Viviendo como estamos viviendo una época desmadrada del género de acción, en el que el más imposible todavía, por absurdo que pueda resultar, parece ser el único objetivo a conseguir y por el que se puede convencer a un espectador para pagar una entrada, se agradecen películas como Misión imposible. Protocolo fantasma. Y eso que también se esfuerza es buscar ese más imposible todavía (¿podía ser de otro modo, teniendo en cuenta el título de la saga?), pero lo hace en base a un guión claro y entretenido, con un rodaje espectacular pero nítido, y con unos actores carismáticos. Misión imposible lleva una década y media rondando los cines de todo el mundo, siempre con Tom Cruise como estrella, y es un título ganador casi siempre. De hecho, como saga rivaliza con la de James Bond, a pesar de que aquella pueda presentar muchas más películas y algunas décadas más forman parte del imaginario universal del cine. A diferencia de las tres primeras partes, ésta sí mantiene conexiones con la anterior entrega y, aunque es una película perfectamente autónoma, sí asienta sus bases en la idea de continuar la saga. A este nivel de entretenimiento, que hagan las que quieran.
Nada me parece más poco atractivo a la hora de ver una película de espías que asomarme al trailer o incluso leer las sinopsis del filme, por oficiales y presumiblemente libres de spoilers que sean. Porque, al final, destripan tantas cosas que acaban por quitarle toda la gracia a la película. En IMDB, tres líneas del argumento bastan para desvelar lo que es el protocolo fantasma del título y una de las sorpresas más espectaculares de su metraje. Algún cartel del filme, acaba con otra sorpresa. Una pena, pero es un error ya demasiado repetido en el cine moderno como para no darlo por sentado de forma sistemática y huir de toda información divulgada de este filme. Dicho eso, sí se puede hablar largo y tendido del alcance de esta cuarta entrega de la saga cinematográfica de Misión imposible, basada en una muy popular serie de televisión de los años 60. Y lo primero que se puede decir, sin miedo a destriparle nada a nadie, es el juicio sobre el filme, una notable y entretenidísima pieza de acción, que enriquece el ya destacable mosaico en que se ha convertido esta saga, que ha pasado ya por las manos de directores tan diversos como Brian de Palma, John Woo (esta segunda entrega es, para mí, la única que no aprueba) y J. J. Abrams.
Y ahora cae en las de Brad Bird. El nombre, seguramente, le será desconocido a muchos, aunque muchos habrán visto alguna de las tres maravillosas películas que adornaban hasta ahora su filmografía: El gigante de hierro, Los increíbles y Ratatouille. Sí, tres películas de dibujos animados, la primera de ellas para Warner y las dos siguientes para Pixar. Misión imposible. Protocolo fantasma es su bautismo de fuego en un filme de acción real y pasa la prueba con una nota muy elavada. Quizá heredando la necesidad narrativa de la animación de mostrar con claridad lo que sucede en pantalla, Bird ofrece un thriller de acción y espías de lo más clásico en su realización (sólo se salen de la norma las escenas rodadas para el formato IMAX, sencillamente espectaculares para mostrar los exóticos marcos que siempre exige una película de este calibre), incluso en sus peleas y persecuciones, aunque éstas se acerquen bastante más al cine contemporáneo por su espectacularidad y sus rápidos movimientos de cámara. Se beneficia, también, de un guión claro (obra de dos debutantes en cine pero que ya trabajaron en Alias con Abrams, productor de este filme), quizá incluso algo inocente en algunos momentos pero que sirve ciertamente a los propósitos de la saga y de su nuevo director.
Tom Cruise (nunca entenderé por qué resulta siempre tan fácil desmerecerle...) sigue ejerciendo como magnífico héroe de acción sobre el que, de momento, no pasan los años. Lo cierto es que su Ethan Hunt, el papel que hizo suyo en 1996 (¡hace 15 años!) con el primer filme de la saga es ahora mismo un claro rival de James Bond. Tampoco parece descabellado considerarle como precursor del actual 007 interpretado por Daniel Craig. Y es que las películas de Bond y las de Misión imposible parecen tener muchos elementos narrativos y visuales en común, hasta el punto de que se puede considerar a estas dos sagas como perfectos y complementarios rivales por la hegemonía en el cine de acción actual, en su vertiente más clásica. Misión imposible apuesta algo más por la introducción de la comedia (de ahí la ampliación del papel en la tercera entrega del cómico Simon Pegg... aunque no termine de cuajar como relajo cómico en algunos momentos y se le lance con descaro a la parte más seria del filme en cuanto es necesario) y por un reparto algo más coral que el de 007 (espléndido Jeremy Renner, muy adecuada Paula Patton), aunque adolece en esta entrega de villanos tan brillantes como había tenido hasta ahora la saga y como suele presentar la de su colega británico (parecen todos algo desaprovechados, en especial la asesina que interpreta la francesa Léa Seydoux).
