miércoles, febrero 27, 2008

10 PELÍCULAS... nominadas al Oscar y no lo ganaron, por sorprendente que parezca

Han sido muchísimas las películas que han pasado a la historia del cine y no han ganado el Oscar. No es algo nuevo de este año, ni muchísimo menos, que una película que no suscita un respaldo mayoritario de la audiencia o de la crítica se alce con el mayor galardón de la Academia norteamericana. Muchas grandísimas películas ni siquiera llegaron a colarse entre las finalistas. Pero hay otras que, recibiendo la nominación a la mejor película, no lograron el premio. Podría haber incluido La bella y la bestia, Toro Salvaje, Un tranvía llamado deseo, Apocalypse now, La gata sobre el tejado de zinc, Dos hombres y un destino y otras muchas, pero estas son las diez elegidas que recibieron la nominación a la mejor película y vieron como otro título se llevaba la estatuilla.

CIUDADANO KANE (1941)

Una de las películas más famosas de la historia del cine y la más reconocida en los listados de mejores películas de todos los tiempos se quedaron a las puertas de la gloria en los Oscar. De las nueve nominaciones que había recibido (incluídas las de Orson Welles como director y actor), sólo se llevó una estatuilla, la del mejor guión original, que compartieron el propio Welles y Joseph L. Mankiewicz. La genialidad, la innovación cinematográfica y ese misterioso "Rosebud" se quedaron sin premio por culpa del ¡Qué verde era mi valle! de John Ford. ¿Justo? Imposible de decir, pero hoy la historia del cine no se entendería sin Ciudadano Kane.

E.T. EL EXTRATERRESTRE (1982)

Esta maravillosa fábula de Steven Spielberg marcó a toda una generación y sigue fascinando a todos los que la van descubriendo años después. No hay nadie que esté hoy rondando o superando los 30 años que no conozca aquello de "teléeeeefono... mi caaaaaaasa" o la inmortal melodía creada por John Williams. Una película mágica, única, un sueño hecho realidad con innumerables secuencias y planos inolvidables, un título imprescindible para entender la fantasía cinematográfica, la película más personal de ese genio que a tantos espectadores ha marcado, Steven Spielberg. Era la tercera vez que la Academia esquivaba el reconocimiento a este director. La ganadora de este año fue Ghandi, de Richard Attenborough.

EL GRAN DICTADOR (1940)
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Una de las películas más valientes de la historia del cine tuvo que venir de manos de un cómico irrepetible. Charles Chaplin decidió hacer una parodia de Adolf Hitler cuando mucha gente ni siquiera veía al dictador nazi como una amenaza real para el mundo. Hitler prohibió la película en todos los territorios ocupados, pero la curiosidad pudo con él y se sabe que la vio dos veces. Pero no quedó para la posteriodad su opinión sobre la película. Recibió cinco nominaciones y no logró ni un solo premio de la Academia, que no supo entender la trascendencia de un título único y necesario. La antológica secuencia en la que Hinkel, el dictador ficticio creado por Chaplin (en su primera película sonora), juega con una bola del mundo forma parte del ideario cinematográfico del siglo XX. Al menos aquel año hubo una gran ganadora del Oscar: Rebecca, de Alfred Hitchcock.
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LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (1977)
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El cine cambió para siempre cuando se estrenó la epopeya galáctica de George Lucas. Millones de personas han crecido bajo la influencia de la saga de Star Wars y muchos jóvenes cineastas de todo el mundo no tienen reparo alguno en afirmar que la eterna lucha entre el bien y el mal, entre Luke Skywalker y Darth Vader, entre los Jedi y los Sith, fueron una influencia decisiva en sus carreras. Historia pura del cine, una historia en apariencia sencilla pero tremendamente emocionante, tan entretenida como arriesgada en una época en la que toda la ciencia ficción que se hacía era catastrofista y nada optimista. Un soplo de aire fresco que se llevó por delante todos los récords habidos y por haber y creó un universo que todavía hoy fascina a casi todo el mundo. Annie Hall, de Woody Allen, fue la preferida de los académicos aquel año.
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PERDICIÓN (1944)
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El mejor y más importante título de cine negro de la historia del cine se quedó sin el Oscar a la mejor película por culpa de Siguiendo mi camino, de Leo McCarey. Sobra la comparación entre la influencia de una y otra. Perdición es una película fascinante por sus interpretaciones, por sus diálogos, por su puesta en escena, por su footografía... absolutamente por todo. Es la quintaesencia del cine negro y la escuela para tantos y tantos títulos que se hicieron en los años 40 y en adelante. La Academia se cebó con esta enorme película de Billy Wilder: siete nominaciones y ni un solo premio. Más de seis décadas después, éste debe quedar como una de las mayores injusticias de la historia de los Oscar.
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¡QUÉ BELLO ES VIVIR! (1946)
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El optimismo vital de Frank Capra llevado a sus extremos más hermosos. La película navideña por excelencia. Un relato hermoso, trágico y divertido que todavía hoy consigue emocionar a quien lo ve. ¿Cómo no comprender a este hombre, interpretado por un irrepetible James Stewart, que piensa que la vida sería mucho mejor si él no hubiera nacido? ¿Cómo no enternecerse con esa preciosa historia de amor? ¿Cómo no adorar a ese ángel que busca ganarse las alas salvando a un hombre que ha perdido la esperanza? Los mejores años de nuestra vida, de Billy Wilder, arrebató el premio a esta mágica historia que no se llevó ni un solo premio, pero que siempre tendrá un lugar en los corazones de todos los cinéfilos.
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ROBÍN DE LOS BOSQUES (1938)
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La mejor versión que nunca se ha hecho de la historia del forajido de los bosques de Sherwood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, que defendía el reinado de Ricardo Corazón de León mientras éste luchaba en las cruzadas. La película de aventuras por excelencia, con unos maravillosos Errol Flynn y Basil Rathbone, como Robin y Gyu de Gisbourne, con una preciosa Olivia de Havilland como Lady Marian. Aventura, amor, humor y una espléndida de música de Erich Wolfgang Kornlgold, para una inolvidable película que ganó tres Oscar (dirección artística, montaje y banda sonora) pero que se quedó sin el cuarto premio al que optaba: el de mejor película. Vive como quieras, de Frank Capra, fue la ganadora de aquel año.
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SALVAR AL SOLDADO RYAN (1998)
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Cuando Harrison Ford salió a leer el título de la película galardonada de ese año, todo el mundo esperaba que se lo diera al filme de su amigo Spielberg. Cuando leyó Shakespeare enamorado, a nadie le extrañó que se fuera del escenario ante ese inconcebible giro argumental de la Academia. Sólo los primeros veinte minutos, el asalto a las playas de Normandia, tienen más cine del que jamás podrá soñar una comedia menor como Shakespeare enamorado. La Academia volvía a golpear a Spielberg y le privaba de una noche de gloria a pesar de lograr su segundo Oscar como director y cinco estatuillas para su película. Una dirección ejemplar, un espléndido reparto encabezado por Tom Hanks, una ambientación sublime y un mejor guión de lo que mucha gente cree avalan esta historia.
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SOLO ANTE EL PELIGRO (1952)
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Uno de los mejores westerns de la historia, rodado casi a tiempo real para dar realismo a la angustia de un sheriff que se va a enfrentar en solitario a la banda de un hombre encarceló años antes y que vuelve clamando venganza. Un Gary Cooper formidable (que sí se llevó el premio al mejor actor) y una hermosísima Grace Kelly no son las únicas joyas que deja un elenco de actores sencillamente espectacular. Tal fue la conjunción de genialidades, que de ninguna escena hizo falta rodar más de tres planos. Y es toda una alegoría sobre la caza de brujas del senador McCarthy. Pero el Oscar a la mejor película se fue para El mayor espectáculo del mundo, de Cecil B. De Mille.
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TAXI DRIVER (1976)
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La maldición que sufría hasta el año pasado Martin Scorsese con la Academia tuvo uno de sus mayores episodios con su primera gran película, Taxi driver. Robert de Niro había compuesto el psicópata más recordado de la historia del cine. Scorsese había reflejado un Nueva York tan hermoso como decandente. La violencia y la valentía de la historia le han asegurado un lugar en la historia del cine. Pero Hollywood prefirió aquel año la historia de superación de Rocky. El sobrecogedor "¿Me estás hablando a mí?" de Travis frente al espejo, empuñando una pistola, bien valía el reconocimiento de la Academia.

