miércoles, septiembre 28, 2011

La inclasificable confusión de 'El árbol de la vida'

El árbol de la vida es una película inclasificable. Parece evidente, pero es importante dejarlo claro desde el principio, porque nada de lo que cualquiera diga de la película tiene que adecuarse a lo que sienta por ella cualquier otro. Porque aquí no vamos a poder decir que se parece a tal o cual película. De hecho, ni siquiera se parece a títulos precedentes de la filmografía de Terrence Malick, a pesar del trasfondo filosófico que desprenden todas ellas, también ésta. ¿Y qué es El árbol de la vida? Una colección de imágenes oníricas y postales naturales que se agolpa en torno a una historia familiar que rompe las barreras del cine tal y como lo conocemos y disfrutamos, una indefinida experiencia sensorial que apuesta por la imagen y el sonido como vehículos de metáforas e interpretaciones más que por la linealidad de una historia. ¿Y me ha gustado eso que defino de esta forma tan difusa? No. En absoluto. El árbol de la vida sobrepasa con creces los límites de la pedantería, sacrificando elementos narrativos tan válidos como los que utiliza y que serían mucho más accesibles, inteligibles y disfrutables. Aún reconociendo el mérito de lo novedoso, llegar hasta el final de la película (una dos horas y cuarto) me parece una dura prueba.

Terrence Malick nunca me ha interesado, a pesar de ser un director alabado por la crítica y considerado de culto por algunos espectadores. La excentricidad de haber rodado sólo cinco películas en 38 años de carrera profesional son un síntoma de que su cine es especial. Quizá demasiado especial para mí. No me interesan sus metáforas, su filosofía, ni su narrativa. Sus historias sí, eso tengo que reconocerlo, pero es un director que me pierde cuando salta del guión a la realización. Por eso, no me sorprendió que Sean Penn criticara precisamente eso tras ver el filme. El actor dijo que el guión de El árbol de la vida era mucho mejor que lo que vio después en la pantalla y que la película es confusa. Sin haber leído el libreto, estoy plenamente de acuerdo con él. Una vez vista la película, la sensación que deja es de confusión. No hay mensajes claros, y si los hay rápidamente cambian de signo, la arbitrariedad parece presidir el montaje de las imágenes, cuyo encadenamiento apenas deja entrever qué hay detrás de todo este festival sensorial en el que apenas se puede hablar de interpretaciones (y eso que cuenta con dos estrellas de Hollywood en el reparto) o de guión como tales.

Los primeros 45 minutos son el mayor reto que se ha visto en una pantalla de cine en mucho tiempo. Quizá la referencia más clara, y aquella se quedaría muy corta en sus pretensiones intelectuales en comparación con ésta, es el pasaje colorista que intercaló Stanley Kubrick antes de la escena final de 2001. Una odisea del espacio. Pero aquello tenía un sentido. Discutible, debatible, pero un sentido. En El árbol de la vida es difícil saber qué pretende el director, qué busca con sus imágenes y con sus metáforas. No termina de valerme la postura que han adoptado algunos de que hacen falta más visionados para captar el mensaje. No me gusta esa excesiva erudición del cineasta que quiere colocarse por encima de sus espectadores. Y por eso Malick no me ha gustado nunca, aunque aquí sobrepasa todo lo que había mostrado hasta ahora. Es, sin duda, su película más inclasificable. Porque, en realidad, no es una película. Es otra cosa. No sé si sabría decir qué es, pero una película desde luego que no. No se puede comparar a nada de lo que hay en la cartelera, a nada de lo que he visto hasta ahora. Y probablemente no vuelva a rodarse nada parecido, si acaso algo que vuelva a llevar por delante el nombre de Malick.

Como decía al principio, hay que reconocer el mérito de una apuesta diferente, arriesgadísima, extrema. No es fácil que una película apele tanto a los sentidos como ésta, y aún que lo haga de forma tan predominante durante la primera hora, con el riesgo de desconectar al espectador de la narración. Hay imágenes muy hermosas, eso es indudable. El problema está en su interpretación, en su conexión con la historia. Eso no es fácil de ver, porque es una colección tan gigantesca de imágenes, es un collage tan variopinto y heterodoxo, que cada momento puede llevar a cada espectador a un lugar diferente. En la estimulación auditiva sí tengo que reconocerme extasiado por el trabajo musical de un genio al que sí sé entender, Alexandre Desplat. No creo que me hubiera sentido capaz de llegar hasta el final sin la monumental banda sonora de la película, un prodigio de sensibilidad con y más allá de las imágenes. Ese mérito innovador de El árbol de la vida crece al haberse creado desde la propia industria de Hollywood, el lugar más conservador desde el que se puede hacer cine. No nos engañemos, El árbol de la vida es Hollywood. La firma el sello pretendidamente independiente de un gran estudio. Brad Pitt es su protagonista. Eso lo dice todo.

Dice Sean Penn que no entiende cuál ha sido su aportación a la película y que Malick no se la ha explicado. Yo tampoco lo entiendo. Pero es que Malick no ha apostado por los personajes. No lo hace en la primera mitad de la película. En la segunda sí, pero lo que ofrece son pinceladas muy desconectadas. Deja al espectador todo el trabajo de montaje de la historia. Y eso, insisto, es diferente. Pero quizá demasiado cómodo. Demasiado equivocado. Si uno entiende la metáfora (o, al menos, una de ellas), el final de la película es emocionante, hermoso, lírico y poético. Pero se queda ahí, junto con la música de Desplat, todo lo que deja esta película en la memoria del espectador. Y ante la caótica confusión que me deja El árbol de la vida, me asusta que alabar a Malick sea una pose prácticamente obligada para colgarse la etiqueta de cinéfilo o de crítico. Yo no puedo hacerlo. La línea entre la genialidad y la locura siempre es fina, pero si tengo que calificar a Malick a un lado o a otro de esa frontera tengo claro que no será del lado más amable. No sólo no me transmite lo que en verdad quiere contarme (si es que realmente tiene algo claro en su mente), sino que además me provoca aburrimiento. Visual y sonoramente estimulante, pero aburrimiento.

