XP3D es una película pionera. Como la propia publicidad dice, es el primer filme de terror español rodado en 3D. Un 3D tan aceptable como el de cualquier producción actual, por cierto. Pero volvamos a la cuestión del género. El cine de terror pasa por horas bajas, porque no genera terror. XP3D no sólo no es una excepción, sino que evidencia que el género está regresando a momentos más ingenuos y simples, aquellos en que los tópicos y un grupo de actores atractivos bastaban para sacar adelante una película. Es por ello un retroceso. Algún apunte interesante en el guión, atractivas localizaciones y la pericia técnica del debutante director no bastan para salvar una película que tiene difícil el aprobado, muy difícil en realidad, incluso en el target de audiencia que busca, según confesó la productora entre 15 y 27 años. Muy simple todo incluso para esas edades.
Por supuesto, hay que partir de la base de que estamos ante una película para un público juvenil. Eso explicaría que en el pase para la prensa la carcajada fuera la reacción predominante ante lo que iba sucediendo en la pantalla, todo muy previsible. Pero es que incluso así es difícil sostener la película, porque se suele incurrir en el error de tratar a los jóvenes como poco ilustrados. Incluso en el cine de terror se puede alcanzar una excelencia mayor, y se suele despreciar con demasiada sencillez. El guión de esta película parte de una premisa interesante, la mezcla entre la realidad paranormal y la autosugestión para explicar fenómenos en apariencia inexplicables. La primera escena de la película es, en ese aspecto, una muy buena forma de arrancar, pues supone un buen prólogo que sabe mantener la tensión, a pesar de unos diálogos simples hasta el exceso que se mantendrán ya durante toda la película. A partir de ahí todo se empieza a derrumbar con mucha facilidad el inverosímil castillo de naipes sobre el que está montado XP3D y toman protagonismo los clichés más sencillos y simplistas.
Los personajes forman parte de lo más negativo de la película. Salvo Alba Ribas (espléndida su primera aparición, achacable tanto a la actriz como al director y su planificación), el resto de los actores que forman el reparto casi parece presentarse tal y como son en la vida real, sólo que, y siguiendo el tono de la película, acentuando tópicos. Es obvio que la elección de Amaia Salamanca, Úrsula Corberó, la propia Alba Ribas, Luis Fernández, Óscar Sinela y Maxi Iglesias tiene mucho que ver con su aspecto y su belleza física. Seis jóvenes atractivos que vienen a cumplir a rajatabla el tópico de usar caras y cuerpos sexualmente deseables para captar al público menos exigente, independientemente de la capacidad que puedan tener como actores. Es un tópico que sigue vigente y que, en el fondo, no habla muy bien de los argumentos reales de la película. En XP3D, pionera española de terror en el uso de esa tecnología, insisto, asistimos al primer plano de un trasero femenino en 3D, el de Úrsula Corberó, lo que se remata después con un elogio a esa parte de la anatomía de la misma actriz... y mejor no decir por parte de quién.
Lo mejor de XP3D se circunscribe al apartado técnico. Su director, Sergi Vizcaíno, hizo mucho hincapié en la presentación de la película en las dificultades durante el rodaje y en cómo incidió en ello la elección de las localizaciones, en especial unas minas de sal que se convierten en un bonito y adecuado escenario para rodar cine de terror. Ahí se atisba mérito, hay buenas elecciones para colocar la cámara y un montaje adecuado. Pero el guión es tan tramposo que saca al espectador de la película con una facilidad inusitada. Sigue las peripecias de cinco estudiantes de medicina y la hermana de una de ellos que se acercan a un pueblo abandonado, Susurro, para recoger información que pruebe si el fantasma de un doctor que torturó y asesinó a varias personas sigue vagando por allí. No vale la pena preguntarse si es una historia de fantasmas o un thriller realista porque la propia película se hace algunas trampas en las explicaciones y culmina con un final poco motivado pero en realidad esperable.
La matanza de Texas es el referente de XP3D, según dijeron todos sus responsables en la presentación ante la prensa. Es fórmula es de 1974 nada menos, y sigue generando remakes e imitaciones de esa misma franquicia, lo que evidencia que tenemos entre manos un claro retroceso en el cine de terror. Hemos vuelto a soluciones de un mundo más sencillo e ingenuo, el de hace tres décadas. La innovación es sólo ya tecnológica, y la variación entre unos títulos y otros está en las caras de los protagonistas (a veces, ni eso, pero en este caso sí, pues ninguno de sus actores, conocidos por sus papeles en televisión, habían hecho terror). No hay en XP3D nada realmente original, nada excesivamente destacado. Y quizá sería disfrutable bajo ciertas condiciones, no ya sólo de edad sino también de aspiraciones, pues terror no produce. Pero los agujeros del guión y lo absolutamente inverosímil de muchos diálogos, sobre todo los de Óscar Sinela, hicieron imposible para mí ese disfrute.
3 comentarios:
No me gusta el cine de terror.
No me gusta Amaia Salamanca.
No me gusta Úrsula Corberó.
No me gusta Maxi Iglesias
No me gusta Luis Fernández.
No me gusta Óscar Sinela.
No me gustan los culos de mujer.
No me gusta que usen el reclamo del 3D para vender una película.
No me gusta la idea de que si triunfa esta peli se convierta en saga.
Me gusta tu blog. Veo que lo tienes muy trabajado, prometo ponerme al día con el ^^
Me horroriza la idea de hacer una película con semejante reparto. Lo peor de todo es que seguro que acaba teniendo "éxito", por así decirlo.
Pásate por mi nuevo blog si quieres, en cuestión de horas publicaré la primera entrada.
Te sigo ;)
C., pues sí, está claro... Igual dentro de unos años la gente reniega de 'XP3D' pero en secreto la ha visto todo el mundo...
Doctora, creo que queda más que claro tu punto de vista, je, je, je... No creo que lo último se dé, para tu tranquilidad...
Griffith, muchas gracias por tus palabras y por tu visita, eres bienvenido siempre. Me pasaré por tu blog.
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