lunes, febrero 26, 2007

La noche de Martin Scorsese

En torno a las 6.15 de la pasada madrugada se subsanó una injusticia histórica. Martin Scorsese ganó por fin el Oscar al mejor director y su Infiltrados se llevó un par de minutos después la estatuilla a la mejor película. Fue la noche de Martin Scorsese, sin ninguna duda. Y eso que hubo muchos protagonistas en la ceremonia anual de la Academia. Algunos positivos, otros negativos y bastantes más que curiosos. Desgranemos la ceremonia paso a paso.
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Scorsese. Infiltrados ganó cuatro de los cinco premios a los que estaba nominada. Es ya la mejor película de 2006, tiene al mejor director, el mejor guión adaptado y el mejor montaje (me arriesgo a decir que este premio es el más merecido, es un trabajo fabuloso, sobre todo en la primera media hora de la película). Sólo se quedó sin estatuilla Mark Wahlberg con su personaje de culto que probablemente tendrá otra película en el futuro, secuela de Infiltrados. Hay quien le ha restado valor a Infiltrados por ser un remake. Hay quien dice que no es la película adecuada para premiar a Scorsese. Pues yo creo que es un peliculón de los pies a la cabeza y que es un premio justo. Discutible, pero justo. No creo que nadie tuviera muchas dudas sobre quién iba a ganar cuando Francis Ford Coppola, George Lucas y Steven Spielberg saltaron juntos al escenario (protagonizando uno de los momentos más divertidos de la ceremonia) para dar el premio al mejor director y después Jack Nicholson, uno de los actores de Infiltrados salía del brazo de Diane Keaton para dar el de mejor película.
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Clint Eastwood. Cartas desde Iwo Jima era, para mí, la mejor película de este año, pero sus posibilidades de ganar nacieron muertas. Es una película rodada en japonés y subtitulada, lo que le ha restado muchísimo público, esencial para que la Academia se fije en un filme. Además, ya partía con muy pocas nominaciones (qué injusto ha sido que Ken Watanabe no estuviera entre los nominados). Pero Cartas desde Iwo Jima (a la que no sé por qué los presentadores de Canal + se empeñaban en llamar Cartas de Iwo Jima) es una película imprescindible. Eastwood se lleva sólo el Oscar al mejor sonido para esta película.
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El cine hispano. Se vendió la gala en los días previos como la reivindicación del cine hispano. Pero el cine hispano se fue casi de vacío de la gala. Por supuesto, no ganó Penélope Cruz. El laberinto del fauno se llevó tres premios técnicos pero se quedó sin los más ilusionantes. Cuarón y su Hijos de los hombres no olió los premios. Y los cortos españoles también se quedaron con las ganas. Pero el más damnificado fue Alejandro González Iñárritu. Babel, que partía como una de las favoritas, sólo se llevó un premio. Y paso a detallar esto.
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Babel. Para mí era la peor película de las cinco nominadas. Me parece un título muy sobrevalorado, bastante aburrido y repititivo en la filmografía de su director, y me pareció muy de justicia que la Academia pasara de largo de esta película. Fue un escarmiento en toda regla que convirtió a González de Iñárritu en uno de los claros perderdores de la noche. No ganó ni siquiera premios en los que tenía apuestas muy altas, como el de mejor actriz secundaria (tenía dos posibilidades, y no me hubiera parecido nada injusto que ganara la mexicana Adriana Barraza) o el de mejor guión.
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El laberinto del fauno. Qué lástima que la película de Guillermo del Toro no tuviera más éxito. Comenzó arrasando, llevándose los tres primeros premios por los que competía (maquillaje, dirección artística y fotografía), pero no se pudo llevar los de mejor película extranjera (ganó la alemana La vida de los otros; bien es verdad que dicen que es una maravilla que yo todavía no he podido ver), mejor banda sonora (¡qué injusticia con Javier Navarrete que ahora comentaré!) y mejor guión original. La Academia no premió esta vez la fantasía, como sí hizo con la tercera entrega de El Señor de los Anillos.
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Helen Mirren. Palabras mayores. Su interpretación en La reina es colosal, de esas que permanecen en la retina y en la memoria y era, quizá, el Oscar más cantado. Tanto se ha focalizado el valor de La reina en la figura de Helen Mirren, que este premio debe entenderse como un reconocimiento a toda la película (que ofrece algo más que esa interpretación soberbia, es bastante recomendable por muchos más aspectos). Penélope Cruz (que con justicia se quedó fuera del palmarés aunque todavía no entiendo qué hacía entre las cinco nominadas) no tenía opción alguna. Por cierto, no sé si es que estoy demasiado condicionado por la opinión que tengo de ella, pero ví a Penélope Cruz muy fuera de sitio cuando presentó un Oscar junto con Hugh Jackman, mucho más suelto. Luego, cuando sonó el nombre de Helen Mirren se vio a la Cruz mucho más distendida. Me pregunto qué cara hubiera puesto si hubiera habido una sorpresa en este premio y hubiera sido premiada una de las otras tres actrices... Igualmente cantado parecía el premio al mejor actor, que recogió Forest Withaker. Peter O'Toole tendrá que seguir esperando...