7 comentarios:

Gallo dijo...

Hola Juan, de acuerdo contigo, de hecho mi cuñado sigue el rollo espírita y dice que la película tiene mucho de ello, pero yo no lo aguanté ni le encontré el hilo y me salí del cine, pocas veces lo hago , pero esta vez (y con el Turista de Angelina Jolie) fueron superior a mis fuerzas y a mi paciencia. No encontré tampoco sentido en el trailer y aun así me aventé.
Una película altamente criticada en Cannes, que ni el mismo Robert De niro pudo justificar el premio de Palma de Oro otorgado.

Doctora dijo...

Hace unos días escuché que en un cine están avisando al público de que no es una peli convencional y ofrecen la posibilidad de cambiar de sala a la media hora si no les mola.
Yo no sabía de qué iba la película, pero con ese dato ya imaginé que debía ser un bodrio importante. Además tengo entendido que Sean Penn casi no sale...
Puede ser todo lo sensible, innovadora e inteligente del mundo, pero el cine no es como un cuadro o una escultura, además debe entretener y si aburre apaga y vámonos.

VAN dijo...

Ya me imaginaba algo así por lo que había leído, y eso que los actores pueden llevar a confusión porque suelen ser acreditación de que algo bueno te espera... Y con tu crítica me he partido de risa!! Así que no iré a verla y, además, me he reído y eso me encanta! Gracias Juan, eres genial! ;)

Barbara P.M. dijo...

Totalmente de acuerdo con tu crítica. Lo novedoso es lo único bueno de esta "película" ? Pero lo novedoso cansa a la media hora, ese ritmo se hace agotador cuando ves que no hay más historia que esa. Todo el mundo que le ha gustado dice que es por qué no la entendemos, que es muy profunda, bla bla. ¡Tonterías! La idea final que quiere aportar no está nada bien definida y se pierde entre tanta imagen bonita.
Lo dicho, un 10 para tu crítica, un 3 para la peli.

Jo Grass dijo...

No la he vistao todavía y me resistía a hacerlo porque me olía algo de lo que cuentas. Nunca he sido muy fan de Malick, si exceptuamos las bellas imágenes que siempre diseña para sus films, pero me da que como a tantos otros directores, algunos sobrevalorados, en la recta final de su carrera, se le ha ido la musa por completo. Me gusta la gente que arriesga y da un paso adelante en los procesos de creación artística, incluida la narrativa audiovisual, pero no creo que haya que olvidar al público, y mucho menos regalarle un par de horas de confusión o aburrimiento. En fin, si la veo te cuento algo con mayor objetividad!
besos

José Vte. dijo...

NO he visto la película, tenía ideas confusas sobre ella, una exageradamene buena crítica que distorsionaba con unos comentarios de gente, cinéfila, que no la pudo soportar. Es cuanto menos curioso. También lo es que, supongo que gracias a un extraordinara promoción, la primera semana de su estreno fuera numero uno en taquilla.

Me ha encantado tu crítica, casi me dan ganas de verla para, aunque sea aburriéndome, contemplar esas imágenes y esa música tan maravillosa.

Un abrazo

Juan Rodríguez Millán dijo...

Gallo, yo del cine no me he marchado nunca, y en casa pocas películas he quitado antes del final, pero tengo que entender la reacción en casos como éste... Yo tampoco le encontré sentido.

Doctora, yo creo que el cine permite muchas cosas, pero es imprescindible saber qué se va a ver en casos tan extremos como éste. Y, sí, a mí me aburrió aún sabiéndolo. Lo que hace Sean Penn en otras películas se llama cameo y aquí sale el segundo en los títulos de crédito, no te digo más...

Cris, me gusta esa definición de "para filósofos y poetas", je, je, je... Sí, la verdad es que no es una película en la que uno piense por las actuaciones, incluso la de Brad Pitt estaría de más... A mí también me dejó muy frío, le pido algo más a una película.

Van, muchas gracias, aunque no sé si el objetivo de lo que digo era provocar risas, je, je, je... Es lo malo, que te ponen un cartelón enorme con la cara de Brad Pitt y eso engaña a mucha gente...

Bárbara, bienvenida y muchas gracias por tus palabras. A mí ese argumento me enfada bastante, suele denotar que no hay respeto por las opiniones negativas. A mí me parece genial que haya gente a la que le haya gustado 'El árbol de la vida', entiendo sus razones si me las exponen. Lo que decía al final es que a veces da la sensación de que la crítica se siente obligada a alabar ciertas películas, y por ahí tampoco paso...

Jo, pues creo que cumple con las dos premisas que citas: es arriesgada, pero se olvida del público. Ya me dirás si caes en las garras de Malick...

José Vicente, la música es igual de maravillosa dentro que fuera de la película (y eso no es tan fácil de conseguir). Sí que son curiosas esas contradicciones que citas, sí... Pero en este caso se han dado, eso es indudable...