Hay pocos libros más importantes en la historia del cine que Hitchcock / Truffaut, una apasionante e imprescindible conversación que sostuvieron los dos cineastas a petición del francés para analizar en profundidad el cine del británico y que se publicó en 1966. Ese es el referente de Hitchcock / Truffaut, el documental que ha realizado Kent Jones. Y aunque no es exactamente un relato sobre cómo se fraguó ese libro y la posterior amistad entre Alfred Hitchcock y François Truffaut, que es lo que se podría pensar viendo el título y el cartel del documental, es uno de esos filmes que hay que ver. Podría tener el montaje más torpe, el guión más deslabazado y la narración más inconexa, que aún así este Hitchcock / Truffaut sería una maravilla. ¿Cómo no serlo si ahonda en lo grande que es el cine como medio, como entretenimiento y como arte, de la mano de un genio asombrosamente discutido en su momento como es Alfred Hitchcock?
El documental se mueve, en realidad, en dos escenarios diferentes. Por un lado, es, efectivamente, un relato de aquella entrevista, de cómo se cruzaron los caminos de dos directores tan diferentes. Jones, director del Festival de Nueva York, utiliza bastantes cortes de audio de aquella entrevista, las fotos con las que se documentó y muchísimo material del cine sobre todo de Hitchcock para explicar algunos de los pasajes de este imprescindible volumen. Por otro lado, es un análisis en toda regla de diversos elementos con los que el mago del suspense se ganó ese apelativo y se mereció, aunque hasta este libro no lo obtuviera en realidad, el calificativo de cineasta. El análisis, para añadir aún más peso al documental, no lo hace Jones sino una gran colección de autores a los que entrevista, entre los que están Martin Scorsese, David Fincher, Paul Schrader o Peter Bogdanovich, a quienes escuchar es siempre una absoluta delicia.
Todo en el documental, de hecho, es una delicia. Es verdad que no termina de satisfacer el objetivo de saber muchas más cosas sobre la entrevista, que no es una biografía de estos dos genios aunque atisbe algunos elementos biográficos de ambos, ni tampoco un estudio en profundidad sobre su cine, aunque sí de algunos de sus elementos. Pero cada momento, cada frase, cada plano que se ve en la pantalla sirve para aprender cine. Para ver cine. Para sentir el cine. Y eso, en realidad, no tiene precio. O si lo tiene es uno que nadie puede pagar. Por eso es una auténtica maravilla recibir clases magistrales de este calibre contenidas en un formato documental de apenas 80 minutos. Ese es el principal acierto de Jones, saber cómo ir fascinando poco a poco, por mucho que siempre dé la impresión de que apenas está rascando la superficie de lo que el libro ya había asentado como una biblia de lectura necesaria.
Por extraño que suene en un documental, también se puede decir que Hitchcock / Truffaut, el libro, es mejor que Hitchcock / Truffaut, la película. Pero dado que Hitchcock era un cineasta eminentemente visual, es también imprescindible que la lectura del libro se haga en paralelo a las imágenes. Para entender qué pretende Hitchcock con un plano concreto, ¿qué puede haber mejor que verlo? Esa es la tarea que emprende Jones como director de esta pieza. Y siempre queda la sensación de que, si se llegara a hacer una serie documental que abarcara todo el libro, el cinéfilo lo devoraría y lo adoraría con la misma intensidad. Son sólo 80 minutos, y aún así en cuanto termina la cinta y se encienden las luces de la sala es imposible no notar la enorme sonrisa que queda en la cara. La sonrisa que siempre produce la sensación de haber aprendido, una vez más, lo grande que es el cine. Y lo grande que fueron Hitchcock y Truffaut, genios de otra época a los que este filme rinde un sincero tributo.
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