Cuando muere un actor tan conocido como Charlton Heston, las crónicas se ocupan de decir lo que todo el mundo ya sabe de él. Las principales películas que ha protagonizado. Sus papeles que han pasado a la historia. Sobra que yo añada algo más a todo lo que se ha escrito ya de este mítico actor, que ha muerto a la edad de 84 años, después de unos cuantos luchando contra el Alzheimer que primero le apartó de las pantallas de cine y más tarde ha acabado con su vida. Pero es que se ha ido un grande, uno de los últimos actores del Hollywood más clásico, de ese con el que hemos crecido muchas generaciones. Y se merece un emotivo recuerdo.
Teniendo en cuenta el dominio del doblaje en España, no mucha gente conocerá su voz, profunda y dura, tan propia de los personajes fuertes que siempre interpretó. Echad un vistazo a algún DVD en versión original y disfrutad con su voz. Nadie la llamaba Charlton. Todo el mundo prefería Chuck. Todo el mundo salvo una persona, su esposa y ahora viuda, Lydia Clarke, que le llamaba Charlie.
Pudo haber interpretado el papel principal de la serie Yo, Claudio, o de películas como Tiburón (lo rechazó, al igual que Oliver Reed), Alejandro Magno (prefirió hacer Los diez mandamientos), 1941 (porque entendía la película como un insulto a los veteranos de la Segunda Guerra Mundial), Superman (los productores optaron por Marlon Brando), La profecía, Sólo ante el peligro o El Álamo (papel que no quiso hacer por las connotaciones políticas de la película). Pero no formar parte de estas grandes películas no mermó en absoluto su carrera.
Cuando en 1960 protagonizó una obra de teatro dirigida por Laurence Olivier, éste le dijo a Heston que tenía potencial para ser el mejor actor americano del siglo XX. Heston volvió al día siguiente con malas críticas de la obra y le preguntó a Olivier si él había aprendido a olvidar esas malas críticas cuando le llegaban. "Lo que es más importante, amigo, y mucho más duro es olvidar las buenas", le respondió. Heston nunca abandonó el teatro por la pantalla grande y, de hecho, hizo su último papel sobre las tablas en 1999, junto a su esposa.
Dijo que su peor película era La selva blanca, de 1972. Pero todos le recordaremos siempre por las buenas. Por ser un Ben-Hur majestuoso. Por su papel de Taylor en El planeta de los simios (y por formar parte, como simio, en un precioso cambio de roles, en el remake que hizo Tim Burton). Por el Moisés que separaba las aguas del Mar Rojo en Los diez mandamientos. Por el detective Vargas de Sed de Mal. Por ser la imagen cinematográfica de El Cid. Por ser El último hombre vivo en aquella peculiar y setentera versión de Soy leyenda. Por formar parte del impresionante reparto del Hamlet de Kenneth Branagh. Por tantas horas de sueños y de historias inolvidables.
Él mismo dijo que "el minuto en el que sientas que has dado una actuación floja, es el momento de retirarse". Mientras su salud se lo permitió, nunca se retiró. Porque Charlton Heston siempre fue Charlton Heston. "Puedes vivir toda una vida, pero si eres honesto contigo mismo, tu trabajo nunca será perfecto", dijo también. Perfecto o no, él era un grande que seguiremos viendo en las películas. Hasta siempre.
2 comentarios:
Caballero..., no se podria haber dicho mejor. Besos de miel.
Es una lástima que la figura de Charlton Heston se haya visto empañada, en los últimos años, por su afición a las armas (curiosamente, no se le da tanta publicidad a la nueva "imagen" de la NRA, Eva Longoria: ¿será porque está buena?). Heston, en contra de lo que se piensa, fue un defensor de los derechos civiles y de la gente del cine durante la "caza de brujas". Para mí, es memorable en su papel en "Sed de mal", como antagonista del ya corrupto inspector de policía interpretado por Orson Welles.
Por cierto, ayer escuché una anécdota bastante curiosa. Parece ser que Heston era bastante tacaño, y que cuando se acababa un rodaje, pedía que todo lo que fuese de madera y que ya no sirviese se lo cargasen en la furgoneta... para utilizarlo en su chimenea.
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