martes, mayo 04, 2010

'Iron Man 2', espectáculo del bueno

El primer Iron Man se convirtió hace dos años, por derecho propio, en una de las mejores adaptaciones de cómics Marvel que jamás se han hecho, a pesar de que se produjo con mucho menos bombo que otras películas del género. Al mismo tiempo, aquella cinta fue la génesis del Universo Marvel cinematográfico que estamos viendo y que seguiremos viendo en los próximos años. De la secuela de Iron Man lo primero que hay que decir es que es tan espléndida como la primera entrega, tan entretenida como aquella, con un sentido del espectáculo tan refinado como la original. ¿Diferencias? Las hay. A simple vista para bien, porque crece aquello que en parte faltaba en la primera: la espectacularidad. Rascando algo más, hay otra diferencia más negativa, y es que el guión, siendo muy interesante, no termina de sacar partido a algunos de los elementos y personajes que pone en pantalla. Pero es una gozada. Como la primera. ¿Mejor? Qué difícil decidir cuál de las dos es mejor.

Si en la primera entrega ya quedó claro, la segunda confirma aún más que esta saga no tendría ningún sentido sin Robert Downey Jr. La mayoría de los actores consiguen, a lo largo de sus carreras, encontrar un personaje que les define. Tony Stark/Iron Man es el de Robert Downey Jr. Vista su interpretación parece sencillamente imposible encontrar a alguien que hubiera podido aunar con semejante brillantez la socarronería y excentricidad del multimillonario inventor con la seriedad de su trabajo, su carácter de mujeriego empedernido con la lucha por la vida es que está inmerso, la comicidad de algunas secuencias con la mayor profundidad de otras. No sé por qué hay tanto miedo, sobre todo en las nominaciones anuales, a destacar a un actor que interpreta a un personaje de cómic. Ojalá los premios a Heath Ledger por su sobrecogedora actuación en El Caballero Oscuro vayan teniendo reflejo en trabajos como el de Robert Downey Jr.

Iron Man nos hablaba del efecto que podía tener sobre el mundo la aparición de una máquina bélica tan contundente como la armadura del héroe. Iron Man 2 nos habla de la reacción del mundo a esa irrupción, y ahí juego un papel importante un empresario rival, Justin Hammer (un divertido Sam Rockwell). El concepto, analizado millones de veces en el cómic (y no sólo en los de este personaje, desde luego), es apasionante. Sin embargo, este planteamiento queda algo lastrado por la obsesión del cine de superhéroes de centrarse en historias de origen, que era precisamente lo que relantizaba la primera entrega. Y como aquí el de Iron Man ya está establecido, son muchos los minutos de su metraje los que se dedican a contarnos la historia del villano, Látigo (un Mickey Rourke adecuado en un personaje que no queda del todo bien dibujado), minutos que lastran bastante, sobre todo en la primera mitad de la película. Habrá quien también vea lentitud en muchos tramos de la película, pero a mí más me parecen elementos de cohesión entre las dos entregas de Iron Man y, sobre todo, con el resto de ese ya mencionado Universo Marvel cinematográfico.

Y es que muchas de las novedades (y elementos ya vistos, aunque fuera de pasada en la primera, como el escudo que usará el Capitán América; todo un toque de irreverencia el uso que se le da en ésta) que aporta Iron Man 2 parecen pensadas para expandir ese universo. El Nick Furia de Samuel L. Jackson tiene aquí más metraje que en la primera película por eso, porque se está gestando la película de los Vengadores. La introducción de la Viuda Negra de Scarlett Johansson tiene también esa razón de ser, además de introducir el nombre de otra estrella en el reparto. La actriz, por cierto, confirma que, hoy por hoy, es más una imagen de marca que una intérprete. No es que falle su personaje (mucho más breve de lo que sugiere que uno de los elementos más publicitados haya sido su traje ajustado de cuero negro), es que ella parece conformarse con exhibir una incuestionable imagen sexy y bordar la escena de acción que se le presenta (una escena, por cierto, rodada de forma magnífica por Jon Favreau, quien ya en la primera parte demostró un gran estilo como realizador de acción eludiendo la confusión en pantalla que suele dominar este género).

La mejora de la secuela con respecto al original se nota en su espectacularidad. Lo más decepcionante de Iron Man, seguro que por falta de medios para aumentar su escala, era su clímax. Aquí el avance es considerable, porque se trata de un magnífico enfrentamiento final dividido en tres segmentos (el peor de ellos, por desgracia para el personaje de Rourke, el último), intercalado con una segunda acción paralela muy bien montada. Es aquí donde destaca la novedad de este filme que parece propia de esta saga y que no tendrá protagonismo en los Vengadores (aunque todo es posible): Máquina de Guerra. Don Cheadle sustituye (y mejora) a Terrence Howard como James Rhodes. La presencia de dos armaduras en la parte final del filme aumenta el espectáculo, un tanto digital a veces pero lleno de diversión en todo momento (y muy bien planteado por su director, intercalando planos de los rostros dentro de la armadura con la acción). Gwyneth Paltrow repite papel y sensaciones con respecto a la primera entrega, bien pero quizá algo desaprovechada.

Una parte importante de esta saga es el humor, muy presente de nuevo en la secuela (incluyendo, una vez más, el impagable cameo del creador del personaje, Stan Lee; buscadle después de la presentación de Iron Man en la Expo Stark), pero no por ello se desprecian elementos más dramáticos o trascedentes (quizá lo más endeble sea la conexión de Tony Stark con su padre), lo que hace de Iron Man 2 un magnífico ejemplo de cine espectáculo, un modelo para futuras películas que busquen objetivos similares, un cine de cómic espléndido y un título muy recomendable para introducir al público en ese género, una cinta de acción con un ritmo y una elegancia que ya quisieran títulos con mucha mayor reputación, dos horas de puro entretenimiento. Y que sean algo más de dos horas, porque quien se vaya antes del final de los títulos de crédito, como ya sucedió en la primera entrega, se perderá la última escena del filme... que invita directamente a seguir inmerso en el Universo Marvel. Y larga vida a ese universo mientras produzca películas como ésta.

3 comentarios:

Sonix dijo...

Magnífica crítica, la he leído tranquila porque sé que no pecas de spoilear, y bueno, he leído algunas críticas estos días sobre esta peli y parece que más o menos coinciden. Lo único que me da un poco de miedo es que quizás al no estar al corriente de las relaciones y los personajes del mundo Marvel, puede que me pierda un poco.
Pero si hay mucha acción y es espectacular, me la has vendido. La primera me gustó bastante, aunque para mi gusto le sobraba tanta extensión para las historias personales.
Bueno, un besote!! Me tienes que contestar una cosilla todavía!

Luna Méndez dijo...

:)
Me gustó el comentario que dejaste donde Raquel y me picó la curiosidad de marujearte.

No he visto Iron Man, pero he ojeado la crítica de Alicia en el país de las maravillas y parece que coincidimos bastante, lo cual no está mal...

ea, y ahí dejo mi reflexión de las 21.18

Juan Rodríguez Millán dijo...

Sonix, muchas gracias... Ya sabes que si tienes alguna duda, y aunque Iron Man no es precisamente mi fuerte, estaré encantado de contestártela, je, je, je... No pasa nada, se puede ver la película sin ningún problema aunque no conozcas detalles del cómic.

Luna, pues encantado de que marujees por aquí todo lo que quieras, ya ves que yo he hecho lo mismo por tu 'casa'. Espero más reflexiones en el futuro, ¿vale...?