martes, mayo 06, 2008

Coincidencias mortales

La muerte es uno de los elementos más cinematográficos que existen. Es difícil encontrar una película que no aborde el tema, aunque sea indirectamente. Lo que es más inusual es toparse en una misma semana, como me ha sucedido, con dos coincidencias cinematográficas relacionadas con la muerte. Pero no con la muerte en la pantalla grande, sino con la muerte en la vida real.


Atrapa a un ladrón es una película, según algunos expertos, considerada menor dentro de la filmografía de Alfred Hitchcock. ¡Benditas sean las películas menores si proporcionan un entretenimiento como éste! Cary Grant da vida a un ladrón de joyas retirado hace algunos años que se ve obligado a perseguir a un nuevo delincuente que copia sus métodos, y así demostrar que no tiene nada que ver con los robos. En su aventura por la costa francesa conoce a una joven millonaria, interpretada por Grace Kelly, la rubia hitchcockiana por excelencia y una de las mujeres más hermosas que jamás se haya podido ver en una pantalla de cine. La cinta es una magnífica mezcla de thirller y comedia romántica, con grandiosos diálogos y espléndidas interpretaciones.

Hitchcock, que nunca pudo soportar que Grace Kelly dejara el cine, fue, irónicamente, quien le enseñó el camino para hacerlo con esta película. Durante su rodaje conoció al Príncipe Rainiero de Mónaco, con el que acabó casándose. Pero Atrapa a un ladrón contiene una coincidencia mucho más macabra. Hay una escena en la que Grace Kelly conduce un coche a gran velocidad, con una confianza aplastante, para huir de la Policía que persigue al ladrón que interpreta Cary Grant, sentado a su lado. En esa misma carretera donde se rodó la escena, Grace Kelly encontró la muerte en un accidente de tráfico el 14 de septiembre de 1982. No están del todo claras las circunstancias en que sucedieron los hechos, pero parece que le dio un ataque al corazón y perdió el control de su coche.

La sorpresa es inmensa en el comienzo del cuarto capítulo de la segunda temporada de Luz de Luna, aquella serie con la que tantos crecimos en la que Bruce Willis y Cybill Shepherd daban vida a dos detectives que pasaban del amor al odio con una facilidad inmensa. ¡Orson Welles en Luz de Luna! ¿Qué hace un director tan atípico como él en una serie de televisión comercial como ésta? El caso es que encaja perfectamente en este episodio. Y la serie no es mala, no me malinterpretéis. Hoy las tramas se antojan algo simples y es bastante fácil averigurar la conclusión de cada episodio mucho antes de que se produzca, pero sigue teniendo un encanto irresistible ver a David Addison y Maddie Hayes resolviendo misterios más de 20 años después de haberlo visto por primera vez.

"Buenas noches. Soy Orson Welles" es lo primero que oímos en ese episodio. El genial y mítico director aparece en pantalla, con un inmenso puro en la mano, para presentar un episodio que se rodó en gran parte en blanco y negro, reivindicando el encanto de otros tiempos en los que el color sólo pertenecía a la vida real. ¿Qué tiene que ver eso con la muerte? Nada en realidad. Pero esas imágenes de Orson Welles son las últimas que se rodaron de Welles en vida. Welles murió el 10 de octubre de 1985, el mismo día en que falleció otro actor, Yul Bryner. El episodio se emitió apenas cinco días más tarde y, lógicamente, estaba dedicado a él. Pocas veces se graba a alguien sabiendo que serán sus últimas imágenes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta como comentas las pelis porque llenas el texto de curiosidades. Hace tiempo vi un capítulo de la serie de Hitchcock en el que un hombre tenía un accidente y quedaba en estado cataléptico. Era tremendo porque era consciente de todo lo que pasaba a su alrededor... iba a ser enterrado vivo¡¡¡ Al final se dieron cuenta de que no había muerto porque empezó a llorar. Me gustaría ver más cine de este tipo. Me estás animando. Un abrazo Juan¡

C.C.Buxter dijo...

Qué curioso, no tenía ni idea; muchos criticaron a Oson Welles por este tipo de cosas (sobre todo, por los anuncios de whisky que rodó para Japón), pero a mí no me parecen que le desacrediten como lo que fue: un auténtico genio.

Siempre tengo la duda de si he visto o no "Luz de luna", porque es una serie que conozco pero de la que no recuerdo nada, más allá de la trama detectivesca. De lo que sí estoy seguro es de haber crecido viendo al otro gran investigador privado, Remington Steel: grande Pierce Brosnan, grande.