En más de una ocasión, el Anacleto que interpreta Imanol Arias dice "soy demasiado viejo para esto". Y efectivamente, lo es. No Imanol Arias, por supuesto, porque él es de largo lo mejor de esta adaptación del personaje de tebeo creado por Manuel Vázquez Gallego en los años 60 del pasado siglo. Pero Anacleto: Agente secreto es una película extraña, porque la apuesta de Javier Ruiz Caldera es demasiado moderna como para entender lo que realmente habría funcionado. Un Anacleto con Imanol Arias hace veinte años habría sido sensacional. Cada vez que él sale en pantalla, deja esa sensación. Hay un esfuerzo por mantener elementos que vinculen la película a la historieta, pero al final todo eso se ve devorado por el humor más moderno, por la necesidad de cameos, por buscar un humor mucho más actual que el que realmente funcionaba en las aventuras de Anacleto. Y por eso la película no termina de arrancar nunca, a pesar de algún momento notable.
Sorprende que la fórmula para llevar a Anacleto al cine haya sido la de envejecer al personaje y darle un hijo (interpretado por Quim Gutiérrez) que por supuesto tendrá que seguir al agente secreto en una de sus locas aventuras. Sin haber probado siquiera el potencial de Anacleto, el cine español ya le ha fulminado, como hizo por ejemplo con aquella rocambolesca idea de fusionar cuatro novelas del Capitán Alatriste para que luciera el cine, matando las posibilidades de hacer una franquicia exitosa. Anacleto comete el mismo error (¿recordamos las furibundas críticas que recibió George Lucas por dar un hijo a Indiana Jones?), pero lleva la broma demasiado lejos, y eso pesa, especialmente en su final. Y sorprende más cuando precisamente se ha hecho lo más difícil, encontrar a un actor que encaje en los zapatos de Anacleto, aunque sea un Imanol Arias que habría sido sencillamente perfecto hace algunos años.
La película, en todo caso, tiene un ritmo extraño que no siempre funciona. Hay momentos muy divertidos, tampoco demasiados (y eso es un grave problema cuando lo que se está adaptando es una historieta humorística), y más interés en el relevo, en la pareja joven que forman Gutiérrez y Alexandra Jiménez, en realidad un trío si contamos a Berto Romero (de su personaje sólo disfrutarán los incondicionales de su humor), que en el propio Anacleto. Tan irregular es, que incluso uno de los cameos, el de Rossy De Palma, proporciona algunas de las carcajadas más honestas de toda la película. Y en el fondo no deja de ser una pena que el foco del filme se vaya precisamente a elementos ajenos al personaje al que se quiere honrar. Gutiérrez intenta robar la película a Arias en todo momento, apostillando cada frase con una respuesta humorística, y eso no funciona casi nunca, y Arias siempre está por encima. Él, hay que insistir, en ello, es lo mejor.
Y eso que Ruiz Caldera no rueda nada mal la película, saca partido de la acción y elabora unas coreografías de pelea muy verosímiles, incluso cuando las protagoniza el propio Imanol Arias a sus 59 años. Se mire como se mire, lo mejor de la cinta es lo que rodea a su protagonista y el resto, a pesar de que el montaje apenas supera los 90 minutos, se mueve entre lo superfluo, lo simplemente correcto e incluso lo aburrido, porque hay algunas escenas de la película que bordean esa peligrosa frontera. Anacleto: Agente secreto es una ligera decepción que no siempre es fiel al material que adapta, que ha optado por un guión simple que está lejos de satisfacer por completo tanto al lector clásico de las aventuras del personaje como a quien se aproxime a la película sin conocimiento alguno del personaje. Hay detalles, hay un espléndido actor al mando, pero el resto es bastante inofensivo o no termina de arrancar.
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