viernes, diciembre 01, 2006

La materia de la que están hechos los sueños

No hay nada en esta vida como el cine. No hay nada como sentarse en una butaca, en una sala o en tu casa, y pasarse dos horas viendo una aventura extraordinaria. No hay nada como ese segundo que la pantalla se queda en negro antes de comenzar la película. No hay nada como cerrar los ojos y escuchar la música de esa película No hay nada como sentirse parte de la historia que alguien nos está contando. No hay nada como sentir la mirada de Lauren Bacall. La fortaleza de John Wayne. La magia de Steven Spielberg. Las lágrimas de Michelle Pfeiffer. La sonrisa de Cary Grant. La fantasía de Tim Burton. La tristeza en la voz de Humphrey Bogart. La dulzura de Ingrid Bergman.
¿Te gusta el cine? Pásate por aquí, cuéntame lo que te pase por la cabeza y nunca, nunca pienses que no sabes de cine. Todos sabemos de cine. Porque es la materia de la que están hechos los sueños. Y todos hemos tenido un sueño alguna vez.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La materia de la que está hecha la vida, más que los sueños. Algunos me entenderán cuando digo que a veces lo que vives es el cine y lo demás es postizo. Que Eduardo Manostijeras, Jareth, el Rey de los Goblins, Los Goonies y el pequeño Guismo están esperando a la vuelta de la esquina. Que Vincent Vega espera en Meco a que paguen su fianza (o su resurrección). Que el conde de Almassy encontrará en alguna de tus vecinas su Bósforo particular. Que para descubrir en París a la que viste de azul o a la Satine del Moulin Rouge solo tienes que dedicar dos noches Montmatre. Que hay embozados a lo Gary Cooper en todas las ciudades del mundo, o ilusiones perdidas a lo James Stewart en cada Navidad. Tengo el convencimiento de que existe (en la ficticia Atlántida, en los subterráneos del Amazonas o en las profundidades de las Marianas) la Tierra Media y que con solo cerrar los ojos puedo volar a las ruinas del Cinema Paradiso, al anuncio de Schweeps de la Gran Vía huyendo de la bestia, al Círculo Polar, a las azoteas más altas de Manhattan, al asiento trasero de un taxista chiflado y recorrer el viaje a ninguna parte.
Y eso sería solo el comienzo.....

Juan Rodríguez Millán dijo...

Y sólo es el comienzo, Lady Stardust. Me encantará que sigas compartiendo con nosotros tus sueños cinematográficos. O tu vida... Espero verte por aquí de nuevo.

Margot dijo...

Tengo muchas cosas que agradecer a mi padre pero la más importante es haberme llevado al cine cuando casi ningún niño podía ir. Nos llevaba a mi hermana y a mi los domingos por la mañana. Veíamos todas las películas infantiles y después las comentaba con nosotras y nos hacia soñar. Mi padre decía que éramos sueños, yo no lo entendí hasta mucho más tarde. Después, de adolescentes, soliamos ir dos veces a la semana y aunque las películas estaban casi todas cortadas merecia la pena verlas porque seguiamos soñando.

Y de eso se trataba ¿verdad papá? de seguir soñando...

Juan Rodríguez Millán dijo...

De eso se trata, efectivamente. Que vivan los sueños para siempre.