Cuando se anunció una nueva entrega de la saga de El planeta de los simios, esta vez planteada como una precuela al nivel más absoluto posible, es decir, el inicio del inicio, pensé en dos opciones. Podía ser un producto risible, ridículo y estrambótico, sin pies ni cabeza ni relación alguna con la mitología de este universo. O bien podía ser una película sumamente original, que sentara cátedra, que se convirtiera en un prodigioso espectáculo y en un sincero homenaje a aquella película que inició la saga e hizo historia a finales de los años 60. Vista El origen del planeta de los simios, ninguna de las dos posibilidades se ajusta a la película que nos han entregado. Es un buen espectáculo, pero sobre todo un filme valiente en muchos tramos e ideas. Pero también es un típico producto veraniego, con sobredosis de efectos digitales y demasiados cabos sueltos. Está siendo todo un éxito de público y también de crítica. Para mí, es un título que merece la pena ver pero que tiene muchos defectos como para pensar que estamos ante algo totalmente diferente.
Acostumbrados a que las películas se promocionen con el nombre de los actores o (en algunos casos contados) del director, sorprende relativamente que El origen del planeta de los simios tenga un solo nombre como carta de presentación: Weta, la compañía de efectos especiales. Sorpresa relativa, digo, porque aunque no es lo usual sí supone el reconocimiento de algo que viene aquejando a las superproducciones veraniegas desde hace ya muchos años, la supremacía de los efectos especiales por encima de todo. Y esa supremacía deja un sabor contradictorio. Es innegable que los efectos están a gran altura. Andy Serkis, el actor más cotizado del mundo a la hora de aportar su movimiento corporal y facial a todo tipo de personajes y criaturas, es el chimpancé de la película, y su interacción con el mundo real resulta asombrosa. Sin embargo, hay un abuso de los planos digitales, de movimientos de cámara irreales, que restan verosimilitud y añaden artificiosidad al conjunto final. Esos momentos son achacables a la impericia de su casi debutante director, Rupert Wyatt.
Asombrados o no por los logros visuales de la película, lo cierto es que hay que reconocer la valentía que tiene la película en lo temático. No es habitual que se trate a un animal como un protagonista más (incluso como EL protagonista en diversos tramos de la película), y menos que se haga con tanta inteligencia como aquí. Caesar, el simio cuya historia se nos narra, el que abrirá el camino para que los primates sean la especie dominante en el planeta, es un personaje espléndidamente bien trazado, que encuentra un origen creíble y bien definido. Por desgracia, el guión no trata tan bien a los personajes humanos. Todos, sin excepción y aunque en alguno se note incluso más que en otros, forman parte de un conjunto de estereotipos sin demasiado interés. El científico noble pero ambicioso (James Franco), la chica simpática y poco más (Freida Pinto), el padre sin más trascendencia que la que le da su enfermedad (John Ligthgow)... Es evidente que la película tenía más interés en los simios que en los humanos.
Por eso, las mejores escenas de la película son las que dan el protagonismo a los simios, sean aquellas en las que se explica la evolución de la mente de Caesar o la explosión de violencia final, realmente formidable en todos sus aspectos pero especialmente en su endiablado ritmo. Decía que es una película valiente, y lo es sobre todo por su descripción de los simios, por el trato que les da y por las acciones que acometen en esa parte final. No es fácil moverse entre la frontera del ridículo y de lo espectacular, y el caminar de El origen del planeta de los simios por esa línea es ejemplar, incluso en los momentos más descabellados (que no procede desvelar para no matar la sorpresa, por supuesto). Por eso se nota tanto el desnivel que hay con respecto a los personajes humanos, porque el perfil del simio (de los simios, en realidad) es sobresaliente. En esto no sobra nada, e incluso la película podría enriquecerse si se hubiera estirado algo más (apenas sobrepasa los 100 minutos, una duración poco usual en las películas que quieren asaltar la taquilla veraniega, que con demasiada facilidad se van a las dos horas y media).
