Por Sonia Rodríguez Fernández.
Lejos de ser una película de superhéroes cómo las que venimos viendo de un tiempo a esta parte, y más del estilo de Deadpool por su peculiar humor y personajes, Escuadrón Suicida, la nueva película procedente del universo DC y dirigida por David Ayer (director de otros filmes como Corazones de Acero y guionista de Training Day), se queda a las puertas de nuevo, como ya ocurrió con Batman v Superman, del sí pero no a la hora de convencer, tanto en personajes como en trama argumental. Aunque ágil y entretenida, comete el fallo de centrarse más profundamente en unos personajes más que en otros, no ser muy fiel a la historia, y utilizar un malo más malo todavía que los protagonistas que convierte la película más en una trama de ciencia ficción que en una historia propia de los cómics de DC.
Lejos de ser una película de superhéroes cómo las que venimos viendo de un tiempo a esta parte, y más del estilo de Deadpool por su peculiar humor y personajes, Escuadrón Suicida, la nueva película procedente del universo DC y dirigida por David Ayer (director de otros filmes como Corazones de Acero y guionista de Training Day), se queda a las puertas de nuevo, como ya ocurrió con Batman v Superman, del sí pero no a la hora de convencer, tanto en personajes como en trama argumental. Aunque ágil y entretenida, comete el fallo de centrarse más profundamente en unos personajes más que en otros, no ser muy fiel a la historia, y utilizar un malo más malo todavía que los protagonistas que convierte la película más en una trama de ciencia ficción que en una historia propia de los cómics de DC.
Escuadrón Suicida cuenta con un elenco de lujo: Margot
Robbie (El lobo de Wall Street, Tarzán), en el papel de Harley Quinn, Will
Smith (Ali) como Deadshot, la modelo Cara Delevigne (Ciudades de papel) como
Encantadora, Jai Courtney (Terminator Génesis) cómo Capitán Boomerang, Adewale
Akinnuoye-Agbaje (Thor. El mundo oscuro) irreconocible como Killer Croc, Karen
Fukuhara como Katana y dirigiéndoles a todos ellos para evitar el desmadre, el
teniente Flag encarnado por Joel Kinnaman (Robocop). En torno a este alocado
grupo se erige la Agente Amanda Waller (Viola Davis), propulsora del proyecto
que pone en la calle a este particular grupo. Destacan también las apariciones
de, por un lado, el singular Jared Leto (Dallas Buyers Club) cómo el excéntrico
Joker, y por supuesto del justiciero de Gotham City, Batman, papel que ya ha
hecho suyo Ben Affleck desde su aparición en Batman v Superman.
¿Y qué hay de bueno en esta ambiciosa producción? El ritmo,
que es dinámico y hace entretenida la película. La música, con temas de ahora y
de siempre, como se suele decir, aportando mucho a la trama, como ya se hizo
con los Guardianes de la Galaxia, con temas cómo Without Me de Eminem o Know
Better de Kevin Gates. Una conseguidísima Harley Quinn, demostrando que Margot
Robbie se adapta a lo que echen, y un Batman, que, a pesar de su breve
aparición, deja claro que, aunque fue muy criticada, la elección de Ben Affleck
fue todo un acierto. Gran parte de la trama cumple con su cometido, mostrarnos
el trasfondo de la historia: que ni los malos son tan malos, ni los buenos son
tan buenos, y, que definitivamente, la unión hace la fuerza.
¿Y lo malo? Desgraciadamente más que lo bueno... Un Capitán
Boomerang totalmente irrelevante para la trama, rayando lo absurdo, una
Encantadora sobreactuada e insípida, un favoritismo por algunos integrantes del
Escuadrón, a saber Smith y Robbie, y lo más impactante: El Joker. Meses nos
llevan pintando un Joker sádico y terrorífico que no se ha quedado más que en
agua de borrajas. Primero, por la caracterización absurda a caballo entre un
mafioso y un matón tatuado; segundo por perder la esencia del Joker como
personaje; y tercero, por la vuelta de tortilla a toda la historia entre él y
Harley Quinn (cierto es que la química conseguida entre ambos es muy buena) que
hace plantearse si los guionistas se han leído los cómics que intentan plasmar
en algún momento. Difícil lo tenía, es cierto, Jared Leto después del JOKER,
con mayúsculas, que nos dejó Heath Ledger, pero nada que ver con lo que se nos
hizo creer y no fue. En definitiva, DC todavía sigue sin encontrar su lugar, pero es un pequeño paso hacia el camino
correcto.
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