Los juegos del hambre no ha sido una de las peores series fantásticas juveniles de los últimos años, pero probablemente sí pasará a la historia por ser una de las que peor se despide. La segunda parte de Sinsajo, cuarta entrega de la franquicia y confiemos en que última para siempre, confirma muchos de los temores que se podían tener desde hace tiempo, sobre todo los relacionados con la exagerada extensión de una historia que podría haberse condensado mucho más, incluso en una única película, pero añade algunos defectos inesperados. Si se podía esperar que el capítulo final fuera el más espectacular, Sinsajo, parte 2 queda como un globo pinchado, como una película en la que apenas suceden cosas, que no tiene grandes escenas de acción y que se envuelve en un lujo ficticio, mal explicado y peor ejecutado, sin un un clímax atractivo y con interminables epílogos.
Es evidente que Los juegos del hambre es una serie de películas pensadas para aficionados, bien de los libros o incluso de la misma serie cinematográfica, que apuestan por incluir todo lo que se pueda, aunque resulte tan absurdo como las presentaciones de personajes que apenas tienen importancia narrativa. No hay más que ver cómo empieza este capítulo final, sin explicaciones, sin contexto, sin una alfombra que permita una entrada confortable en este mundo. Francis Lawrence simplemente ha cortado por la mitad una película que se le ha ido casi a las cinco horas de duración. Y eso, desde un punto de vista artístico, es nefasto. Desde el comercial no, por supuesto, porque en realidad se ha multiplicado por cuatro la recaudación de una historia que tendría que haber pasado por la sala de montaje con mucha más decisión. Obviamente, el dinero manda. Y si se pudieran hacer cuatro películas más, se harían. Los fans las consumen. Pero eso no convierte el producto en uno bueno.
Efectivamente, a pesar de su más que previsible éxito comercial, Los juegos del hambre. Sinsajo, parte 2 no es una buena película. Con más claridad que en sus predecesoras, no funcionan los personajes ni las relaciones que se trazan entre ellos, no se motivan sus acciones adecuadamente (más bien al contrario, hay momentos que rozan el absurdo... aunque se atisba alguna explicación que seguramente estará en el blu-ray como escena eliminada), cada secuencia supera lo inverosímil de la anterior y reduce la película en su segunda mitad, cuando se inicia el asalto al Capitolio (cuyos momentos más espectaculares se escamotean como si esta fuera una producción de bajo presupuesto) a un corriente videojuego de plataformas, y salvo escenas muy puntuales no hay demasiada emoción. Hay hasta diálogos que son invitaciones a relacionarlos con el pobre resultado del filme, que ni siquiera supone el punto culminante de la serie, que se quedó atrás en la segunda entrega, En llamas.
Por muy comercial que sea, sigue pareciendo un error esta apuesta por sagas que se alargan con el único objetivo de amasar billetes y pisando el lenguaje cinematográfico. En esta segunda parte de Sinsajo hay tantos diálogos vacíos e incluso repetitivos, tantos personajes que hacen acto de presencia simplemente porque se demanda que lo hagan (los de Woody Harrelson, Elizabeth Banks o la trucada presencia del fallecido Philip Seymour Hoffman), que parece evidente por dónde se podría haber cortado para, al menos, no alargar el capítulo final a dos filmes. Esto, obviamente, es un producto para fans. Más de Los juegos del hambre que de Jennifer Lawrence, una actriz que muestra signos de estancamiento, y ellos seguramente saldrán satisfechos de este final. Por desgracia, esto seguirá multiplicando los productos que quieren seguir sus pasos. Y si una franquicia de esta envergadura ya da la impresión de no poner cada dólar en la pantalla, lo que venga de sus sucedáneos más baratos es como para echarse a temblar.
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