lunes, febrero 25, 2008

Oscars descafeinados

Un poco en la línea de lo esperado, los Oscars fueron un poco descafeinados. Por la huelga de guionistas y por el cine que se premió. La ganadora fue No es país para viejos. No fue una gran ganadora. Sólo se llevó cuatro de los ocho premios a los que optaba, aunque, bien es verdad, se llevó los más grandes: película, director, guión adaptado y actor de reparto. Me dio un poco de pena ver a un grande como Martin Scorsese entregando el premio al mejor director a los hermanos Coen (que no parecía que hubieran ganado un Oscar, parecía que estaban de guasa en el escenario del Kodak Theatre...) por una película que, para mí, no está ni entre las cinco mejores que han hecho (prefiero El gran Lebowski, Fargo, Muerte entre las flores, Barton Fink o su gran olvidada para casi todo el mundo, El gran salto). En realidad no veo a los Coen como material de Oscar, pero...

El corto triunfo de No es país para viejos fue el desenlace de una noche que mantuvo la emoción hasta el final. Antes de concoerse el nombre del mejor director y el título de la mejor película, las cinco nominadas tenían ya algún premio, y eso abría muchísimo el abanico de posibilidades. El premio al mejor guión para Juno me hizo pensar que la Academia iba a dar el giro más insospechado, pero al final sucedió lo más previsible, dado que Expiación quedaba fuera por la ausencia de su director y Pozos de ambición ya estaba satisfecha con el premio al alma de la película, un Daniel Day Lewis comedido que, con un sencillo gesto, se arrodilló a los pies de la reina Helen Mirren para que le armara caballero con el Oscar.

Con decir que la segunda película más galardonada fue El ultimátum de Bourne (los tres premios a los que optaba), un título que no optaba a ninguna de las categorías grandes, queda claro que fue una ceremonia muy abierta... y en la que casi todos salieron contentos. Expiación es la que más se puede quejar, sólo un premio a la banda sonora, pero la exclusión de su director entre los nominados ya apuntaba a que no ganaría. Pozos de ambición, de ocho nominaciones, sólo se llevó dos pero el premio a Daniel Day Lewis pesa lo suyo. Juno tenía tres opciones de salir satisfecha, los grandes, el guión o la actriz. Y se llevó el guión. Y Michael Clayton, pese a ser probablemente la mejor de las cinco elegidas para mí, nunca llegó a contar realmente y logró, en cualquier caso, la consolicación de un merecido premio para Tilda Swinton (y eso que decían que no era la favorita).

Pocos momentos de auténtica alegría me deja el palmarés. Aplaudí a Brad Bird cuando recogió el Oscar a la mejor película de animación para Ratatouille o cuando Sweeney Todd logró el de mejor dirección artística. Me encantó que Dario Marianelli y su Expiación fuera el ganador a la mejor banda sonora, aunque eso significara que Alberto Iglesias se quedara sin premio. Y como en las actrices no tenía favoritas, fue muy bonito ver ganar a Marion Cotillard. Y digo que fue bonito porque su emoción pareció, de largo, la más sincera de la noche. Y no sólo cuando ella misma salió a recoger su premio a la mejor actriz (que fue cuando agradeció el premio "al amor y a la vida" y dijo que "es cierto que hay ángeles en esta ciudad"). También se le escapó una lágrima de emoción cuando su película, La vida en rosa, se llevó el premio al mejor maquillaje. Eso es alegría y no la que mostraron los Coen.

La gala fue más o menos rápida (tres horas y cuarto) más por la huelga de guionistas y el poco tiempo que ha habido para preprararla que por ser una decisión deliberada. Dio un aspecto de gala de baja presupuesto pero incluso para eso hay clases y Hollywood siempre sabe cómo montar un buen espectáculo, que entretiene a pesar de la duración y de las horas a las que lo vemos en España. A mí me capturó desde el principio con un gran vídeo, montado a partir de imágenes recortadas de películas, en el que se pudo ver a personajes de títulos conocidísimos paseándose por las proximidades del Kodak Theatre (memorable el momento en el que Darth Vader y Espartaco cruzan sus espadas...). Por fortuna, no hubo que lamentar accidentes... Y es que Colin Farrell advirtió que el suelo estaba resbaladizo y John Travolta estuvo a punto de comprobarlo de primera mano...

Jon Stewart, presentador de la gala, tuvo por más protagonismo, seguramente por el poco tiempo para preparar la gala, y estuvo ágil. Se metió en los habituales charcos políticos, con un marcado toque demócrata, y dejó un par de chistes muy buenos. "Cuando se ve a una mujer o a un negro de presidente un meteorito está a punto de destrozar la estatua de la libertad", dijo a modo de respaldo a Hillary y Obama, entre las risas del auditorio. Fue genial el momento en el que habló de las embarazadas que había entre el auditorio . "La noche es joven y... bueno... Jack está ahí", dijo en alusión a Jack Nicholson, omnipresente todos los años en la primera fila y tan entretenido como siempre. Y fue muy divertido verle hacer gags con las nuevas tecnologías, viendo Lawrence de Arabia en su móvil o juegando a la Wii en un regreso de publicidad (¿cuánto habrá pagado Nintendo por esa publicidad...?).

No soy un experto en moda, pero en años anteriores sí me he quejado de la falta de clase que destilan las actrices modernas. No es que este año fuera excesivamente negativo en este aspecto, pero sí es verdad que la mujer más elegante y guapa de este año, como el pasado, fue Helen Mirren. Tiene más de 60 años. Toda una lección a la tiranía de la imagen y de la juventud, todo un palo a esa pléyade de veinteañeras que piensan que con enseñar escote lo tienen todo solucionado. También vi tremendamente elegante a Laura Linney (con 44 años), y entre las más jóvenes me gustó Jessica Alba (una de las embarazadas) y Amy Adams, la protagonista de Encantada. Lo que no entiendo es esa manía de algunas actrices de llevar vestidos tan ajustados que seguro que les impide hasta respirar. A Jennifer Garner le debía pasar algo así.

Y un detalle más, éste de la retransmisión de Canal +, que me dejó un poco indignado. No me voy a meter en la cantidad de veces que Angels Barceló dijo "no he visto esa película", que ya duele tratándose de los Oscar, porque entiendo que no es su trabajo habitual y que para eso estaba Jaume Figueras. Pero no entendí el enorme menosprecio que hicieron ambos a las canciones de Encantada, compuestas por Alan Menken, un tipo que tiene en su estantería ocho Oscars y ha sido nominado en otras diez ocasiones. Lo más amable que dijeron de sus tres canciones nominadas es que eran "ñoñas". Yo entiendo que tuvieran como favoritos a los irlandeses que se llevaron el premio (por cierto, ahí se vio el detalle de la noche: como la ganadora no pudo agradecer el premio después de que sí lo hiciera su compañero, el presentador le dejó que volviera a salir después del corte para la publicidad), y de hecho su canción me gustó mucho. Pero no entiendo el menosprecio a un profesional como Menken. Fue toda una sorpresa negativa.

¿Un triunfo del cine español...?

