré" nos lo hubieran ofrecido como "regresaré"), puesto que sólo aparece su voz. Es impagable volver a escuchar en el cine el tema de Terminator que creó el compositor Brad Fiedel en 1984 (aunque, desgraciamente y seguro que por problemas de derechos de autor, no aparezca en el disco de la banda sonora compuesta por Danny Elfman). Y también es impagable comprobar que, a pesar de los avances digitales, se siguen utilizando marionetas para algunos planos. El legado de Stan Winston es inmenso.
A McG le viene grande un universo tan establecido como el de Terminator. Quiere introducir muchos aspectos novedosos y se queda a medio camino en casi todos ellos. Eso desemboca en una absurda multiplicación de personajes que, en realidad, no sirven para nada en la historia (la ñina muda) o aparecen y desaparecen a conveniencia (Kyle Reese). Y es una pena que no aproveche las muchas posibilidades que ofrecen personajes tan interesantes como los que ofrecen Michael Ironside (Desafío total, V) o Bryce Dallas Howard (La joven del agua, Spider-Man 3), que ni siquiera explote la presencia de Helena Bonham-Carter (a nivel de historia, su personaje me parece de largo lo más discutible y chirriante, pero podría haber dado más juego) o, tirando ya por los derroteros más habituales del cine de acción, el físico de Moon Bloodgood (El guía del desfiladero, Street Fighter. La leyenda). Tampoco el montaje parece el fuerte de McG y se notan cambios demasiado bruscos que apuntan a que se han quedado en la sala de montaje escenas que veremos en el DVD.
Pese a todo, y para quien no se ponga demasiado purista o exigente, Terminator Salvation se deja ver y entretiene, no es el fiasco que muchos irán al cine esperando ver. Es un entretenimiento justito que se aprovecha de un universo con mucho tirón y de un dúo protagonista notable, un Christian Bale que ofrece un más que interesante John Connor y un Sam Worthington que, sin haberme entusiasmado tanto como parece haberlo hecho con la mayor parte de la crítica y buena parte del público, sí incorpora nivel al reparto. Con unas buenas palomitas y no demasiada exigencia, una buena película de verano. Pero qué nostalgia tiene uno de los dos primeros Terminators...
4 comentarios:
He leído tu artículo con precaución puesto que no he visto la película, pero la verdad es desde que supe que existía me dio flojera verla..no sólo porque las dos primeras son insuperables, (para mi sobretodo la segunda que me encantó y no soy purista de ésta saga), sino porque todavía tengo en la retina Terminator 3 que no me gustó nada y que vi cuando me arrastraron un viernes por la noche al cine en la sesión golfá..(por supuesto no me he vuelto a dejar arrastrar...), asi que ésta nueva secuela me frenaba a pesar de estar Christian Bale.
Pero dices que los que pensemos que vamos a ver un fiasco veremos que no es así, y que cumple su función que no es otra que entretener..y hay días en que una sólo busca entretenimiento..quizá la vea, eso sí, me temo que por medios ilegales porque en una semana he ido dos veces al cine y estoy pelada...
A mí me dio lo que esperaba.Sabía que no iba a estar al nivel de la segunda parte (que es imposible) e imaginaba que estaría mejor que la tercera y así me pareció.
Los pelos como escarpias cuando apareció la frase homenaje a Stan Winston, y la escena del radiocassete, la mítica música y mototerminator.
A mi me parece que el darle tanto protagonismo a Sam Worthington le ha restado el aura de heroe, a John Connor (Christian Bale).
Y la banda sonora me ha sorprendido por original no me esperaba este tratamiento.
Simone, pues ya me contarás qué tal si la vez. Yo ya te digo, creo que entretiene y que aporta cierta cosas simpáticas para quienes hayan visto las anteriores. Puedes leer sin miedo, que siempre intento poner todo el cuidado del mundo para no destripar películas.
Doctora, coincidmos plenamente. Mejor que la tercera (tampoco demasiado) y lejísimos de las dos primeras.
Satrian, a mí me pareció interesante la música, sí, aunque no es lo que más me gusta de Danny Elfman ni de lejos. Pero es un compositor que me encanta. Lo mejor, insisto, ver el nombre de Stan Winston.
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