viernes, diciembre 02, 2011

'La conspiración', Robert Reford diseccionando injusticias y removiendo conciencias con maestría

Robert Redford siempre fue un carismático actor. Ahora, y ya desde hace algunos años aunque muchos se resisten a reconocérselo, es un gran director, que, por encima de todo, hace cine para diseccionar injusticias y remover conciencias. Con La conspiración, una excelente película ya por sus méritos cinematográficos, también consigue sacar adelante esa labor didáctica. Con maestría, con un clásico pulso narrativo, con un puñado de actores excepcionales y con una de esas historias que merece la pena contar (porque no mucha gente la conoce a pesar de partir de un suceso ampliamente difundido y popular) y que tiene numerosos puntos de unión con la realidad de nuestros días aunque su punto de partida sea el asesinato de Abraham Lincoln. Como suele pasar con esas películas que parten de un suceso muy americano, La conspiración no tendrá probablemente éxito en España. No lo ha tenido tampoco en Estados Unidos, donde quizá no gusta tanto que el cine sirva para abrir los ojos. Y es una pena, porque es una de esas películas necesarias desde numerosos puntos de vista.

La filmografía de Robert Redford se compone de dos tipos de películas. Por un lado están las historias bonitas, esas que ya no parecen tener cabida en el cine actual. Por eso, El hombre que susurraba a los caballos o La leyenda de Bagger Vance no tuvieron mucho éxito. Por otro están sus reflexiones políticas y sociales, que tampoco suelen tener mucho éxito, quizá si descontamos Quiz Show, que en su día sí pareció gustar mucho. En ambos terrenos, Redford muestra una madurez y una manera de entender el cine que para sí quisieran directores mucho más reconocidos, tanto por la taquilla como por el público. Sólo ha dirigido ocho películas en treinta años y, muchos años después de que Hollywood se rindiera a su debut tras la cámara, Gente corriente, su último filme, Leones por corderos, es de hace tres años. Aquella, siendo también un título que me pareció necesario, tenía un tono de mitin que seguramente disgustó a algunos y le resto algo de valor a las buenas ideas del filme para otros. Pero La conspiración no es así. Es un paso adelante de Redford como director un golpe continuo a la dudosa ética de los injustos, desde la primera escena hasta los rótulos con los que cierra el filme.

Lincoln ha sido asesinado y el ejército consigue detener a un puñado de personas a las que acusa de conspirar para matar al presidente. Entre ellos, una única mujer, Mary Surratt (Robin Wright; es asombroso ver cuánta tristeza desprenden los ojos de esta actriz a la que no se le hace justicia... ¿por tener 45 años?). Frederick Ailken (James McAvoy, un actor cada vez más sorprendente y capaz), un joven héroe de guerra, recibe el encargo de defenderla en el juicio militar que va a celebrarse, con sus derechos recortados y con el claro objetivo de cerrar el caso con culpables. Y aunque al principio no quiere hacerlo porque no cree en la inocencia de Mary, poco a poco se va dando cuenta de las injusticias que se agolpan en torno a un proceso tramposo, amañado y con un veredicto dictado de antemano. No obstante, nadie de su entorno entiende su dedicación al caso y no tardan en aparecer las consecuencias en su vida. Con este argumento, Redford denuncia las injusticias de la justicia, los peligros del poder absoluto, los fallos del sistema de valores sobre el que se construye una nación. Y aunque la historia sea propia de Estados Unidos, sus planteamientos son perfectamente extrapolables a cualquier lugar y momento de la historia, tal es su grandeza como película.

Redford arranca mostrando, en un nítido pero algo desaprovechado prólogo (¿qué hubiera hecho Spielberg con esa escena...? Quizá Caballo de guerra nos dé la respuesta), el heroísmo del personaje McAvoy en el campo de batalla y después traslada la guerra al campo de las ideas. A través de las dudas del abogado, asistimos a una enorme lección sobre ética y justicia, que en ningún momento se convierte en un mitin a pesar de posicionarse claramente en el proceso. A través de las miradas de la mujer juzgada, asistimos a las injusticias que se antojan inevitables, no importa cuánto esfuerzo se ponga en desmontarlas. A través de la cámara de Redford (soberbia en escenas como las conversaciones entre Mary y Frederik, en la escena de la horca o en el formidable epílogo), asistimos a una sobria lección cine de clásico en un marco tan común a títulos míticos como un tribunal, engrandecida por un notable trabajo de fotografía a cargo de Newton Thomas Sigel (aunque la música de Mark Isham apenas contribuye a hacer crecer el filme) y que se redondea con un casting espléndido (por destacar algún nombre más, prodigioso Kevin Kline en un poderoso papel secundario y un siempre formidable Tom Wilkinson).

Después de años como galán imperecedero de Hollywood y cuando Robert Redford se está convirtiendo en una referencia imprescindible para el análisis del mundo actual, resulta que el mundo le está volviendo la espalda por culpa de una cierta frialdad en la puesta en escena. La conspiración se vio en el Festival de Toronto hace más de un año. Se estrenó en Estados Unidos en abril de éste, y fue un fracaso de taquilla (once millones de dólares recaudados, ni la mitad de los 25 que costó). Y ahora llega a España. Lo más probable, y es una auténtica pena, es que la película pase por la cartelera sin pena ni gloria. Qué pena que un cine tan reflexivo como éste no encuentre su lugar en el mercado. Robert Redford siempre me ha gustado como director y estoy convencido de que su sincera emoción a la hora de rodar los momentos posteriores al asesinato de Lincoln, su enorme trabajo con los actores, su compromiso político y social y su intenso conocimiento del cine se merecen mucha mejor suerte de la que están corriendo sus últimas películas. La conspiración es un excelente ejercicio de reflexión y un continuo golpe a la ética de los injustos. Con sus defectos, pero cine puro. Será que es demasiado clásico para gustar al público de hoy en día.

4 comentarios:

Sonix dijo...

Tengo muchísimas ganas de ver esta película, sobre todo ahora después de leer tu reseña. Y la verdad es que el otro día, después de pensar a ver si la podía conseguir por ahí, descubrí que la había tenido en casa desde agosto. A ver si tengo hueco este fin de semana, porque aparte de eso, me encantó cómo lo hacía McAvoy en X-Men y seguro que aquí se luce mucho más.
Saluditos!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Sonix, yo creo que merece mucho la pena, salí muy satisfecho de la sala. Y McAvoy cada vez me gusta más. Mira que con Wanted se buscó que le tuviera manía (no por su culpa, en realidad), pero ya le empiezo a seguir...

VAN dijo...

Tengo ganas de verla, desde que dirige, casi todas las películas de Robert Redford me han gustado mucho

Juan Rodríguez Millán dijo...

Van, a mí también me encanta Robert Redford, incluso cuando parece estar no tan brillante. Ésta me ha gustado muchísimo.