Hablar de cine es hablar siempre desde un prisma subjetivo. Es un arte, y como tal no llega a todas las personas de la misma forma. Cuando escribo, es obvio que me dejo llevar por mi pensamiento y por mis sentimientos. Lo que intento es que nadie pueda decir que no soy coherente. Y, por eso, no me voy a sumar al carro de Javier Bardem ahora que se ha convertido en el primer actor español que ha conseguido ganar un Oscar en una categoría de interpretación. No voy a dejar que me arrastre la corriente de elogios. Quien me lee y quien me escucha hablar de cine sabe que a mí Bardem no me gusta, ni como personaje ni como actor, y seguramente quien sí tenga a Bardem en buena estima no gustara de leer lo que me sale decir ahora. Por descontado, eso no resta un ápice de carácter histórico al premio.
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La primera duda que me asalta es por qué todo el mundo tiende a considerar que el Oscar a Javier Bardem es un éxito del cine español. Bardem es un actor de una película norteamericana rodada en inglés. Español es, desde luego. Pero éxito patrio es para Francia que Marion Cotillard ganara el Oscar a la actriz de reparto por una película francesa y en francés. Éxito del cine español habría sido que Penélope Cruz (que tampoco me cae especialmente bien ni me gusta como actriz) lo ganara el año pasado por Volver, una película española y en español. Eso sí, esto no. Y vuelvo a insistir: eso no le quita valor al hecho de que es el primer actor español que gana una estatuilla dorada. Pero es lo que es.
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El fervor patrio ha llevado a aplaudir el premio, el agradecimiento y todo lo que tenga que ver con Bardem. Y yo admito que no me gustó nada de nada su discurso en el Kodak Theatre. No me parece de recibo ponerse a dar las gracias en español ante un auditorio de 6.500 personas que, en su mayoría, no sabrían español. Ni hacerlo delante de millones de telespectadores que tampoco conocen el idioma. Es escamotear parte de la ceremonia a la gente que la está viendo y no sabe español. Hay que saber dónde se está, y una cosa es decir un "gracias" o alguna palabra en castellano y otra muy distinta hacer medio discurso en un idioma que los presentes no entienden. Premios ganaron italianos y franceses, algunos de los cuales demostraron un inglés mucho más pobre que el de Bardem, pero a nadie se le ocurrió ponerse a hablar en su lengua materna. En España somos como somos y por eso lo aplaudimos, pero no me gustó el detalle.
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Y aquí sí que pido ayuda para subsanar mi desconcierto. ¿Tenía alguna explicación que yo desconozca la reivindicación de los cómicos? Por supuesto que entiendo el agradecimiento a su familia, una larga saga de personas dedicadas al mundo del espectáculo y del cine, pero lo de los cómicos no lo entendí bien... Una de las mayores ovaciones que se escucharon en la gala fue cuando se recordó el momento en el que Charles Chaplin recogía su Oscar honorífico. Tom Hanks, uno de los tipos más respetados en Hollywood, era un cómico. En España estamos llenos de cómicos (en cine y en televisión) que, aunque estén exentos de calidad, triunfan y son imitados por la calle. No entendí la reivindicación de los cómicos, de verdad. ¿Alguien puede aportar luz...?
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Y otra cosa que no entiendo, también muy propia del carácter español. Antes de los Oscar había malestar en algunos medios de comunicación por lo esquivo que se mostraba Bardem con la prensa española en los meses previos. Dio una rueda de prensa antes de los Oscar y después de la ceremonia citó a los periodistas españoles en un hotel para dar sus primeras impresiones (buen gesto éste, por cierto). "Luego no diréis que no os trato bien", les dijo a estos periodistas. Da igual. Casi sin excepción, la prensa recibió el premio como si de un Mundial para la selección se tratase. La vena hooligan se apodera de nosotros hasta en algo tan personal como el cine. Y nos olvidamos de que Bardem ni siquiera acudió a la gala de los Goya, estando en Madrid y teniendo entre los nominados un documental que produjo.
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Nunca tuve dudas de que Bardem iba a ganar el Oscar después de todos los premios que ya le habían dado. Pero verle sentado en primera fila junto a Jack Nicholson lo confirmó. El Oscar iba a ser suyo. Ya lo tiene. Enhorabuena. Pero, dado que a mí no me gusta como actor ni me entusiasma lo más mínimo la película por la que ha ganado, tengo que decir, tan alto y claro como puedo, que no me ha hecho ni pizca de ilusión...

domingo, febrero 24, 2008

Mi opinión políticamente incorrecta de 'No es país para viejos'

Suele haber cineastas que casi nadie se atreve a criticar (y no estoy hablando de los espectadores, claro, que de todo hay en el mundo). Directores que, aunque sus trabajos sean fracasos comerciales, parecen bendecidos por el fervor de la crítica y de los premios. Y si encima proceden de eso que se viene en llamar cine independiente, el elogio está asegurado hagan lo que hagan. Los hermanos Coen forman parte de ese grupo, desde que allá por 1984 hicieran Sangre fácil. A mí los Coen me parecían interesantes en sus inicios, pero desde 1998 (ya ha llovido toda una década aunque no lo parezca), desde El gran Lebowski, los veo sumidos en un letargo creativo impresionante (O Brother no me gustó demasiado, Ladykillers es una remake sencillamente horrible de la espléndida El quinteto de la muerte; no voy a perder el tiempo con Crueldad intolerable y sólo me falta por ver El hombre que nunca estuvo allí). La crítica parecía que les había abandonado, pero ha vuelto con más fuerza que nunca con No es país para viejos.

Y a mí no me queda más remedio que decir, por muy políticamente incorrecto que sea en el mundo de la crítica y ante el aluvión de premios cosechados, que No es país para viejos me parece una película del montón, aburridilla y exenta de talento en buena parte del metraje. Además, poco a poco, extiendo esa opinión a casi todo el cine de los Coen. Algo queda de los Coen de los inicios, pero no demasiado. Salí del cine con la sensación de que había visto una película algo intrascendente, realmente lenta (un ritmo innecesario y a veces incluso pretendidamente pedante), con un particular uso del tiempo que escamotea al espectador el enfrentamiento final entre perseguidor y perseguido, la escena más esperada y a la que, en realidad, conduce la historia (sí, un recurso narrativo como cualquier otro, pero incomprensible cuando la película ha alcanzado por fin el ritmo que requería).

Ese ritmo tan lento, a veces tan desesperantemente pausado (y que sin duda parece buscado; no es un error, es un planteamiento de los Coen), desemboca en un desarrollo predecible. Se pierde hasta el elemento de la sorpresa porque, cuando se entra en la lógica de la película, no queda más remedio que concluir que cada plano que se utiliza, cada elemento que aparece en la pantalla, está ahí puesto para explicarnos lo que no va a aparecer en la pantalla, para darnos las obvias respuestas a las preguntas que deja sin respuesta clara. Y así, cuando en apariencia se liquida el asunto principal que los Coen nos cuentan durante algo más de hora y media de película (disculpadme lo críptico de este texto, pero no quiero revelar nada de la trama), se da paso a un larguísimo epílogo que no parece siquiera pertenecer al mismo filme, especialmente por el fondo.

Sobra decir a estas alturas que esta es la película por la que Javier Bardem ha cosechado elogios sin fin y numerosos premios (cuando muchos leáis esto, es bastante probable que Bardem ya haya ganado también el Oscar al mejor actor secundario). Y confieso que no salgo de mi asombro. Bardem no está mal en la película, no es eso, a pesar de que es un actor que normalmente no me dice nada. Pero para hacer de psicópata violento... pone cara de psicópata violento. Es el camino más fácil para hacer el papel (no sólo es responsabilidad suya, sino también de los Coen). No me parece una actuación tan escalofriante como había leído. Tan acostumbrados estamos en el cine a ver psicópatas de lujo que el de Bardem no me asusta. Me aterroriza el Robert Mitchum de La noche del cazador o el Robert De Niro de Taxi Driver. Pero no el Bardem de No es país para viejos.

Y con tanto elogio a Bardem se han ocultado otros trabajos más meritorios que el del actor español. Tommy Lee Jones está tan espléndido como de costumbre (está nominado al Oscar por En el valle de Elah, pero también lo podría haber estado por ésta). Woody Harrelson crea un interesante asesino a sueldo que, por desgracia, no aparece demasiado en pantalla. Pero el mejor, en todo caso, es Josh Brolin. Después de verle en American Gangster, donde realiza un impresionante retrato de un policía corrupto, dije que era un actor a seguir. Y No es país para viejos me ratifica en esa impresión. Está espléndido. Ya estoy deseando verle como George W. Bush en la biografía que está preparando Oliver Stone de este nefasto presidente norteamericano.

