La fantasía juvenil vive un momento dorado. O no, todo depende del cristal con el que se mire. Es buen momento, porque hay un gran número de títulos, sobre todo a través de sagas que dan el salto desde la literatura hasta el cine, con bastante éxito en las taquillas además. Pero no es tan bueno ese momento porque falta algo, falta diversidad, faltan obras rompedoras, falta la frescura y el carisma que tenía el género en los irrepetibles años 80. Por desgracias, todo suena a ya visto. Y aunque casi todos estos títulos tienen elementos de interés, al final la sensación de déjà vu es inevitable. Sucede con Ga'Hoole. La leyenda de los guardianes. ¿Mala película? En absoluto, tiene los elementos necesarios para ofrecer un notable entretenimiento, pero en el fondo parece una vuelta más sobre los mismos temas, los mismos protagonistas, las mismas relaciones entre ellos y los mismos retos para héroes y villanos.
Aquí los protagonistas son animales, lechuzas en su mayoría, pero la historia bien podría ser la de Narnia, Harry Potter, La brújula dorada o cualquier otra saga juvenil. Siguen unos patrones ya definidos en otras muchas películas, y es inevitable que quede la sensación de que algo de esto ya hemos visto. Los dos hermanos, uno de carácter afable y otro más recio, que acaban enfrentados. El mentor que sacrifica su vida para que el protegido tenga la posibilidad de salvar el mundo. El clímax final en el que todo pende de un hilo. Todo visto. Lo más novedoso de esta película está en el nombre de su director, Zack Snyder. No es frecuente que un director de cine de acción real dé el salto a la animación. Snyder ya tiene labrado un nombre, sobre todo después de hacer 300 y Watchmen. Y sus características esenciales sí se ven en Ga'Hoole, sobre todo a la hora de aplicar esas cámaras lentas que tanto le gustan (y que tan bien lucen en 3D).
Pero el castillo de naipes está construido sobre un guión previsible, que desprecia además a algunos personajes secundarios, que a veces parecen estar en la película sólo porque salen en los libros en que se basa el filme y su exclusión enfadaría a los aficionados. Entre esos errores de fondo que desembocan en lo previsible del material, el guión hace además hincapié en aspectos que pueden irritar al espectador adulto (como la excesiva transformación de expresiones cotidianas al mundo de los pájaros; ¿cuántas veces se dice la palabra "mollejas" a lo largo del metraje?). Lo curioso es que tampoco tiene este producto un fácil acomodo entre los más jóvenes por el dramatismo que tiene el filme. En otras producciones similares a ésta se echa en faltaun tratamiento más oscuro y siniestro, adulto en definitiva, y ésta lo ofrece por momentos y se agradece, pero al ser una película de dibujos animados eso puede dificultar que encuentro un público adecuado. Qué difícil equilibrio para el cine juvenil moderno.
Al final es la espectacularidad de sus imágenes lo que da el aprobado a la película. Y es una espectacularidad que bebe tanto del cada vez más prodigioso avance de las imágenes por ordenador (al no tener personajes humanos, es casi imposible encontrarle pegas a la animación) como del magnífico uso que, aquí sí, por fin, se hace de la técnica de 3D. Porque aunque la escena inicial produce el habitual temor a que el uso de las gafas sea prioritario sobre el arte de rodar una película, con los acostumbrados giros imposibles y planos hermosos pero que no hacen avanzar a la historia o a los personajes, al final la técnica convence y mucho (mucho más puede que incluso con respecto al fenómeno Avatar y sin duda mucho más sobre las películas no rodadas en 3D y transformadas después a ese formato, como Furia de titanes o Alicia en el País de las Maravillas). Por una vez, el 3D no parece un timo al espectador, todo lo contrario, y así se evidencia, sobre todo, en la espectacular escena de la tormenta (la mejor de la película) y en el uso de otros elementos como el fuego o la bruma.
La espectacularidad visual que tiene la última película de Snyder es lo que convierte a este título en algo diferente a otros con los que guarda demasiada relación. Su ausencia de comedia, salvo unos pocos detalles lógicos y necesarios, también marca distancias con la fantasía juvenil de animación contemporánea. Eso tiene su valor. Como también lo tiene el notable entretenimiento que ofrece esta película.
6 comentarios:
Ufff, la palabra mollejas no me gustó nada, y bueno, ya sabía que iba a ver una peli que pueden ver niños. La verdad, me esperaba que fuera peor, iba con un poco de miedo de aburrirme. Y la verdad es que no, salimos muy contentos del cine. El argumento no es para tirar cohetes ni la pelícla es perfecta, pero es visualmente espectacular, bonita y me pareció buena en general.
Pues a mí me gustó también la espectacularidad visual y el 3D pero, me fastidió que estuviera al servicio de un guión tan poco original. Como dices aquí, todo suena a dèja vu. Lástima!
En época navideña inundarán títulos de este tipo. Es cierto lo que comentas de la originalidad. Se estrujan muy poco el cerebro!!
Celebro que al menos visualmente sea una gozada.
Besos!!
Me encantan este tipo de películas, y si a ti te ha gustado le daremos una oportunidad ;-)
Sonix, pues sí, es para salir contentos, tiene buenas cosas.
Jo, es que eso es lo que parece tener todo el cine de animación que no salga de Pixar, una pena...
María, sí, todas las navidades pasa lo mismo, ésta no será una excepción. Pero si al menos traen esta espectacularidad, ¡bienvenidas sean estas películas!
Van, pues ya me contarás qué te ha parecido. A mí la animación siempre me ha encantado, así que suelo darles una oportunidad a estas películas.
Cuánta razón tienes con lo de "molleja". Acabé con dolor de molleja al terminar la pelí.
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