viernes, enero 20, 2012

'La dama de hierro', más Meryl Streep que película

El descomunal talento de Meryl Streep hace sencillo el balance de una película en la que aparezca como protagonista. Demasiado sencillo a veces. Y es que su brillantez como intérprete permite a cualquier filme que tenga la suerte de contar con ella esconder sus carencias y rendirse a la evidencia de que nada de lo que se haga superará su actuación. En La dama de hierro viene a suceder algo parecido. Como película no termina de convencer, demasiado dispersa, incluso demasiado caricaturesca. Pero tiene a Meryl Streep interpretando con maestría a un personaje además lo suficientemente reconocible como para que le suponga un reto, la ex primera ministra británica Margaret Thatcher. Y Streep lo borda. Contribuye en parte a la caricatura que queda de ella, pero triunfa moviéndose con elegancia en la frontera entre esa caricatura y el retrato realista. Y es que cuando termina la película, sólo queda una recuerdo: Meryl Streep.

Da la impresión de que Phyllida Lloyd, directora del filme (y también de Mamma mía!), ha tratado de abarcar demasiado en muy poco tiempo, y por eso el resultado final es difuso. No es fácil determinar si es una película sobre una mujer que supera todos los prejuicios machistas y clasistas para llegar al poder, sobre una política de derechas recta y atípica o sobre una mujer recordando lo mejor y lo peor de su vida. El inicio, y a la vez tronco de la película, incita a pensar en lo tercero, con una Margaret Thatcher anciana. Los primeros flashbacks, que es como está contada toda la película, llevan a pensar que el tema central es el primero de los tres mencionados. Y, en realidad, sus mejores escenas apuntan a un retrato político diferente. En estos tres tramos, sobre todo en el último, hay grandes momentos, grandes flashes, grandes frases, pero no termina de hilarse una historia, no hay una película en el conjunto de todo ello.

Y sin embargo, la hay. ¿Por qué? Por Meryl Streep. Porque cada una de sus presencias enciende lo que está sucediendo en la pantalla, aunque nazca de un brusco salto en el espacio o en el tiempo, aunque quede totalmente descontado de la siguiente escena, o por el brusco cambio que supone ver a Margaret Thatcher de joven con le rostro de Alexandra Roach (no por falta de calidad, sino por el abismo que hay entre las dos actrices). El hilo conductor de la película es el de la Historia misma y no es fácil abarcar once años de la vida de su protagonista, los que pasó en Downing Street. Lloyd, incluso, quiere mostrar más, y se nota que es demasiado. Abandonada la esperanza de dar coherencia a un relato tan prolongado, lo que importa entonces es definir la personalidad de la protagonista y siempre da la sensación de quien consigue eso es Meryl Streep. No el guión, no la película en sí misma, ni siquiera el recuerdo que el espectador pueda tener del personaje real. Es la actriz, con un gran trabajo interpretativo, vocal y gestual. Rozando la caricatura, sí, pero quizá de la única forma en la que se puede encajar algo así en una película.

Tal es el dominio absoluto de Meryl Streep sobre lo que sucede en la pantalla, que apenas queda hueco para mucho más. Lo que sucede es siempre por, para y alrededor de ella. Sólo hay otro detalle de la película que permanece en la memoria, al margen de la inclusión de imágenes documentales (en un cierto abuso de ellas, como recurso para hacer que el tiempo avance con rapidez y así abarcar todo lo que se quiere contar en los pocos más de cien minutos que dura la película), y es el personaje de su marido, Dennis. Jim Broadbent está brillante, tanto en la amargada faceta real de un hombre que no deja de sentirse a la vez orgulloso de su mujer y abandonado por ella como en la divertida y juguetona visión con la que Margaret Thatcher convive en su última época. El resto de personajes no son tales. No son más que instantes que sirven para articular el retrato de la proytagonista.

Eso hace que La dama de hierro deja un poso ligeramente decepcionante como película. A pesar de que hay en la historia muchos elementos interesantes, casi todos se quedan en la superficie, y escenas brillantes se mezclan con apresurados montajes que no consiguen explicar la importancia de los asuntos que trata. El conjunto está bastante desequilibrado y el mensaje difuminado. Pero Meryl Streep es otra historia. Ella crea un personaje fascinante, esencial para entender su carrera desde el mismo momento en que irrumpe por primera vez en la pantalla. Es tanta la genialidad de su trabajo que cabe preguntarse qué habría sido de esta película sin ella. Probablemente sólo habría generado morbo como un pasatiempo que no perduraría. Probablemente. Pero tiene a Meryl Streep. Hoy por hoy, y aunque el conjunto a su alrededor no sea deslumbrante, eso sigue siendo una garantía de que hay categoría en la pantalla.

4 comentarios:

Jo Grass dijo...

Bravo, Juan. Nunca lo hubiera explicado tan bien como tú. Totalmente de acuerdo en tus impresiones. La película no es tal, es Meryl Streep haciendo de la dama de hierro. Una lástima que el fallido guión deje una imagen de un personaje "histórico" a las nuevas generaciones tan distorsionado.
Besos

Meg dijo...

Totalmente de acuerdo, es mas Meryl que película, la peli es muy floja, se queda muy corta en tantas cosas....

Juan Rodríguez Millán dijo...

Jo, muchas gracias como siempre, porque siempre me animas cuando comentas...

Meg, muchas gracias también a ti. Lástima que no se montara una película a la altura, desde luego...

C.C.Buxter dijo...

Aunque no te lo creas, he ido al cine a ver esta película (¡sí!). Como a ti, me ha decepcionado bastante. Es una película dispersa, poco clara en su intención, y en la que el hilo conductor (una Margaret Thatcher anciana que padece alzheimer) no me parece honesto con las exigencias del "basado en hechos reales".

Meryl Streep está muy bien, sí; a Meryl Streep le van a dar el Oscar, sí. Me aburre que haya papeles que, de por sí, casi garanticen un premio a quienes los trabajan. ¿Es más meritorio interpretar a un personaje real que a uno inventado? A veces parece que se premia la imitación antes que la actuación.

En global, "La dama de hierro" me ha recordado a "The queen": una fantástica actriz protagonista y una película con poca chicha.