Pero a pesar del buen trabajo general de los actores y de una lograda ambientación, No es país para viejos se me queda en un decepcionante ejercicio de estilo. De ritmo irregular, de historia anecdótica (y que se deja de lado en muchos momentos de la película; ¿un McGuffin de esos que tanto le gustaban a Hitchcock? A mí me parece más una falta de interés real por el fondo), de resolución fría y algo pedante. Como viene de un original literario, falta una lectura del mismo para comprobar la verdadera valía del trabajo de los Coen. Pero como película a mí no me ha entusiamado lo más mínimo. Y, como otras películas de los Coen, incluso algunas de las buenas, caerá en el olvido. Porque no soy capaz de acordarme de escenas de películas de estos singulares directores que sí me gustaron en su momento, como Fargo o Muerte entre las flores. Y eso, en el fondo, no puede ser bueno.

viernes, febrero 22, 2008

Unos Oscar sin las mejores películas

Lo confieso. Este año tengo poco interés por los Oscar (a pesar de ello, me levantaré a verlos la madrugada del domingo para escribir aquí el lunes sobre la ceremonia y los ganadores, no faltaba más...). Y no tengo demasiado interés porque las mejores películas de 2007 no están entre las nominadas. Eso deja una ceremonia descafeinada, en la que pocos de los ganadores principales conseguirán levantarme de alegría del asiento. Y es que para mí son nada menos que cuatro las películas no ya olvidadas, sino despreciadas por la Academia, que tendrían un hueco sin dudarlo entre mis cinco mejores de 2007.

Sweeney Todd es una joya visual y cinematográfica, que da cien vueltas a otros musicales modernos que sí obtuvieron ese reconocimiento en forma de nominaciones. American gangster es un relato magnífico de mafiosos, rodado con pulso y energía, con actuaciones inolvidables y un apartado técnico sobresaliente. Zodiac es una extraordinaria reinvención del género policíaco, una película llamada a marcar época a pesar de haber caído en el olvido de los premios por su temprano estreno en 2007. Y Ratatouille es una maravillosa historia, relatada con una exquisitez que emociona, con un retrato de personajes envidiable y una magia única. Las tres merecían un hueco en el olimpo de los Oscar. Y la Academia las ha dejado de lado. Allá ellos. Yo, desde luego, recordaré estas películas mucho más que cualquiera de las ganadoras.

Dicho esto, y a falta de ver Pozos de ambición, estas son mis impresiones. Es difícil saber qué película va a ganar y lo más probable es que los premios estén muy repartidos al final de la noche, aunque con la Academia es realmente complicado hacer pronósticos... Juno parece la película más descartable de las cinco nominadas. Y aunque es simpática y a mí me divirtió mucho, es desconcertante encontrarla entre las cinco nominadas más allá del gusto políticamente correcto de incluir algún título medianamente independiente. Y entre el resto... mis preferencias pasan por el envoltorio de Expiación y el fondo de Michael Clayton. El dominio cinematográfico de Joe Wright en la primera o el tema comprometido con unas portensosas actuaciones de la segunda. No soy capaz de elegir, aunque la ausencia de Whright entre los nominados al mejor director para relegar a su película a los premios menores.

Después de ver No es país para viejos (que todavía no he podido comentar en el blog porque se me acumulan los temas y esta previa de los Oscar tenía prioridad...), me confieso asombrado del fervor por este trabajo de los hermanos Cohen, con quienes, por cierto, la Academia no tiene deudas pendientes (les dio la estatuilla por el guión de Fargo e incluso recibieron otra nominación por el de O brother). Claro que, en realidad, no hay deudas que compensar este año con ninguno de los nominados, y más después de subsanar el año pasado el olvido histórico a Martin Scorsese. Quizá los Pozos de ambición de Paul Thomas Anderson, una historia épica, larga y muy americana, del gusto de la Academia, sea la que al final se lleve la gloria. Parece que será un duelo reñido entre ésta y No es país para viejos.

En el apartado interpretativo, ¡qué difícil es elegir este año! A falta de ver a un Daniel Day-Lewis que según todo el mundo está inmenso, lo cierto es que el mismo adjetivo se puede aplicar a George Clooney (quizá al que menos), Johnny Depp, Tommy Lee Jones y Viggo Mortensen. Por cariño y afinidad con Tim Burton, quizá me alegre más la idea de que gane el Sweeney Todd de Depp, pero cualquiera me daría una alegría. Entre los secundarios, tiemblo ante la posibilidad de que la sencilla interpretación de Javier Bardem (poner cara de psicópata para hacer de psicópata no deja ser del camino fácil) gane el premio, aunque por desgracia tiene muchas papeletas después del aluvión de premios ya logrado. De los nominados, sólo he visto a Tom Wilkinson en Michael Clayton, y sólo él ya le da cien vueltas al español.

Como Hollywood tiene muy pocos papeles interesantes para las actrices, la mayoría de las nominadas no forman parte del grupo de películas que optan al principal galardón de la noche y se refugian en películas más modestas y desconocidas. Por ese y otros motivos, no he podido ver a la gran mayoría de las escogidas este año. Cate Blanchett tiene muchas papeletas para ganar (nominada en las categorías de actriz principal y secundaria), pero mi preferencia va para esa maravillosa adolescente embarazada de Ellen Page en Juno y para la ejecutiva sin escrúpulos aparentes pero muchas dudas que compone con una perfección sublime Tilda Swinton en Michael Clayton.

Del resto, y quitando las ganas que tengo de que Sweeney Todd gane los escasos tres premios a los que opta y de que Ratatouille logre el premio al mejor guión original (lo veo imposible), sólo hay dos categorías que sigo con enorme interés. Por un lado, la mejor película de animación. Entiendo la trascendencia de Persépolis, pero que no gane Rataouille el Oscar a la mejor película de animación me parecería criminal. Y respecto a la banda sonora original, a diferencia de otros años (y sin haber escuchado todavía el trabajo de Marco Beltrami para 3:10 to Yuma), me gustan todos los nominados. Y lo siento por el donostiarra Alberto Iglesias y sus Cometas en el cielo, pero mis preferencias van para la Expiación de Dario Marianelli.

No aconsejo a nadie que se guíe de mis predicciones (admito que poco claras este año) para ganar dinero, porque casi todos los años me equivoco en la mayoría de premios...

jueves, febrero 21, 2008

'Sweeney Todd', una maravilla más de Tim Burton

No hay muchos directores que se hayan ganado que siempre pague una entrada de cine para ver sus películas, hagan lo que hagan. Tim Burton es uno de ellos. A lo largo de los años, este realizador ha ido creando un universo de fantasía único, brillante, excepcional. Me gusta su visión de Batman, me emociona su acercamiento al mito de la bella y la bestia a través de un muchacho con tijeras en lugar de manos, me gusta el toque siniestro de su animación, me siento muy identificado con su amor por el cine, incluso a través de la vida del peor director de la historia, me maravilla su forma de contar fábulas de cualquier tipo.

Y llega ahora Sweeney Todd. Un musical. ¿Puede Tim Burton hacer un musical, por mucho que sea una historia macabra como la de este barbero diabólico? Claro que puede. Es Tim Burton y es uno de esos pocos directores que disfruta tanto con lo que hace que siempre ofrece algo interesante. Y a veces que lo que ofrece es tan interesante que se acerca a la perfección absoluta. Sweeney Todd es una de esas ocasiones, y con ella nos regala unas cuantas escenas memorables, algún que otro personaje irrepetible, dos horas de puro cine personal. Se acerca a la perfección, digo, porque no acaba de ser redonda, pero no le falta mucho. Es lo que tiene, por un lado, ser un genio y, por otro, estar atado a un material espléndido, en este caso un musical de éxito.

Sweeney Todd es la adaptación al cine, como decía, de un exitoso y sangriento musical. En el Londres del siglo XIX, un barbero que es feliz con su preciosa mujer y su pequeña niña. Pero un poderoso juez sin escrúpulos se encapricha de esa mujer y hace apresar al barbero. Éste permanece preso quince años, pero logra escapar y regresa a Londres dispuesto a clamar venganza. La historia está repleta de canciones (lo cual hace absurdo que se hayan doblado los escasos diálogos que hay sin música, incluso frases entre las propias canciones; una absurdez más de este sistema que tenemos en España), que nadie espere un respiro musical porque no lo hay. Y eso que se han suprimido algunas canciones del musical para adaptar un montaje que dura tres horas a una película casi redonda de 120 minutos.