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Música. Creo que la Academia ha perdido los papeles en el apartado musical hace mucho tiempo. Y esta gala da para comentar muchas cosas. El premio a la mejor banda sonora fue para Gustavo Santaolalla y su Babel. Es el segundo Oscar consecutivo de este músico. Dos nominaciones, dos Oscar. No lo entiendo. Su trabajo es de lo más normalito y desde luego no serán partituras especialmente recordadas. Y además este año le ha arrebatado el premio al score de El laberinto del fauno, que incluso tuvo un protagonismo inusitado en el vídeo con el que arrancó la gala, un homenaje a los nominados en el que Javier Navarrete tarareaba esa nana que sí vamos a recordar los aficionados a este género musical durante mucho tiempo. La Academia dio también un rapapolvo al musical de este año, Dreamgirls, al que ya había apartado de las nominaciones principales. Tres de sus canciones nominadas y perdió. Y el Oscar honorífico a Ennio Morricone también puede ser discutible, aunque propició algunos de los momentos más emocionantes de la noche (incluido ver a Clint Eastwood como traductor de italiano). Es el segundo Oscar honorífico que se entrega a un compositor (el primero fue a Alex North). Genios absolutos como John Williams, Jerry Goldsmith o Bernard Herrman, entre otros muchos, no lo tienen.
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Pequeña Miss Sunshine. Dos premios se llevó la película independiente del año, al mejor actor secundario (Alan Arkin) y al mejor guión original. No está mal para una peliculita (término que utilizo con todo el cariño del mundo) que se coló entre las grandes. El otro título digamos inusual de la gala, La reina, también cumplió con las expectativas. Hollywood ha demostrado que tiene los ojos abiertos más allá de los grandes estudios. La apertura es también de fronteras. Además de todas las nominaciones a mexicanos, muy buen vídeo de las películas extranjeras que han ganado un Oscar (no aparecieron ni Volver a empezar ni Belle Epoque).
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Ellen DeGeneres. Más que correcta labora de la presentadora de la gala este año. Sigo añorando a Billy Crystal, al que considero el mejor anfitrión posible para este evento, pero hay que reconocer que no estuvo nada mal y que incluso su escasa presencia en la gala se antojó corta. Suyos fueron alguno de los mejores momentos, como esas pequeñas charlas con Martin Scorsese (¡al que se atrevió a entregar un guión!) y con Clint Eastwood (¡le pidió a Spielberg que le hiciera una foto con él y le llegó a decir que estaba mal encuadrada!), o la improvisación que tuvo con Jack Nicholson, que se pasó media ceremonia en el backstage y otra media muerto de risa.
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Glamour. Poco, la verdad. No sé si seré el único, pero pienso que hay una falta de glamour alarmante, especialmente entre las actrices. Incluso auténticos bellezones como Cameron Díaz o Kirsten Dunst me parecieron de lo más soso en el escenario (y si uno ve las fotos de la alfombra roja y llega hasta el vestido de Charlize Theron es que dan ganas de llorar...). Las más elegantes de la gala fueron de largo las actrices más mayores, Helen Mirren o Catherine Deneuve. Y si tengo que elegir a actrices más jóvenes que dieran la talla en este aspecto, tengo que señalar a las tres Dreamgirls que interpretaron las canciones nominadas. Las tres de rojo, las tres espectaculares, sobre todo Beyoncé, que de actriz tiene poco.
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Al Gore. No sé si será candidato a la presidencia de Estados Unidos otra vez, pero la plataforma publicitaria que le ha dado esta ceremonia no tiene precio. El documental que ha patrocinado, Una verdad incómoda, ganó los dos premios a los que optaba (e hizo historia ganando por primera vez un documental el premio a la mejor canción original). Ejerció como presentador junto a un Leonardo di Caprio que le alabó públicamente como pocas veces se ha hecho en una ceremonia de este estilo. DeGeneres bromeó con él en su primera intervención, y después también lo hizo George Clooney. Sí, le está saliendo rentable al señor Gore esta lucha contra el cambio climático...

1 comentario:

C.C.Buxter dijo...

La verdad es que, como ya he dicho otras veces, estoy muy desconectado del cine en general, y especialmente del actual (sólo me permito ver algún que otro clásico). Así que no puedo hablar sobre la justicia o injusticia de los premios.

Ahora bien, al ver los resúmenes que han hecho de la gala, me parece que lo más emotivo fue el momento en el que cuatro grandes directores se juntaron en el escenario: Coppola, Lucas, Spielberg y Scorsese, que por fin obtiene el Oscar (aunque muchos dicen que su película no es precisamente de las mejores que ha hecho, es igual: sólo por hacer "Taxi driver" lo merece).

La lástima, para mí, ha sido que Clint "El último clásico vivo" Eastwood no ganase ninguna estatuilla. Al menos sí se lo han dado a Morricone...