El papel de Simon Pegg no es la única conexión con la tercera entrega de Misión imposible, que sí se detiene en dar explicaciones narrativas que remiten a la anterior película. La segunda y la tercera parte de esta saga se concibieron como rupturas, como una nueva vía para seguir explorando la mitología de Misión imposible (aunque es verdad que la tercera ya tenía mucho que ver con la primera... y quizá pretendía borrar del recuerdo de muchos la segunda, venerado por algunos sectores, por cierto, aunque yo guardo de ella un recuerdo horrible), pero Protocolo fantasma apuesta por la continuidad. Además de algunas líneas del guión, hay varios cameos que así lo indican (¿para qué destriparlos?). Misión imposible. Protocolo fantasma cumple con creces todos los objetivos que se marca. Entretiene, divierte, emociona y, sobre todo, mantiene viva la llama de la tensión hasta el último segundo, exactamente lo que uno espera de algo que lleva este título. Si además hay una buena dirección, la siempre acertada elección de escenarios exóticos a lo largo de todo el mundo y espectaculares secuencias de acción (la escalada cobra una nueva y hermosa definición; no miréis abajo los que tengáis vértigo), y un toque realista dentro de lo imposible, no queda más remedio que rendirse a la evidencia de que estamos ante una película espectacular en su campo.
6 comentarios:
A mí la primera película de la saga me gustó, pero el resto me decepcionaron bastante (muy fantasmas...). Esta la veré supongo pero si mantiene la línea de las últimas me temo que no será santo de mi devoción, aunque después de tu crítica le daremos una oportunidad ;)
Van, a mi la primera me encantó, la segunda me parece horrible y la tercera me entretuvo. Creo que ésta es tan buena como la primera.
No creo que sea comparable la primera peli con esta. La primera parte era más bien una intriga con alguna escena de acción (la del tren y poquillo más), pero después la saga tomó un giro a la acción pura, (a veces casi ciencia ficción).
Siempre he pensado que la primera parte es lenta, pero joder, deberían buscar el término medio yo creo. Porque vale que la segunda parte es la más floja, pero realmente se han seguido conservando muchos excesos de esa peli (ver a Tom Cruise en plan Bruce Lee nunca me ha resultado creíble y lo de los gadgets fabulosos... creo que se pasan a menudo, por ejemplo, en esta cuarta, ¿realmente hacía falta lo de que la luna del coche se convirtiera en gps con efecto "Minority Report" incluido?).
La peli no está mal, muy en la linea de la anterior, pero para mi gusto bastante más cerca de la segunda parte que de la primera.
A destacar negativamente lo que apuntas del villano y el peinado de Tom Cruise, aunque como parece que lo va alternando en la quinta lo volverá a llevar corto.
Se agradece que haya desaparecido el espíritu romántico de la tercera hasta casi al final (lo más parecido aquí es quizá la escena escotazo) y si siguen poniendo una chica buena y una mala (personaje que sólo se justifica para colocar otro escote en pantalla) las comparaciones con Bond irán en aumento.
Me he extendido mucho, perdona (aunque lamentablemente dudo que leas este comentario).
Doctora, me ofendes, je, je, je... Leo atentamente cada comentario que me llega, no lo dudes (a veces se me pasa contestarlos si son a reseñas más atrasadas, pero sí está aún en la primera página del blog sí suelo contestarlas), y encantado de que te extiendas tanto como quieras. Lo de la chica buena y la chica mala se justifica en los escotes y en que se peleen, por supuesto. No falla ya en una película de género.
A esta saga es que le faltaba una rubia.
Por cierto, la morena se llama Paula Patton, no Preston :)
Doctora, he aquí una de las razones por las que me encanta tenerte como lectora... Gracias por el detalle, ya está corregido. A saber de dónde me habré sacado yo el nombre equivocado a la hora de escribir...
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