Tim Burton ofrece pura magia desplegada en un Londres lóbrego, oscuro y decadente. Ofrece humor negro. Ofrece unas dosis de romanticismo que para sí quisieran películas que presumen de ello. Ofrece números musicales inolvidables, un montaje precioso. Y ofrece un plano final de esos que ponen la piel de gallina. Casi todo en la película funciona a la perfección y visualmente es un espectáculo que muchos realizadores pueden ofrecer en el cine actual. El imprescindible apartado musical se complementa deliciosamente con una cuidadísima fotografía, con una dirección artística envolvente y con unas actuaciones absolutamente de lujo. Y aquí hay que detenerse en algunos nombres.

Sobra decir que el alma de la película es Johnny Depp. Estoy convencido de que su Sweeney Todd es el mejor personaje que ha creado nunca. Contenido cuando debe serlo, desatado y algo histriónico cuando corresponde. Cantando sus propias canciones. Y dejando magia pura en muchos momentos. Y aunque todo el mundo se haya deshecho en elogios hacia Depp (algo, por otra parte, habitual con este actor), no desmerece en absoluto Helena Bonham-Carter (pareja sentimental de Tim Burton, por cierto), que realiza una actuación portentosa, tan divertida como emocionante. Y podríamos seguir, porque Alan Rickman es un espléndido villano de la función y Sacha Baron Cohen firma una gran actuación de barbero italiano. Con lo difícil que es conseguir una buena actuación de un niño, y Burton también la ofrece con Edward Sanders.

¿Qué falla en Sweeney Todd? Un pequeño detalle de guión. A ratos, a Tim Burton parece sobrarle la historia de amor, más allá de su necesario papel de motor de la venganza de Todd. Esto se ve especialmente al final. No es un final precipitado, pero sí prescinde de los dos jóvenes enamorados en la medida de lo posible. Porque, en el fondo, esta tiene que ser la historia de Sweeny Todd. Pero a Tim Burton se le puede perdonar ese pequeño detalle después de dejarnos dos horas gloriosas, con un vigor tremendo (quien siga diciendo que el musical ha muerto, que vea esta película...), muy sangrientas (el color de la sangre le da un toque de irrealidad, pero hay mucha, mucha, sangre...) y, sobre todo, muy emocionante y entretenida. Un lujo.

Aunque mucha gente prefiere Ed Wood o Big Fish, incluso quizá ahora haya quien prefiera Sweeney Todd de entre su formidable filmografía, yo me sigo quedando con Eduardo Manostijeras. Pero Sweeney Todd es de lo mejor que se ha podido ver en el cine en mucho tiempo. ¡Que viva muchos años Tim Burton y nos siga ofreciendo esos maravillosos pedazos de su portentosa imaginación!

miércoles, febrero 20, 2008

'Jumper' y 'Monstruoso', dos fiascos de ciencia ficción

Me encanta la ciencia ficción. Cada vez que llega una película de este género las espero con expectación, esperando ver cosas nuevas, historias emocionantes de otros mundos, de personajes extraordinarios, de situaciones inverosímiles pero apasionantes. Suelo ser menos exigente con una película de ciencia ficción que con un título de cualquier otro género. Eso no es del todo positivo, pero me ha dado tantas horas de diversión que le perdono muchas cosas al género. Abundan, además, las grandes ideas que no terminan en grandes películas, de esas que piensan "qué peliculón se podría haber hecho" pero no lo has visto.

A pesar de todo, la ciencia ficción me deja de vez en cuando películas que realmente no merecen la pena. Y acabo de juntar dos: Jumper y Monstruoso.

Jumper me llamó la atención hace tiempo. Me gustó la idea de un tipo que pudiera teletransportarse a donde quisiera con sólo tener una referencia visual. Pensé que tenía muchísimas posibilidades cinematográficas. El trailer no era malo del todo. Y el reparto, interesante: Hayden Christensen, Samuel L. Jackson (dos Jedi que se juntaban de nuevo, aunque ésta vez el primero es el héroe y el segundo el villano), Jamie Bell, Diane Lane, Michael Rooker... Pero la verdad es que la película deja una sensación de vacío casi absoluto. Sí, entretenidilla, pero nada más. No hay mucho que rascar.

La película cumple muchos tópicos del cine moderno. Por supuesto, no puede faltar la habitual niña más o menos mona que ejerza de novia del protagonista. Por supuesto, no puede faltar el final abierto que dé pie a una trilogía (¿por qué no se puede hacer una saga de dos o de cuatro partes? ¿por qué todo tiene que ser una trilogía?). Por supuesto, se trata de una película cortita que en realidad camufla lo que podría haber sido una buena introducción de una historia más completa (si acaso, la historia interesante que tiene Jumper está en el epílogo). Por supuesto, adolece de un climax realmente fascinante y la pelea final se queda en algo de andar por casa. Por supuesto, no pasará a la historia por mucha secuela que se estrene.

Y no es que sea una mala película, tampoco es eso, pero es una pena que se desperdicie buen material. De hecho, el rodaje se retrasó porque a última hora se decidió que los protagonistas, en lugar de ser adolescentes, debían ser jóvenes. La tiranía de la imagen, una vez más. O quizá el aburrimiento de ver a un niño/chaval/adolescente salvado siempre el mundo, eso que ya hemos visto tantas veces. Al final salí del cine lamentando lo inane de la hora y media que acababa de ver, de la que sólo disfrute realmente de la música de John Powell, pegadiza y muy adecuada a la cinta, y de la cara de mala leche de Samuel L. Jackson (que, también hay que decirlo, ya la ha lucido en pantalla con mucha asiduidad). Prescindible.

El segundo fiasco (en el sentido de que no me ha gustado, no de que me haya decepcionado; sabía lo que era de sobra antes de verlo) es Monstruoso. Precedida de una enorme y exitosa campaña de marketing en Internet (que en realidad casi se ha quedado en Estados Unidos, porque en España todavía nadie se ha sumado de verdad al carro de Internet para casi nada) y asociada al nombre de J. J. Abrams, el creador de series como Alias o Perdidos, es una película difícil de evaluar. Rodada cámara digital en mano, como si fuera un documento de los protagonistas, una técnica ya vista hace muchos años en La leyenda de la Bruja de Blair y, mucho más recientemente, en REC. Nada nuevo por ese lado, aunque sí 75 minutos de imagen mareante y de bajísima calidad. ¿Que es lo que se buscaba? Estupendo. ¿Que es mareante? Por descontado.
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La historia que cuenta tampoco es nueva. Un monstruo gigante ataca y destroza Nueva York (lo mejor de la película es que Estados Unidos vuelve a recuperar el humor para este tipo de películas y abandona la psicosis del 11-S). Dice Abrams que la idea se le ocurrió viendo en Japón una tienda llena de muñequitos de Godzilla. Vale. Al monstruo de Monstruoso no le vemos hasta que no han pasado 20 minutos de película (en la mejor escena de la película, que, dicho sea de paso, es la que aparece en el trailer...). Y luego tampoco le vemos mucho más que en tres o cuatro planos más o menos borrosos y confusos. Muy poco para ser una película de monstruo, ¿no? El bicho en cuestión está bien hecho, sí, pero al final sabe a muy poco y para saber exactamente cómo es la gente está recurriendo en Internet... a la foto del juguete que se va a comercializar. Cuando más se le ve es al final es una escena... cómo decirlo sin revelar nada... que es vergonzosamente inverosímil...
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En lugar de seguir las andanzas del monstruo, lo que seguimos es a un grupo de jóvenes, que comienzan la noche en la fiesta de despedida de uno de ellos, que se marcha a trabajar a Japón (qué guiño tan fácil a Godzilla...) y de los remordimientos que le entran por no haber sido capaz de mantener en su vida a la chica de sus sueños, que se presenta en la fiesta con un ligue. Absolutamente prescindible todo esto, la verdad. El resto de la película está plagado de gritos, expresiones grandilocuentes, "¡¡¡dios míos!!!" a mansalva... y poco más. Hay quien piensa que Monstruoso puede marcar época. A mí sólo me pareció un ratito de entretenimiento previsible y de baja calidad técnica. Pero, ya se sabe, sobre cine cada uno tiene su propia opinión...