Pero el gran problema de la película, el que de verdad limita su alcance, está en la voluntad de dejar una historia inconclusa. Es difícil decir si esto obedece a a la pretensión de crear una nueva saga o si era la intención original de guionistas y director, pero yo lo siento como algo que va en contra de la película. El origen del planeta de los simios pide a gritos un final a la historia, y no sólo a los acontecimientos que se desencadenan al final de la película. Un final, por abierto que sea, que siga el modelo de la película original. Pero, claro, ahí ya hablamos de palabras mayores. Mucho se ha comentado acerca de que esta precuela ignore el remake que dirigió Tim Burton de El planeta de los simios hace ya una década, pero lo cierto es que también se salta algunas premisas del planteamiento original de la saga (como evidencia el epílogo del filme de Wyatt). Por supuesto, los guiños a los aficionados más clásicos no podían faltar, por mucho que la acción de la película tenga lugar en San Francisco. Atentos al momento de la mítica frase, la más conocida de la saga, que aquí vuelve a sonar con esplendor.
Un final limitado, el flojo retrato de los personajes humanos y la irrealidad de algunos planos de efectos visuales hacen que El origen del planeta de los simios no sea una película redonda. Su valentía en muchos aspectos y un poderoso clímax (de casi media hora de duración) son grandes logros. Es lo de siempre, el vaso estará medio lleno o medio vacío según lo decida cada espectador. Para casi todos, ésta será una película sumamente entretenida y más que digna, muy interesantes en muchos momentos y con un ritmo frenético en su tramo final. Eso ya hace que merezca la pena. Y mucho. Pero podría haber sido aún más.
4 comentarios:
A mí me gustó la peli,pero cuando acaba te quedas pensando "¿Ya está?".No sólo por su corta duración,sino porque realmente parece que está a medias (yo pensaba que se vería cómo los simios se hacen con el mundo,no esperaba que el clímax fuera la escena del puente).Y la verdad es que no sé si el tema dará para una secuela,como dices,creo que podrían haber concluido la idea en 40 minutos (pero vamos,si quieren estirar la cosa y explotar la gallina al máximo ellos mismos).
Por cierto,respecto a los efectos especiales,¿soy la única a la que le parece que Caesar es el mono que peor está hecho de todos?.Mucho avance tecnológico y mucho Andy Serkis pero se nota un huevo que está hecho a ordenador.
El chimpancé tuerto o el orangután están mucho más conseguidos.
También me hubiera gustado ver cómo los monos se apoderaban del mundo pero creo que para hacerlo correctamente debe utilizarse mucho más metraje. Además, siempre se habló del Origen; no del desarrollo de toda la revolución que se supone que perduró durante unos cuantos cientos de años.
La verdad es que me gustó, seguramente porque iba con 0 expectativas y pensaba encontrarme con un producto comercial típico.
Lo que tú dices, entretenida pero tampoco la obra maestra del cine actual.
Mención aparte merecen los efectos especiales, a mí me convencieron.
Doctora, compartimos esa sensación del final, desde luego... Pues mira, los autores ya se han lanzado a decir que tenían una trilogía en mente, je, je, je... Menuda sorpresa, visto el éxito... A mí es que me parece que han querido hacer al simio demasiado humano y se les ha ido la mano en la cara.
Utopia, no me refería necesariamente al final en ese sentido, ya que se supone que eso es un proceso que tendría que durar años y es difícil que lo hicieran en una película cargándose el negocio comercial, pero creo que queda todo un poco cojo...
Cuando ví el trailer en el cine me llamó la atención de inmediato, pero después de verla creo que venden un producto mejor de lo que resulta ser. Quizá mi fallo es que fuí con una idea equivocada de lo que iba a ser la película pero salí bastante decepcionada. Como comentas Juan, me parece que tiene demasiados efectos especiales y muchos de ellos no del todo conseguidos. Como dice Doctora yo también creo que otros monos están mejor conseguidos que el protagonista.
Creo que es arriesgada en el sentido de mostrar la realidad de muchos refugios animales y el trato que se les da en ellos. En general no creo que sea ninguna super producción, no está mal pero para mi es la típica película de Domingo sin nada que hacer.
Publicar un comentario