jueves, septiembre 25, 2008

'Wanted' y el difícil arte de la adaptación

Hollywood no deja de mirar al mundo del cómic para sus blockbusters veraniegos y ya ha extendido sus redes. Ya no sólo busca superhéroes tradicionales, sino que ha ampliado sus miras a otros géneros. De ahí nace la idea de adaptar Wanted, la miniserie escrita por Mark Millar (apuntad el nombre; parece que Millar ha propuesto a la Warner una nueva revisión cinematográfica de Superman, por medio de una trilogía que dejaría de lado los planes que tenga Brian Singer para el Hombre de Acero tras Superman returns) en 2003. La clave para hacer una buena película de un cómic está en la adaptación. Puedes cambiar lo que quieras, pero no el espíritu de la obra original. Si lo haces, la película es algo totalmente diferente. Mejor o peor, pero sin duda diferente y una falta de consideración hacia la obra que te ha inspirado para hacer un filme.

Wanted, la película, pega un brusco salto con respecto al cómic. El salto de un mundo abiertamente ficticio a uno pretendidamente realista. Un salto que devora el espíritu de la obra original. La película no tiene apenas nada que ver con el cómic, y eso lleva a preguntarse por qué no se ha hecho una historia con otro título y otros personajes. Misterios de Hollywood. El cómic sitúa la acción en un universo en el que todos los supervillanos del mundo han acabado con los superhéroes, han borrado en las personas toda memoria de que éstos vivieron alguna vez y ahora se dedican a andar por el mundo sin que nada de lo que hagan tenga consecuencias. Pueden asesinar a quien quieran, que la Policía nunca les detendrá. Pueden insultar a cualquier por la calle, que éste nunca iniciará una pelea para que se retracte. Pueden robar donde quieran, que no habrá represalia. Es un mundo absolutamente inmoral sin consecuencias. Pero sólo para unos pocos elegidos: los supervillanos.

Y Wanted, la película, fracasa por completo al cargarse esta noción. Al filme no le interesa en ningún momento profundizar en la vertiente más transgresora y deprevada del interesante (pero no eterno; he leído que hay quien hable de Wanted como el Watchmen de los supervillanos y qué más quisiera...) trabajo de Millar. Nada de esas nociones aparece en el metraje y las únicas secuencias que intentan insinuar algo cercano (las del protagonista con su ex novia infiel) naufragan porque el espectador ajeno al cómic no puede trazar esa relación con la escasa información que se da en pantalla. Toda la transgrensión que se ve en el filme es la expresión "fuck you" formada con las teclas de un teclado que han salido volando al reventarlo en la cabeza del amigo que se ha líado con la novia del protagonista. Si eso es ser rompedor... Wanted, la película, no habla de la ausencia de consecuencias del comportamiento inmoral, que es lo que centra el cómic. El filme sustituye todos los elementos más polémicos y extremistas por vacía violencia.

Wanted, el cómic, era la historia de un don nadie machacado por la vida que un buen día descubre que, gracias a su padre, tiene las habilidades necesarias para convertirse en el más grande de los supervillanos. La película no consigue reflejar la miseria del tipo que protagoniza el cómic y, de hecho, desvía bastante el protagonismo de la película hacia un secundario de la novela gráfica. Pero, claro, son los síntomas de la modernidad. Hoy el cine de acción necesita una mujer. Y como Angelina Jolie aceptó el papel e incluso un desnudo (trasero), pues miel sobre hojuelas para los productores. Jolie domina los posters (apareciendo en un primer plano y dejando atrás a un James McAvoy simplemente correcto, pero con tan poco carisma como tenía en Expiación) y la película. Por cierto, su personaje se llama Fox porque en el cómic lleva un disfraz basado en ese animal, el zorro. Aquí da igual y mantener ese nombre queda como un leve recordatorio del origen profanado de la película.

Angelina Jolie me sigue pareciendo una actriz bastante limitada que cada vez parece que se interpreta más a sí misma (o un reflejo fantasioso de sí misma), por lo que el interés en lo que se nos cuenta es igualmente limitado. Si Clint Eatswood no consigue sacar algo serio de Jolie (estrena película en Estados Unidos a finales de octubre), creo que nadie podrá hacerlo. Ni siquiera Morgan Freeman consigue captar demasiado mi atención en esta película olvidable y desperdiciada. La presencia de Terence Stamp es más testimonial que otra cosa. Pero aunque quieran formar un reparto con nombres conocidos, a nadie le preocupa que los personajes o los diálogos sean convincentes, sólo que las piruetas sean lo más extravagante posible. Que la acción sea lo más grande posible. Y eso lleva a que la credibilidad sea nula.

Toda la imaginación que despliega Millar en su mundo de ficción se ve reducida a la convencionalidad en la película de Timur Berkmambetov (debutante en Estados Unidos, realizador de las rusas Guardianes de la noche y Guardianes del día). Y una vez traicionado el original del cómic (lo que obliga a reinventar cerca del 90 por ciento de la historia del cómic, sólo quedan algunas leves referencias argumentales pero nada más), lo único que queda es hacer una película de acción digna. Pero Wanted no alcanza ni siquiera eso. Quizá guste a los espectadores más jóvenes, a quienes llegaron al género con las sobrevaloradas coordenadas que marcó Matrix. Quizá la disfruten quienes piensen que ésta es una nueva revolución del género (que no lo es aunque quiera vender esa imagen) con sus cámaras lentas a mansalva y su montaje desquiciado. Pero a mí tomarme en serio piruetas acrobáticas de las que me reí en Loca academia de Policía y Agárralo como puedas no me parece digno de atención en el año 2008 y una película pretendidamente rompedora.

El estreno estaba previsto para la primavera, pero en Estados Unidos se retrasó hasta el verano para competir con producciones más grandes. Parece que la crítica la ha recibido bien, pero para mí es un fiasco. Y dicen que puede haber secuela. Conmigo que no cuenten.

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