viernes, febrero 15, 2008

'Juno', una película simpática y entretenida, algo sobrevalorada

Juno es de esas películas ante las que uno no sabe muy bien cómo reaccionar antes de ponerse a verla. Por un lado, piensas que va a ser una película sencilla, amable, simpática, para pasar un rato muy entretenido y posiblemente poco más. Por otro, resulta que es la película semi-independiente (luego explico ésto) que ha caído en gracia entre los críticos, algunos de las cuales la llegan a considerar la mejor película del año, lo que unido al bombardeo de nominaciones y premios hace de ella uno de esos títulos imprescindibles de la temporada. Abstraido por completo de lo que dicen unos y otros, el veredicto es claro: ni una cosa ni la otra, pero creo que se acerca más a lo primero que a lo segundo.
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Lo esencial de Juno es Ellen Page, una joven actriz de 21 años que borda su papel con una sencillez y una naturalidad espectaculares. Sin ella, es probable que esta película hubiera caído en el olvido. Ellen Page mejora el guión que tiene entre manos, da una vida inusitada a cada secuencia en la que participa y hace creíbles diálogos que autoasumen demasiado que deben ser graciosos e hilarantes y no siempre están a la altura. No es nada fácil llevar el peso de una película que ofrece un punto de vista tan original, el de una adolescente que se queda embarazada y decide tener el niño y darlo en adopción a una pareja que ha puesto un anuncio en una revista. Embarazos no deseados se han visto unos cuantos en el cine, pero nunca desde el punto de vista de una madre tan joven y desde una óptica tan desenfadada. Porque Ellen Page, Juno, es el motor de la historia, lo demás queda en un segundo plano.
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Esa misma concepción, siendo original y positiva, acaba por mermar otras bazas de la película. El guión engaña, es bastante menos ocurrente de lo que parece, pero los actores dan vida a muchas de las situaciones. Pero algunos quedan arrinconados. J. K. Simmons, padre de la joven Juno, realiza un papel extraordinario... pero desaprovechado, lo mismo que le sucede al futuro padre adoptivo del bebé de Juno (Jason Bateman) en la parte final de la película. Al recorrer nueve meses de la vida de los protagonistas, la película pasa por encima de muchas situaciones que podrían haber dado mucho juego y deja algo desdibujados a muchos personajes, en especial los de los padres de la joven (padre y madrastra). También deja en el aire muchas relaciones entre personajes, como la que mantiene Juno con el padre de la criatura (un divertido Michael Cera).
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Pero lo cierto es que la película consigue su objetivo: la sonrisa del espectador durante casi todo el metraje y, sobre todo, al final. Y como eso no es tan habitual, hay que agradecerlo y aplaudirlo como se merece. A pesar de tratar un tema polémico, no pretende ser una película moralizante, no es un discurso aleccionador, sino una historia humana. Y por eso cae simpática de principio a fin. Tiene cuatro nominaciones al Oscar (mejor película, mejor director, mejor guión y mejor actriz protagonista), pero lo cierto es que sólo apostaría por ella para que Ellen Page se llevara una merecida estatuilla por su retrato de Juno (Page fue derrotada en los Globos de Oro por Julie Christie, también nominada a los premios de la Academia).
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La comparación de Juno con Pequeña Miss Sunshine se ha establecido de inmediato. Y es verdad que es la película sencilla del año, por recaudación (costó 2,5 millones y hace algunas semanas llevaba en taquilla, sólo en Estados Unidos, unos 75) y por valoración del público (8,3 sobre 10 en IMDB) Pero se corre el riesgo de calificar a Juno como lo que no es. Y no es una película independiente en el sentido estricto de la palabra. No lo es porque viene de un pequeño estudio (Fox Searchlight), sí, pero filial de uno de los grandes (20th Century Fox). Y seguramente la Fox habrá tenido mucho que ver en la campaña de promoción que le ha proporcionado esas cuatro nominaciones a los Oscar o las tres a los Globos de Oro.
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No lo es tampoco por sus actores. Porque no son grandes estrellas, pero a ninguno se le caen los anillos por formar parte de superproducciones al igual que de películas más pequeñas como ésta. Y por citar una pequeña curiosidad, en Juno se dan cita Elektra (Jennifer Garner, en Daredevil y Elektra), Kitty Pryde (la propia Ellen Page, en X-Men. La decisión final) y J. J. Jameson (J. K. Simmons, en las tres entregas de Spider-Man), tres personajes de adaptaciones cinematográficas de cómic. ¿Eso es bueno o es malo? Ni bueno ni malo, simplemente demuestra las conexiones entre el cine de los grandes estudios y el cine independiente, que ambos pueden gustar a todo tipo de públicos por mucho que se intente trazar, con demasiada frecuencia, una frontera entre los espectadores que ven uno y otro cine.
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Probablemente estemos ante la película sobrevalorada del año, por los motivos que sean, pero que se pasa un buen rato con esta simpática historia es algo que queda fuera de toda duda. Yo, a pesar de todo, la he disfrutado. Mucho.

jueves, febrero 14, 2008

Primer trailer de 'Indy 4'... no tengo palabras

Después de ver un rápido repaso a las tres primeras películas, vemos el sombrero. Su sombrero. En el suelo. Y ÉL alarga una mano, lo coge y se lo pone. Vemos sólo la sombra. Y sabemos inmediatamente que es él, que es Indiana Jones. El de siempre. Uno de los más grandes iconos de la historia del cine. Uno de los pocos personajes a los que podemos reconocer sólo por su silueta. O por la maravillosa y evocadora marcha que el maestro John Williams compuso para él, y que suena mientras le vemos recoger su sombrero y durante el siguiente minuto.

Ya tenemos trailer de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. El primero. No muestra mucho de la película, alguna pequeña pincelada que, si se sabe ver, dice por dónde va a ir la película. Y todavía sin calavera de cristal a la vista. Pero yo me he quedado sin palabras. Es él. Es Indy. Casi 20 años después de la última vez que le vimos. Pero es él, en plena forma, con el mismo humor de siempre, con el látigo, con el sarcasmo, con todo. Es Indy. ¿Cómo puede ser mala esta película si es Indy...? Y si es Spielberg quien dirige, el último genio de la aventura y la fantasía, ¿cómo va a salir más este glorioso regreso a la gran pantalla...?

Dice el contador que hay en la web de Yahoo (que distribuye el trailer en exclusiva) que me quedan 97 días, 14 horas, dos minutos y siete segundos para que llegue el estreno. Y la espera se me hace eterna...

miércoles, febrero 13, 2008

'Star Wars' vuelve a los cines

Y cuando parecía que Star Wars nunca más iba a volver a los cines, que su futuro pasaba por la televisión, va George Lucas y vuelve a sorprendernos... Se sabía que estaba preparando dos series, una de animación por ordenador, a la que corresponden las imágenes de este post, y otra de acción real. La primera está previsto que llegue a la pequeña pantalla en otoño y para la segunda habrá que esperar bastante más. Pues ahora resulta que la primera la veremos en verano... ¡¡¡en el cine!!! El 15 de agosto se podrá ver en pantalla grande (en Estados Unidos; las fechas internacionales del estreno aún no se conocen) el episodio piloto, algo más de tres años después del estreno de La venganza de los Sith, la que se suponía iba a ser última aportación cinematográfica de la saga.

Como la serie está centrada en las Guerras Clon (entre los episodios cinematográficos II y III), veremos a los personajes más conocidos de la saga: Anakin Skywalker, Obi-Wan Kenobi, C-3PO y R2-D2, Padme, Yoda, el General Grievous, el Conde Dooku o Darth Sidious. Pero también a otros menos populares, como Asajj Ventress. Poco se ha podido ver de la serie, pero en la web oficial de Star Wars hay colgado un trailer que es sencillamente impresionante (http://www.starwars.com/video/view/000478.html), que promete muchísima acción y que ya pone los dientes muy, pero que muy largos... La espera hasta agosto (si es que tenemos la suerte de que llegue a los cines españoles, cruzaremos los dedos) se va a hacer eterna...

