jueves, octubre 12, 2017

'Annabelle Creation', solvente regreso a lo clásico

Expediente Warren abrió una puerta nueva al terror contemporáneo. Demostró que lo clásico, lo viejo, lo producido de maneras técnicamente más artesanales, podía generar más miedo que lo digital, lo gore, lo explícito y lo ruidoso. Aquella película arrancó con la historia de una muñeca que poco después, Hollywood no puede resistirse a estas cosas, contó con su propia película. Annabelle, que así se tituló ,fue una enorme decepción, porque la película, lejos de seguir el camino marcado por el filme del que se desgajaba, apostaba por lo de siempre, por el susto unido al sonido a todo volumen. Y a pesar de eso, por el buen regusto de Expediente Warren, había expectación por ver lo que David F. Sandberg, antes en teoría de zambullirse en Shazam!, podía contarnos en Annabelle Creation. El resultado, una precuela solvente, un buen regreso a lo clásico, incluso asumiendo de que no estamos viendo nada realmente espectacular.

Empezando por los aciertos, Sandberg apuesta, como se ha dicho, por lo clásico, y eso es fundamental. Movimientos de cámara suaves, tensión generada por la oscuridad pero sin necesidad de un subrayado constante de la música (sí en algunas ocasiones), y sobre todo capacidad de sorpresa. No todo lo que puede ser un susto lo es. Y eso genera tensión. ¿No es acaso lo que necesita una película como esta? La tenemos, y en buenas dosis, aunque en el fondo la historia resulte mucho más sencillo de lo que parece. Y otro acierto, el movimiento continuo entre los protagonistas. No es Annabelle una película de protagonista único, pero tampoco hay que entenderla como una película coral. Es, simplemente, que Sandberg mueve bien a sus personajes y el foco central de la película según lo va necesitando la historia y sin ataduras. Con eso, más capacidad de sorpresa. Sí, Annabelle Creation sorprende. Parece difícil que lo haga, pero lo consigue.

Y crea una base sólida para la franquicia, para lo que vimos, de hecho, en la Annabelle original, película con la que conecta de una manera ligeramente tramposa pero a la vez eficaz. En realidad, toda la película se mueve entre esas dos sensaciones y no reniega de ello. Su sinceridad narrativa es, en ese sentido, positiva. Quiere contarnos una historia muy concreta, quiere hacerlo moviendo a sus nueve personajes (¿diez contando a la muñeca?) de una manera astuta, aprovechando la diferencia de edad entre las niñas para que sean importantes, y con bases muy sencillas. Y en ese Sandberg logra sus objetivos. Es verdad que cuanto más se piensa la película más salen a la luz sus trampas y argucias no especialmente limpias, pero viendo la forma en la que Annabelle quería asustarnos, la de Annabelle Creation (¿por qué no se traduce el título?) ha de considerarse mucho más válida y efectiva.

En teoría, esta película tendría que cerrar este spin-off de Expediente Warren, y lo mejor que le podría pasar a la serie es que así fuera. Annabelle Creation sería así un agradablemente terrorífico punto final que sabe aprovechar el conjunto de clichés sobre el que se construye (niños, muñecas, casa aterradora en la que todos sus rincones de madera crujen, puertas prohibidas que todos sabemos que se van a abrir) para mejorar la película anterior y generar el terror que necesita un público que, por mucho que cada película se pueda parecer a otra anterior, sigue ávido de sentir estas sensaciones en la sala de cine. Desde luego, mientras sea con artimañas tan sutiles como las que a veces muestra Sandberg y con un movimiento de cámara tan suave como el que le caracteriza, jugando más con las luces que con el impacto, es más fácil meterse en esta clase de universos.

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