viernes, enero 22, 2016

'La gran apuesta', una gozada coral

Qué pocas veces se exploran todas las herramientas que ofrece el cine para contar una historia, y qué satisfactorio es cuando todas, o casi todas, se utilizan en una sola película para goce absoluto del espectador. Eso es La gran apuesta, una historia fascinante contada de un modo aún más deslumbrante, llevando hasta el extremo la capacidad del cine como medio, rompiendo la cuarta pared, usando el ritmo de videoclip, utilizando el cameo de la forma más inteligente posible y desplegando a un grupo de personajes absolutamente fascinantes. Adam McKay, qué sorpresa es encontrar al director de Hermanos por pelotas, desplegando tanta inteligencia en estas poco más de dos horas, ofrece la más gamberra y fascinante explicación a la crisis financiera de la que todavía sentimos los efectos. Y todavía es más sorprendente si nos damos cuenta del impresionante nivel de detalle que despliega para conectar esta historia coral.

Es tan buena La gran apuesta que solventa de una forma fascinante su mayor escollo, precisamente lo que provocó que la crisis llegara tan lejos y de forma tan profunda: un lenguaje ininteligible. Es imposible seguir la película en toda su extensión a menos que se tenga formación económica. Pero lo mismo que usaron bancos y fondos de inversión para confundir a los ciudadanos de a pie y enriquecerse a su costa es lo que usa McKay, en un deslumbrante guión que coescribe con Charles Randolph basándose en el libro de Michael Lewis, para trazar un relato brutal y demoledor que, más que una explicación, es una mofa cínica de esta crisis. Cínica, porque usa personajes muy extremos para su historia, tipos que sacaron provecho económico de la enorme farsa (por no decir estafa) que generó la inestabilidad económica más reciente. La multiplicación de términos imposibles, que en la broma más amplia de todas están extraídos de la vida real, construye una tragicomedia única.

Su ritmo es salvaje y no deja ni el más mínimo resquicio al aburrimiento, y todo brilla tanto, esa es otra de sus grandezas, que incluso prescindiendo de entender el complejo lenguaje económico del que hace gala todo queda claro viendo a los personajes y entendiendo el tono de cada momento. Tampoco el desfile de actores (ojo a los cameos, que conforman las escenas más delirantemente divertidas de un conjunto que no deja títere con cabeza), en el que procede destacar a un Christian Bale que sabe explotar las inmensas rareza de su personaje, desde su gusto musical hasta el pasearse descalzo, y a un Steve Carell que después de su sorprendente interpretación en Foxcatcher cada vez impresiona más cuando se sale de su vis más cómica, más incluso que un Ryan Gosling que, eso sí, se queda el papel de conductor del filme, o un Brad Pitt, por completar los nombres que aparecen en el cartel, que como productor se reserva un trocito relevante pero menos espectacular de la trama.

Quién iba a decir que la mejor explicación cinematográfica a la crisis llegaría en forma de una comedia cínica y explosiva como esta. La gran apuesta es un viaje tan loco como terriblemente realista, en la que cada golpe de efecto supera al anterior, en el que los rótulos, la cámara la lenta, los planos congelados, la música... absolutamente todo juega un papel esencial para sentirse abrumado por el espectáculo al que se asiste, una farsa en toda regla que fascina y asquea a partes iguales, un memorable todo vale sin héroes y en el que la figura del caradura actúa como catalizador a un lado y otro de la pantalla. Para el enfoque más serio de la crisis desde el mundo del cine, la también espléndida Margin Call. Pero para reír, y llorar al final cuando uno se da cuenta de lo que ha nos ha contado es real, La gran apuesta. Una gozada.

1 comentario:

Doctora dijo...

Pues no me llama mucho el tema de la crisis, y además me preocupa perderme entre los términos financieros. Por eso no he visto Margin Call, aunque dicen que es buena.

Pero lo que cuentas de La gran apuesta me gusta, porque aunque no entienda del todo lo que cuentan me parece que no es importante para seguir la trama y disfrutarla. Además siendo una comedia es distinto, y me gustan los actores y las pelis corales, así que la veré sin duda :)

Por cierto, saludos :)