Sobre las Guerras Clon ya se hizo una serie de dibujos animados, extraordinaria por cierto, a cargo de Gendy Tartakowsky. Está editada en DVD y es de visión obligada para todo fan de la saga... y casi también para quien no lo sea. Animación espléndia, una historia maravillosa y un prodigioso dominio de la narración hacen que este producto destaque sobre la mayoría de las series modernas de animación y sea un perecto completo a la saga cinematográfica de Lucas. La segunda temporada, además, narra el preludio de lo que se vio en el Episodio III. La venganza de los Sith. Veremos si esta nueva serie mejora lo ya visto, pero hay que reconocer que tiene un aspecto espléndido y que las Guerras Clon es el periodo de la cronología de Star Wars que más posiblidades ofrece en muchos aspectos.

lunes, febrero 11, 2008

Adiós a Roy Scheider, el jefe de policía Brody de 'Tiburón'

Hay personajes que se quedab grabados para siempre en la memoria gracias a películas que nunca se pueden olvidar. Tiburón, de Steven Spielberg, es una de esas películas. El jefe de policía Martin Brody, interpretado por Roy Scheider, es uno de esos personajes. Roy Scheider murió ayer domingo a los 75 años después de dos años recibiendo tratamiento por un mieloma múltiple. Pero siempre nos quedarán sus personajes.
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A Scheider le conocí por Tiburón, y después le vi en la secuela del exitazo de Spielberg, muy inferior al extraordinario filme original, por descontado. Luego le descubrí como el compañero del glorioso Popeye Doyle de Gene Hackman en French Connection. También le recuerdo en el formidable papel protagonista de Empieza el espectáculo, aquella particular autobiografía musical de Bob Fosse.
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Pero vuelvo a Tiburón. Muchas veces me salen frases de películas en la vida cotidiana. A Roy Scheider le debo una. "Vamos a necesitar un barco más grande", dice cuando ve el tamaño del escualo que intentan capturar en la película. Mucha gente utiliza esa frase para explicar que tenemos un problema serio entre manos. La gente normalmente no me la entiende cuando la digo y hay muchas veces que, por eso, me limitó a pensarla en silencio. Pero otras muchas veces me sale. Y me acuerdo de Roy Scheider.
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Descanse en paz.

jueves, febrero 07, 2008

Brillante y emocionante 'Expiación'


¡Qué gozada disfrutar con una película de la que uno no espera demasiado, sorprenderse en el cine con un título que ofrece algunos de los mejores momentos del año, descubrir todavía hoy formas de narrar! Eso es lo que me ha pasado con Expiación. Lo admito. Tenía ciertas reservas por el tipo de historia que es y que en el cine me suele parecer preciosista pero aburrida. Quizá el referente más claro sea El paciente inglés, que me provocó precisamente eso, cierto aburrimiento sin desmerecer sus logros visuales. Pero la sorpresa con Expiación ha sido grata, muy grata, por bastantes motivos. En la historia no me voy a meter demasiado para no correr el riesgo de desvelar aspectos fundamentales de la película, pero aún así hay muchas cosas que se pueden comentar de esta historia de amor apasionado que transcurre en la Inglaterra de los años 30 y 40, en el seno de una familia adinerada.

La primera mitad de la película es sencillamente brillante. Joe Wright, director que debutó con Orgullo y prejuicio, demuestra un espectacular dominio de la cámara, del tiempo cinematográfico, de la elipsis, del montaje y de la narración. Es impresionante ver cómo hace encajar una doble narración de los mismos hechos, desde dos puntos de vista tan diversos como imprescindibles para entender las motivaciones de la historia. Se respirá la tensión, la pasión y hasta el drama en cada una de las secuencias. Algunas parecen triviales, pero poco a poco el espectador va descubriendo que cada detalle cuenta, sobre todo los más pequeños. Muy impresionante para un director casi novel y un escándalo que su nombre no sea uno de los cinco nominados al Oscar, a pesar de las siete candidaturas de su película.

El segundo acto tiene un bajón de ritmo y de interés bastante severo. Pero es breve. Porque de repente, sin avisar, casi sin darnos cuenta, nos deja una joya como hace mucho tiempo que no se veía, un plano secuencia maravilloso, sobrecogedor, brillante e inolvidable. De esos que hacen que un escalofrío te recorra la espalda ante tanta belleza. Describirlo con palabras sería indecente. Es para verlo y recordarlo para siempre. El tercer acto recupera el pulso narrativo con mucha fuerza y la película desemboca en un final maravilloso y precioso, coronado con un epílogo sencillamente precioso. Y así uno sale de la sala pensando que ha visto una película brillante y emocionante, algo no tan frecuente como pueda parecer.

El reparto es británico en su totalidad y eso hace que muchas de las caras no sean excesivamente conocidas. Sí es perfectamente reconocible una Keira Knightley que, pese a todo lo bueno que se diga y escriba sobre ella, sigue sin decirme gran cosa. En conjunto, los actores están correctos, como suele suceder con un reparto británico, pero no inolvidables. Salí de la película pensando que nadie desprende el carisma de Clark Gable o Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó, de Humphrey Bogart o Ingrid Bergman en Casablanca. Esa es la fuerza que al final le falta a la película. Clase, lo que se dice clase, no hay en Expiación hasta el final, cuando Vanessa Redgrave hace una pequeña pero imprescindible aparición en la película.

Y hay un detalle más absolutamente imprescindible en Expiación: la música de Dario Marianelli. Absolutamente perfecta. Desde el juguetón comienzo con una máquina de escribir como instrumento hasta las notas más trágicas. Una absoluta obra maestra musical, integrada en la película y a su servicio con una perfección que hacía tiempo que no veía. Descubrí a Marianelli en V de Vendetta. Después he escuchado sus trabajos en Orgullo y prejuicio, Los hermanos Grimm y La extraña que hay en ti, pero no he visto esas películas, así que el juicio no puede ser completo. Y me apunto el nombre de Marianelli para el futuro. Nominado al Oscar por esta película, tengo la sensación de que Alberto Iglesias no va a tener muchas opciones ante esta espectacular partitura.

Antes de ir a verla, no pensaba yo que recomendaría Expiación con tanto entusiasmo, no... Pero es una de las películas imprescindibles del año. Sin duda.

martes, febrero 05, 2008

10 PELÍCULAS... que le encantan a todo el mundo y yo no aguanto

Inauguro sección. Dentro de 10 películas incluiré grupos de títulos según muy diferentes criterios. A veces serán películas para recordar y otras para olvidar (acepto sugerencias...). Y para empezar con fuerza recurro a este segundo grupo. Todos tenemos alguna película célebre que no somos capaces de ver, que pensamos que nos están tomando el pelo cuando la estamos viendo a pesar del fervor popular y crítico que concitan. Hay quien odia Lo que el viento se llevó o Casablanca. Hay quien no soporta La guerra de las galaxias (¿en serio...?). Las mías son bastante modernas, e incluyo su valoración en www.imdb.com, realizado por los usuarios, y los premios más importantes que ganó. Estas son mis diez películas que le encantan a todo el mundo y yo no aguanto. No creo que coincida con muchos de vosotros, ¿verdad...? ¿Y cuáles son las vuestras?


AMELIE
Puntuación IMDB: 8,6
Nominada a cinco Oscar, incluyendo los de mejor película extranjera y mejor guión original.
Nominada al Globo de Oro a la mejor película extranjera.
Ganadora de cuatro premios César, incluyendo los de mejor película y mejor director.

Sí, una historia muy bonita, un guión interesante, pero una realización que me colocó al borde del abandono en demasiados momento del visionado, que me hizo mirar el reloj una cantidad de veces exagerada. Al final pude acabar de verla, pero no me generó ningún tipo de entusiasmo. Nada que ver con lo que cuenta, sino con cómo lo cuenta. Puede que esté influenciado por el hecho de que el director, Jean Pierre Jeunet, sea el tipo que destrozó la saga de Alien con su Resurrección, pero el caso es que la película no me dice absolutamente nada. Y eso que, por lo que cuenta, tenía muchas papeletas para enamorarme.


BABEL
Puntuación IMDB: 7,7
Nominada a siete Oscar, ganó el de mejor banda sonora original.
Globo de Oro a la mejor película dramática, nominada en otras seis categorías.
Ganó el premio al mejor director y el premio del jurado en el Festival de Cannes.

Una sensación, en el fondo, similar a la de Amelie. Una historia que debiera llegar y que no me llega en absoluto, ni siquiera en los momentos más dramáticos, quizá sólo en alguno de la parte de México, pero poco más. La historia de la adolescente japonesa, además de unida al resto por un absurdo e inverosímil giro de guión, sobra por completo en esta película. Y sigo sin creerme a Brad Pitt. El montaje es indiferente, las historias no están hiladas por ningún motivo concreto, ninguna de las historias aguantaría por sí sola una película y deja una sensación de que ya hemos visto algo parecido en demasiadas ocasiones. ¿Y se ha dado cuenta alguien que en esta película todo el mundo acaba mal salvo los norteamericanos...?

BROKEBACK MOUNTAIN
Puntuación IMDB: 7,8
Ganadora de tres Oscar, incluyendo mejor director y mejor guión. Tuvo cinco nominaciones más.
Ganó cuatro Globos de Oro, incluyendo los de mejor película dramática, mejor director y mejor guión.

Esta es una de esas películas que, cuando acaba, uno no sabe muy bien de qué van. Y eso no puede ser bueno. Da la sensación de que lo único que interesaba era que dos vaqueros se reveleran como gays. Y punto. Porque la película no da más de sí a pesar de cubrir varias décadas de la vida de dos personas. Es lenta como ella sola, no tiene ritmo de ningún tipo y el guión es aburrido, muy aburrido. Sí, los actores están muy bien, pero eso no basta para salvar la película. Los enormes y largos silencios de la primera escena de la película evidencian que ésta tiene muy poquito que decir. Polémica al margen, por supuesto, porque a veces esto es más que suficiente para vender una película.


CRASH
Puntuación IMDB: 8,1
Ganadora de tres Oscar, incluyendo los de mejor película y mejor guión. Tres nominaciones más.
Nominada a dos Globos de Oro.

Cada día parece más fácil hacer una película coral que pase como una obra trascendente y profunda. Crash quiere tocar muchos temas, pero en realidad no tiene la valentía necesaria para profundizar en alguno de ellos, lo que le convierte en un proyecto bastante más fácil de hacer de lo que parece. La apariencia tapa un contenido vacío, una historia a medio hacer, unos personajes sin desarrollar, pensados para impactar en una escena muy puntual más que por su desarrollo. A mí no me dejó ninguna huella a pesar de que toca temas muy actuales en una sociedad moderna como el racismo, la corrupción policial o la violencia. En el valle de Elah confirma que Paul Haggis dirige filmes inanes.

LOS LUNES AL SOL
Puntuación IMDB: 7,7
Ganadora de cinco de los ocho Goyas a los que aspiraba, incluyendo los de mejor película, mejor director y mejor actor (Javier Bardem).
Concha de Oro del Festival de San Sebastián.

Una de esas muchas películas españolas que se presentan como obras maestras indiscutibles e indiscutidas y que en realidad no dicen mucho. El supuesto retrato progresista de unos parados es en realidad una crónica social bastante peligrosa, porque supone una exaltación del vago y una condena de todo aquel que desea reciclarse en el complejo mundo laboral. Yo, desde luego, jamás contrataría para mi empresa a personas como la que interpreta Bardem, un actor que, por cierto, no consigue despertar en mí emoción alguna. Bueno, sí, la de que he desperdiciado dos horas de mi vida en ver esta película.

PIRATAS DEL CARIBE
Puntuación IMDB: 8,0
Nominada a cinco Oscar, incluyendo al de mejor actor (Johnny Depp, también nominado al Globo de Oro).

Con la cantidad de películas de fantasía, acción y aventura que merecen la pena y tiene que triunfar una saga que no tiene absolutamente nada de original ni de entretenido... Admito que sólo he visto la primera parte y con eso tuve suficiente. Personajes planos con actores más planos todavía, a excepción de un Johnny Depp que se lo pasa bomba y que, sin mucho esfuerzo, consigue llamar la atención de los críticos. Qué lástima para un actor que ha hecho tantos y tantos papeles interesantes. Un título infantiloide que en los años 80 hubiera caído en el más justo de los olvidos o, como mucho, hubiera suscitado el cariño que siente un fan por la serie B. En el siglo XXI es una auténtica moda. Y nada más. De cine, nada.

PULP FICTION
Puntuación IMDB: 8,9
Oscar y Globo de Oro al mejor guión original,
Nominada a otros seis Oscar y otros cinco Globos de Oro, incluyendo en ambos los de mejor película y mejor director.
Palma de Oro del Festival de Cannes para Quentin Tarantino.

Para mí, la quintaesencia de las películas sobrevaloradas. No acabo de ver la genialidad de esta historia de asesinos a sueldo y drogadictos de clase alta. No entiendo por qué es una genialidad un guión repleto de situaciones absurdas. Años después de haberla visto, no consigo recordar ni una sola escena de la película, más allá del baile de John Travolta y Uma Thurman, que probablemente no venía a cuento pero que había que meter para hacer resurgir al héroe de Grease. Entiendo a quien no fue capaz de soportar toda esta película, que algún que otro caso conozco. Por el contenido y por la película en sí.

TITANIC
Puntuación IMDB: 7,1
Ganadora de 11 Oscar, la mayor cifra de la historia, y cuatro Globos de Oro, incluyendo en ambos los premios de mejor película y mejor director.

¿La crítica ensalzando a James Cameron? No podía creerlo antes de ir a ver la película, a la que fui con toda la ilusión del mundo y tras muchos años admirando la leyenda del Titanic. Después de ver la película, me creía los elogios aún menos, pero por el asombro que me provocaba lo que había visto. Le sobra más de media hora de metraje para dejar una película simplemente correcta. El guión es malo y repetitivo. Lo de los actores, una broma de mal gusto, aunque Leonardi di Caprio, después de unas cuantas con Scorsese, va a prendiendo. La aplaudida música de James Horner es un refrito de diez o doce partituras anteriores suyas. Si no saliera el Titanic, recreado de forma preciosa, esta película no me diría nada en absoluto.

TODO SOBRE MI MADRE
Puntuación IMDB: 7,8
Ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor película extranjera.
Se llevó siete de los 14 Goyas a los que aspiraba, incluyendo los de mejor película y mejor director.
Quizá sea la película con la que más timado me he sentido nunca. Nunca me ha llegado el particular universo de Almodóvar, pero aquí menos que nunca, y no sólo porque sus mundos sean totalmente ajenos al mío, sino por que sus personajes no me generan la más mínima empatía, me da igual lo que me están contando en todo momento. Y así es imposible disfrutar una película, mucho menos creértela o quererla. La cámara no dice nada, simplemente se queda quieta a contemplar cómo los personajes pasan por delante de ella y salen del plano sin importancia alguna. La supuesta genialidad del manchego para mí no pasa de ser una anecdótica singularidad que no me suscita ningún interés.
UNA HISTORIA VERDADERA
Puntuación IMDB: 8,0
Nominada al Oscar y al Globo de Oro al mejor actor (Richard Farnsworth).

David Lynch, que tampoco suele entusiasmarme con sus habituales paranoias (al margen de esa maravilla que es El hombre elefante), se alejó de sus mundos de locura para rodar, como decía el título, una historia verdadera, auténtica. Pero lo que le quedó fue una película aburrida. Ver a un tipo conduciendo un tractor por medio Estados Unidos para ver a su hermano enfermo puede ser una preciosa historia humana en la vida real, pero en el cine sólo puede provocar una película soporífera. Ningún actor del mundo podría levantar algo así, por mucho que Richard Farnsworth consechara cientos de elogios, nominaciones y premios.